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Primera categoría del grupo B. La inteligencia y el sentimiento tienen la misma capacidad. Los seres que forman "los verdaderos creyentes" y el principio mortífero y el capitalismo  144. Primera categoría del grupo B. Esta categoría y las dos siguientes pueden calificarse de idénticas a las categorías del grupo A, pero mostrándose con un nivel de conciencia menos avanzado. Al igual que la conciencia de los seres de la primera categoría del grupo A estaba formada por una combinación de inteligencia y sentimiento con la misma capacidad, éste es también el caso de la conciencia de los seres de la primera categoría del grupo B, pero estos dos factores de la conciencia tienen en estos últimos una naturaleza un poco más primitiva que en el grupo A, simultáneamente estos seres están totalmente sujetos a la sugestión divina y, por lo tanto, aparecen como fieles o verdaderos creyentes. Constituyen, por consiguiente, los más nobles y más avanzados seres del grupo B. Y en tanto en cuanto su orientación espiritual lo permite, tratan de desarrollar un cierto grado de amor al prójimo y se muestran en un grado correspondiente como ciudadanos buenos y útiles. Formando parte de esta categoría, hay a veces seres que comienzan a ser comprensivos y tolerantes para con otras sectas religiosas y, además, tampoco provocan indignación con inoportunos sermones religiosos a tiempo y a destiempo. Son tranquilos y mesurados. Y como, al igual que los demás seres del grupo B, todavía no son demasiado degenerados, aquí encontramos matrimonios extremadamente buenos. Como el conocimiento y las concepciones religiosas de los individuos del grupo B, de hecho, no chocan con la consumición de carne y el consiguiente desencadenamiento del principio mortífero en forma de pesca, caza y matanza en los mataderos, y su rechazo de la guerra y el capitalismo no es llevado a cabo de una manera consecuente, sin tener conciencia de ello están desencadenando la parte sombría de su conciencia que, a pesar de su vida religiosa, todavía los mantiene atados a la oscuridad del paganismo. De este modo, debido a su dependencia todavía considerablemente grande del principio mortífero, no pueden penetrar en una atmósfera de conciencia tan clara y limpia que les permita ver el verdadero resultado de la vida y al Dios eterno como un hecho real, sino que, por lo tanto, son remitidos a sólo poder experimentar el reflejo de estas altas realidades que son accesibles por los sentimientos a través de la sugestión divina y la sabiduría de otros seres.


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