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Grupo B. Los seres que son o pueden ser fieles seguidores del viejo impulso mundial. Una diferencia esencial en la actitud religiosa de los dos grandes grupos. "La sugestión divina". "La fe". "La fe" como desencadenante de fuerzas espirituales y de "conversión". La diferencia entre el grupo A y el grupo B. La diferencia entre el viejo y el nuevo impulso mundial. Los seres con una destacada inteligencia pero que en el campo religioso todavía están sometidos a la sugestión divina  140. Grupo B. Con la quinta subcategoría de la tercera categoría hemos tratado la parte de la humanidad que es más o menos insensible a la inspiración religiosa y a la fuerza del viejo impulso mundial, o cuya conciencia está combinada de tal manera que los viejos conceptos religiosos, dogmas o ideas le resultan más o menos ingenuos. Todos los individuos de esta parte de la humanidad sólo podrán, por consiguiente, ser estimulados por el nuevo impulso mundial, para el cual serán cada vez más receptivos. Este impulso será, por consiguiente, para ellos el único camino hacia la luz, hacia "la conversión". Con respecto al grupo B, este grupo está, en cambio formado por una serie de seres que todavía no se han liberado del viejo impulso mundial, y son sus fieles seguidores o pueden llegar a serlo. Por consiguiente, este impulso es para estos seres el único camino hacia la luz y "la conversión".
      Hemos visto que en el grupo A había seres primitivos encarnados directamente de la región del hombre primitivo y que habían sobrepasado el viejo impulso mundial. En el grupo B veremos, al contrario, que hay seres muy altamente desarrollados que pueden tener títulos de doctor y de catedrático sin haber sobrepasado dicho impulso, seres que incluso, a veces, pueden ser partidarios fanáticos de los viejos conceptos que, por consiguiente, son para ellos dogmas inalterables. Lo que diferencia fundamentalmente la conciencia de los individuos de estos dos grupos es su actitud religiosa. Y en principio esta diferencia es, en realidad, la misma que la diferencia entre la manera de alimentarse un recién nacido y un individuo más desarrollado. Del mismo modo que el recién nacido no puede comer ni digerir alimentos sólidos, sino que debe alimentarse de alimentos líquidos o leche, el hombre terreno tampoco puede, en sus primeras zonas evolutivas en las que se transforma de animal en hombre, absorber alimento religioso de las experiencias y los acontecimientos materiales y rudos de cada día, sino que, en cierto modo, tiene que alimentarse de alimento religioso "líquido". Este alimento "líquido" ha recibido aquí, en "Livets Bog" el nombre de "sugestión divina". Como la sugestión es una idea que no se le transmite al individuo por medio de la inteligencia, sino exclusivamente por el sentimiento, y que a su vez, como consecuencia de ello, adquiere rasgos de veracidad y poder sobre la mente de este individuo sin tener ningún fundamento de tipo material ni intelectual, el alimento religioso "líquido" o sugestión divina se transforma así en una idea religiosa transmitida al individuo de esta manera, y que, por su parte, sin apoyarse ni basarse en la inteligencia y sin ser consciente para el individuo lo domina totalmente. Como un dominio de este tipo es lo mismo que "fe", todos los individuos, cuyo estado religioso hace que aparezcan con el nombre de "creyentes", son seres cuya religiosidad todavía se mantiene en virtud de la sugestión divina. "Creer" ciegamente en algo que no está demostrado intelectualmente es lo mismo que estar sugestionado. Y los seres "creyentes" son todos, sin ninguna excepción, individuos que todavía no son capaces de recibir inspiración ni comprensión religiosa por sí mismos a través de los acontecimientos materiales cotidianos y que, al contrario, satisfacen su necesidad religiosa por medio de "la fe". La fe se muestra, pues, como una orientación de la conciencia que hace que el individuo se abra al flujo de energías psíquicas o espirituales. Como la conciencia en sí es energía, y la energía no puede transformarse si no es a base de otra energía, estas energías