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Tercera subcategoría. Los reformadores fanáticos y los verdaderos redentores del mundo  127. Tercera subcategoría. Los seres de esta categoría están constituidos por individuos por medio de los cuales se manifiestan o exteriorizan las consecuencias extremas de una vida afectiva demasiado desarrollada en contacto con una vida intelectiva o de la inteligencia poco desarrollada. La imaginación de estos seres manifiesta los grados más elevados de falta de inteligencia, de modo que, en realidad, aparecen como "visionarios". Debido a su fuerte y extrema naturaleza religiosa, algunas de las vibraciones o fuerzas del nuevo impulso mundial han podido abrirse directamente camino hacia su conciencia. Esto se ha manifestado en el hecho de que estos seres por propia iniciativa, pese a que les falta intuición y clarividencia, han comenzado a formarse nuevas concepciones o conceptos sobre la vida, han comenzado a formarse nuevos presuntos ideales. Pero como estos seres no son puros, sino que tienen ciertas formas de ambición, egoísmo, etc., el resultado de su contacto con las fuerzas mencionadas está marcado por su baja naturaleza o en estado inacabado. Los más destacados de estos visionarios crean, a veces, sectas o asociaciones religiosas basadas en sus ideas más o menos fantasiosas. La imaginación de estos seres, que es demasiado productiva, puede frecuentemente engañarlos de tal modo que finalmente creen que son verdaderos "maestros" mundiales, "nuevos mesías", reformadores, etc. Como estos seres en realidad, y con las mejores intenciones, se han propuesto como fin elevar el nivel de la humanidad y de sus ideales, en muchos casos, y en los periodos en que lo que los inspira no es la ambición, sino verdadero sentido del deber y simpatía, pueden ser provechosos para la sociedad o crear una cierta forma de estimulación espiritual a su alrededor. Es más, incluso bajo circunstancias favorables para ellos pueden tener miles de seguidores. Pero como, precisamente, no es la simpatía lo que domina siempre la conciencia de todos estos seres ni el sentido del deber, sino al contrario, y ante todo, los aspectos bajos o inacabados, se observará de modo correspondiente cómo a través de sus enseñanzas, ideas y concepciones manifiestan celos o intolerancia contra los seres que piensan de manera distinta o contra los fundadores de otras sectas y temen que les hagan la competencia y los destruyan. Y los seres primeramente citados actúan, en el mismo grado que se manifiesta su intolerancia, como perjudiciales para la sociedad, y es muy fácil distinguirlos del tipo de reformadores que, en parte, están iniciados o tienen su morada en el vestíbulo del gran nacimiento, o de los verdaderos redentores del mundo o mesías que sólo y únicamente pueden surgir de un nivel evolutivo en el que las bajas tendencias o pasiones hace ya mucho tiempo que han tenido que ceder su sitio a la más elevada forma de altruismo y humildad, que unida, a su vez a un sentimiento, una inteligencia y una intuición superiores ha podido darles a todos estos seres el atributo de haber surgido de una zona que únicamente puede calificarse como "la zona de la paz eterna" o como un reino que todavía no es de este mundo.


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