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La sugestión divina como expresión de que "todo es muy bueno". Una inteligencia creciente y sus consecuencias. Las sectas religiosas, "los creyentes" y "los convertidos"  143. El hecho de que no todos los seres humanos terrenos sean guiados por la sugestión divina se debe, por lo tanto, a la evolución de su inteligencia. Hay que comprender que el individuo en las primeras zonas de su existencia como hombre terreno sólo tiene una inteligencia muy primitiva o latente y, debido a esto, constituye más bien un ser emotivo que un ser inteligente. Con la ayuda de la inteligencia no puede, por consiguiente, analizar ni comprender demasiadas cosas, y a todas las realidades que ve, pero que no puede explicar ni comprender, les atribuye rápidamente orígenes "sobrenaturales", tales como divinidades, espíritus y demonios, transformándose las primeras en sus ideales. Y el individuo es dirigido espiritualmente, a través de las primeras zonas de la existencia como hombre terreno, hasta los estadios en que su inteligencia comienza a estar en condiciones de ser receptiva a la acción ejercida sobre ella, no por medio de las propias fuerzas o conocimiento, sino por medio de la sugestión, es decir, por medio del hecho de que sus sentimientos reciben una serie de impresiones, lo cual se manifiesta, a su vez, en "la fe". Esta sugestión, que en realidad puede ser comparada con un brazo divino que lleva al pequeño y todavía dependiente y desamparado individuo con seguridad a través de la oscuridad hasta el estado en que éste comienza a poder ver por sí mismo, comienza a poderse mover con sus propias fuerzas y, así, no es abandonado a sí mismo antes de que estas facultades estén totalmente desarrolladas, se muestra, con sus sacramentos, su bautismo y las demás ceremonias religiosas inspiradoras y suscitadoras de paz y armonía y adaptadas al nivel evolutivo en cuestión, como una fuerza divina de amor, como una nueva afirmación fundamental de las palabras eternas "Todo es muy bueno".
      Pero paulatinamente, a medida que los individuos avanzan en su evolución, una incipiente inteligencia comienza a desarrollarse, comienza a hacer notar su efecto. En virtud de ella comienzan a adquirir la facultad de analizar la existencia. Y, en el mismo grado en que desarrollan esta facultad, se hacen cada vez más insensibles a la sugestión o fe y, en cambio, se hacen cada vez más receptivos para el conocimiento, desean cada vez más poder caminar por medio de sus propias fuerzas, por medio de sus propias experiencias y vivencias y, debido a esto, pasan a pertenecer al grupo A. Todos los seres del grupo B se encuentran, en cambio, en un estado de conciencia en el que, desde el punto de vista espiritual, sólo pueden ser guiados por la sugestión divina. Estos seres son todos aquellos individuos cuyo sentimiento e inteligencia no están tan desarrollados que el viejo concepto general sobre la existencia se les presente como anticuado o ingenuo, por lo que todos sin excepción o son partidarios de este concepto o pueden llegar a serlo. Todos los seres que han llegado a ser sus partidarios representan una amplia escala de diversos estadios religiosos que, a su vez, se manifiestan en las correspondientes "sectas religiosas". Por medio de estas sectas conocemos las distintas maneras, más o menos desarrolladas, que estos seres tienen de comprender el viejo concepto general o impulso mundial, ya que cada secta, a través de sus propias doctrinas manifiesta su relación particular con dicho concepto o su modo de comprenderlo. Todos los seres del grupo B, que pertenecen a una u otra secta, forman parte de los llamados "creyentes" o "convertidos" .
      Como estos seres, tal como ya hemos dicho, no tienen por lo tanto especial necesidad del presente libro, sino que reciben alimento espiritual o religioso suficiente del viejo impulso mundial, no vamos a clasificar al grupo B en subcategorías, sino que vamos simplemente a mencionar las características de cada una de las tres categorías que lo forman.


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