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La degeneración de la sexualidad humana terrena. La perversidad  131. Hasta el momento presente la palabra sexualidad no ha sonado bien a los oídos del hombre terreno cuando se ha hablado de evolución espiritual. Pero esto se debe a que ha visto toda la desarmonía y todo el dolor, todos los sufrimientos y preocupaciones, las bajas tendencias y pasiones que, precisamente, esta sexualidad causa en la vida de la conciencia de los seres humanos terrenos. Así ha llegado a la conclusión de que su sexualidad es el mayor obstáculo para la evolución espiritual. Pero esto se debe solamente a que su sexualidad forma parte del reino animal y debido a ello estimula, precisamente, las tendencias que necesariamente tienen que dominarse para alcanzar una evolución superior, lo cual en este caso es lo mismo que conseguir transformarse en un ser cósmico u hombre acabado. El hombre terreno sólo conoce, por consiguiente, el aspecto del "fuego supremo" que mantiene la existencia del reino animal. Pero como el hombre terreno es un ser que, con respecto a la evolución, ha pasado la zona de culminación del reino animal y, por consiguiente, ha empezado a adquirir tendencias humanas, ha comenzado a tener deseos de una forma de existencia más pura y elevada; y sucede que estas tendencias y estos deseos socavan las disposiciones y la naturaleza animales. Pero, de este modo, entra directamente en conflicto con su sexualidad, dado que es ésta la que , precisamente, mantiene dichas disposiciones y naturaleza. Este ser tiene, pues, necesariamente que considerar que esta sexualidad forma parte del presunto "mal". Como así pues el hombre terreno es un ser de transición entre animal y ser humano, descubrimos precisamente que la mayor parte de sus sufrimientos y molestias son sinónimos de degeneración, lo cual aquí significa la destrucción del reino animal en su conciencia. Y esta degeneración también tiene, naturalmente, que manifestarse en su sexualidad. Como los seres de la segunda y tercera categoría se encuentran principalmente en la zona limítrofe entre la sexualidad animal y humana, esto se manifiesta por medio de gran cantidad de formas diversas de trastornos en su vida sexual. De este modo vemos que en algunos seres se manifiesta una tendencia demasiado fuerte al enamoramiento, lo cual, por su parte, engendra infidelidad en el matrimonio, hijos fuera del matrimonio y divorcios. En otros seres observamos matrimonios sin hijos, falta de deseo de tener hijos y educarlos, control de natalidad y abortos provocados. En otros casos vemos que hay seres de sexo dudoso y seres con la tendencia de enamorarse de seres de su propio sexo. En la zona de la segunda y tercera categoría encontramos, pues, la culminación de la degeneración sexual. Y como la plena información sexual, aparte de la correspondiente al estado llamado "natural", hasta el momento no ha podido ser revelada debido a la inmadurez de la mayor parte de la humanidad, los seres han estado desamparados y, bajo situaciones muy adversas, han sido objeto de persecución, odio y malentendidos tan pronto como han comenzado a dejar atrás este estado "natural". Esto, a su vez, ha tenido como resultado desviaciones terribles con un final desdichado, excesos y vicios o formas de sexualidad enfermiza que conocemos con el concepto "perversidad". Pero aquí hay que remarcar que la evolución del hombre terreno, camino de un mundo superior, no necesita pasar por la perversidad, sino que, al contrario, la perversidad es un estado enfermizo que muy fácilmente puede presentarse en la sexualidad del individuo sin conocimiento ni protección en la zona en que tiene lugar la transición de animal a hombre. Esta zona se extiende por toda el área evolutiva de la humanidad, ya que el hombre terreno es el último ser del reino animal. Todas las formas de degeneración y transición culminan por consiguiente aquí, pero en la parte de dicha área que constituye los estadios evolutivos de la segunda subcategoría, encontramos los conflictos matrimoniales, las crisis sexuales y las anormalidades más grandes. Los seres de dichos estadios están vinculados de modo especial a "la zona de los matrimonios desdichados" y a "la zona de la esterilidad". Pero, naturalmente, hay excepciones, de modo que en estos mismos estadios hay seres que todavía viven en armonía matrimonial, y seres que forman parte de la zona de la esterilidad sin tener una sexualidad enfermiza; pero estos factores no son de validez general en las zonas de la segunda categoría. Y por esto veremos que el nuevo impulso mundial será recibido con mucho interés en ambas zonas, dado que la nueva moral mundial que surge de dicho impulso se diferencia de la moral antigua en el hecho de que, con su instrucción e información, también abarca estas zonas.


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