espirituales mencionadas aparecen, por consiguiente, aquí como hechos reales, ya que poco a poco transforman totalmente la conciencia del individuo en cuestión. Cuando un individuo se encuentra bajo la sugestión divina, es decir, se le comunica una inquebrantable fe pasajera en algo como ideal religioso, comienza inmediatamente a fluir hacia este ideal la correspondiente fuerza espiritual o cósmica a través de la conciencia del individuo. Esta fuerza será, pues, de un grado espiritual más o menos relevante según el nivel que dicho ideal represente. Las fuerzas espirituales que fluyen de este modo a través del hombre primitivo no están, por consiguiente, a la misma altura que las que fluyen a través del hombre civilizado más desarrollado, ya que la fe de este último va dirigida a un ideal cuya naturaleza es superior al objeto al que se dirige la fe del hombre primitivo. Cuando estas fuerzas espirituales afluyen a la conciencia del individuo, se manifiestan en una alegría que a veces culmina en éxtasis, y así mismo en inspiración o deseo renovado de aspirar al ideal en el que se basa su fe. Cuando la conciencia de un individuo sufre una transformación repentina de este tipo, esta transformación equivale a lo que ordinariamente llamamos "conversión". "La fe" es, pues, el único camino por medio del cual el ser todavía primitivo desde el punto de vista cósmico puede satisfacer su necesidad de alimento religioso. Este es el único camino por medio del que se le puede suministrar la fuerza o energía cósmica necesaria para su posterior evolución. El hecho de creer en un ideal religioso será para un individuo de este tipo una condición espiritual vital. Pero como el creer no está supeditado a la voluntad, debido a lo cual es imposible imponerle a un ser una creencia con fuerza física, ésta se le debe comunicar al ser por otros medios. Cuanto menos inteligente sea el ser, más fácil le será creer. Pero cuanto más fácil le sea creer, más abierto y receptivo estará a las energías espirituales sin un fundamento de tipo intelectual. Así recibirá las energías religiosas o espirituales más en forma de impulsos o incitamientos psíquicos que en forma de verdaderos análisis, mientras que con el hombre terreno más avanzado sucede lo contrario. Cuanto más evolucionado está este hombre, más imposible le es creer sin fundamentos de tipo intelectual o racional. Debido a esto, a medida que su evolución avanza, sólo puede recibir alimento religioso o fuerza cósmica por medio de verdaderos análisis, experiencias y vivencias, lo cual, a su vez, es sinónimo de verdadero "conocimiento". Y con esto hemos visto la diferencia entre el grupo A y el grupo B. El grupo A está formado por seres cuya conciencia o creciente inteligencia ya no puede armonizar de un modo satisfactorio con el viejo impulso mundial, mientras que el grupo B, al contrario, consta de seres que todavía no tienen la inteligencia suficiente para comenzar a comprender los grandes y verdaderamente análisis cósmicos de la vida, y, por lo tanto, sólo pueden ser conducidos a la luz por medio de la sugestión divina o fe.
      El viejo impulso mundial, que, por consiguiente, es el único camino de estos seres hacia la luz, es, debido a ello, de una naturaleza tal que guía a los seres más por medio de la fe que del conocimiento y, por esto, está en una situación de contraste con respecto al nuevo impulso mundial que guiará a los seres más por medio del conocimiento que de la fe.
      En cuanto al grupo B, la vida intelectiva o de la inteligencia de este grupo no es, pues, de una naturaleza tan relevante que impulse a ninguno de sus seres a buscar satisfacción fuera del marco del viejo impulso mundial. Es cierto que en este grupo también hay representantes de la inteligencia en forma de doctores y catedráticos, pero estos seres no han obtenido sus grados o títulos en campos de la inteligencia de un género tal que hayan hecho que dejen de lado su fe. Y su inteligencia en el campo religioso todavía no está lo suficientemente desarrollada, por lo cual siguen estando sometidos al poder dirigente de la sugestión divina.


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