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Cuarta subcategoría. Los climas de pensamientos y los seres del mundo de los negocios. La publicidad como fuente de "trampas" y "engaños" económicos. El mundo de los negocios como algo que se destruye a sí mismo. Los seres que sienten su existencia amenazada por el nuevo impulso mundial y su oposición infundada  138. Cuarta subcategoría. En la humanidad terrena también encontramos un tipo de seres para quienes el comercio o los negocios se han convertido en especialidad, se han convertido en el interés de su vida. Es cierto que a todos los otros seres humanos terrenos también se les puede considerar, en mayor o menor grado, como comerciantes, dado que el mantenimiento de toda su vida o existencia, tal como ya hemos dicho, es en realidad, una mercancía; pero para estos seres no constituye el interés de su vida, sino que aparece más o menos como un hecho que, en virtud de las circunstancias, les ha sido impuesto, es más o menos "un mal necesario". Para el hombre pobre cuyo contacto con el principio de los negocios se limita principalmente a vender su mano de obra para existir a cambio de un pago más o menos por debajo del valor de su trabajo, el principio de los negocios no es su especialidad favorita. Para el hombre terreno con una relevante evolución espiritual tampoco es nada especialmente favorito, dado que la refinada y evolucionada vida de la conciencia de este ser entra en colisión con los toscos climas de pensamientos en los que se basa el mundo de los negocios del hombre terreno, y bajo los cuales pueden manifestarse "los robos enmascarados" de que hemos hablado con anterioridad. Pero esto no impide que, sin embargo, muchos seres humanos evolucionados, debido a la lucha por la existencia, todavía se vean obligados a moverse en las primitivas zonas de conciencia de este mundo, todavía tengan que encargarse de negocios más o menos destacados o tengan que desempeñar cargos más o menos relevantes en empresas importantes. Pero todos estos seres tienen en común el hecho de que su empleo es, en mayor o menor grado, un mal del que buscan alejarse cada momento que tienen libre para ir a zonas de pensamientos superiores y más puras, y en ellas descansar en una atmósfera que está más en contacto con su alto sentimiento moral y su elevado modo de ver la vida que el clima de pensamientos apegado a la tierra y egoísta en el que deben moverse en su trabajo. Y, por consiguiente, no es de estos seres de quienes debemos tratar, ya que, de hecho, forman en mayor o menor grado parte de las otras subcategorías y categorías. La cuarta subcategoría de seres está formada, al contrario, por quienes el mundo de los negocios constituye su verdadero elemento. Esto quiere decir, a su vez, seres cuyas calificaciones y capas de conciencia concuerdan, en todos los campos, con la combinación de climas de pensamientos imperfectos o primitivos de los que está formado el mundo de los negocios humano terreno. Como estos climas de pensamientos están formados principalmente por un egoísmo, una codicia, una sed de poder, una falta de consideración, una avaricia, una hipocresía y una ambición que lo dominan todo, se puede comprender que un ser que retoza en una zona compuesta por estas energías tiene que tener una conciencia formada de manera correspondiente . Esto quiere decir, por su parte, que tiene que haber seres cuya vida afectiva es tan primitiva que todavía sólo pueden principalmente manifestarse con tales climas de pensamientos. Pero una vida en la zona de conciencia formada por tales climas de pensamientos tiene, necesariamente, que desarrollar la inteligencia, y vemos también que estos seres poseen una inteligencia muy relevante codo a codo con su primitiva vida afectiva. Como este desarrollo forzado de la inteligencia hace tiempo que los ha hecho alejarse de los viejos conceptos o concepciones religiosas, y su vida afectiva todavía es demasiado primitiva para recibir una religiosidad superior, su sentimiento en el campo religioso dormita o está fuera de funcionamiento. Pero estos seres, en cambio, se han entrenado hasta llegar a un punto genial en el desplegamiento de hipocresía o amabilidad fingida que, a su vez, culmina en su publicidad. Ésta es, en realidad, de una naturaleza tan falsa y engañosa que para los clientes, es, a veces, sinónimo de las trampas y los engaños económicos más rebuscados.
      Como la vida cotidiana del hombre terreno, debido a esto, sólo puede transcurrir en realidad como unas idas y venidas entre estas trampas y engaños, y la adquisición de los artículos de necesidad vital le obliga una y otra vez a caer en ellos, experimentando de este modo el mundo comercial a base de la publicidad en forma de egoísmo disfrazado de altruismo, de "la brutalidad" camuflada en forma de "humanitarismo", crece su antipatía hacia el carácter y la naturaleza de este mundo. Y como en su análisis la antipatía es destructiva, esto significa que el actual mundo de los negocios está destruyéndose a sí mismo en el mismo grado que crea antipatía y, así, contribuye a hacer necesaria la creación de una administración mundial y una autoridad de carácter internacional.
      Como los seres de la cuarta subcategoría sólo se interesan por los asuntos de tipo legislativo y por las cosas prácticas de la vida que puedan estimular y mantener sus métodos de enriquecimiento y sus modos de obrar más o menos destacadamente egoístas, se convierten necesariamente en adversarios del nuevo impulso mundial que combate todas las empresas egoístas o destructoras de la sociedad.
      Como la economía mundial cósmica es de una naturaleza tal que no se puede despilfarrar nada en absoluto, sino que se saca provecho de todo, los vicios y excesos del hombre terreno también están al servicio de la economía mundial. La inclinación del hombre terreno a bebidas alcohólicas y embriagantes, al tabaco, a la consumición de carne, a diversiones destructivas, etc., se ha transformado en la base de una serie de profesiones que constituyen "el pan de cada día" para millones de individuos. Como las energías del nuevo impulso mundial socavarán cada vez más las inclinaciones del hombre terreno hacia estos vicios nefastos, es lógico que muchos de los seres cuyo empleo se mantiene precisamente en virtud de ellos sientan que su existencia está amenazada y, a causa de esto, se transformen por consiguiente en adversarios de las nuevas fuerzas cósmicas. Pero, sin embargo, hay que hacer observar al respecto que la humanidad terrena no se transforma en días, semanas ni meses. La transformación sólo puede tener lugar gradualmente a lo largo de décadas de años, y el consumo que hace la humanidad de estos productos nefastos no puede cesar repentinamente, sino gradualmente. Ningún ser perderá repentinamente su trabajo a causa del nuevo impulso mundial, ni verá su existencia amenazada, sino que tendrá el tiempo necesario para dejar ese trabajo o irse independizando de él a medida que vaya estando en discordancia con su moral y su conciencia. Toda forma de oposición al nuevo impulso mundial sólo puede surgir a causa de ingenuidad y, por consiguiente, es en sí misma una necedad, especialmente porque va dirigida contra una fuerza frente a la cual está en condiciones de inferioridad, del mismo modo que está en condiciones de inferioridad frente al poder que determina el camino de la Tierra alrededor del Sol.


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