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Primera categoría del grupo A. La inteligencia y el sentimiento tienen la misma capacidad. "Sabiduría" y "amor". "El vestíbulo del gran nacimiento". Los mayores practicantes de la nueva cultura espiritual en el seno de la humanidad terrena  123. Primera categoría del grupo A. De las seis categorías citadas, las tres primeras constituyen, como ya hemos dicho, el grupo A, y los seres que las componen, todos sin excepción, han dejado en mayor o menor grado atrás el viejo impulso mundial. Los seres que forman parte de la primera de estas tres categorías son seres cuya evolución ha tenido lugar de manera que su sentimiento y su inteligencia se encuentran más o menos en una relación de igualdad y, por lo tanto, se regulan mutuamente. La vida de la conciencia de tales seres aparece siempre con un equilibrio muy sano, ya que su vida afectiva no se manifiesta jamás con ninguna explosión desmesurada o desequilibrada, debido a que su facultad intelectiva o de razonar es tan fuerte que siempre está presente como un factor dominante o regulador, del mismo modo que, por lo que respecta a su inteligencia o a su punto de vista teórico tampoco pueden caer en lo antinatural o fantasioso, dado que su sentimiento es lo suficientemente fuerte para neutralizar tales tendencias. Como la vida afectiva de estos seres ha sido en gran medida purificada de tendencias o pasiones groseras o bajas, y esta vida afectiva depurada a su vez regula, tal como hemos dicho, la vida intelectiva o de la inteligencia de todos los seres o le impide que caiga en hipótesis o teorías fantasiosas, toda forma de manifestación de inteligencia o sensatez de estos seres es sinónimo de "sabiduría". Y como su desarrollada vida afectiva no puede, por su parte, manifestarse sin estar regulada por esta sabiduría, toda forma de manifestación de sentimiento de estos mismos seres sólo puede existir como "amor". La sabiduría, según los análisis cósmicos que hemos esbozado aquí, sólo puede estar formada por pura inteligencia regulada por puro sentimiento, y el amor, por puro sentimiento regulado por sabiduría. Lo más general en las manifestaciones de los más desarrollados de entre estos seres será, pues, sabiduría y amor. Estos seres han superado en gran medida las pasiones e instintos del hombre terreno común, tales como la ambición, la soberbia, la envidia, los celos, así como el enamoramiento y el casamiento, y se encuentran en una zona evolutiva, que más tarde se explica en Livets Bog con el concepto "la zona de la infecundidad", en que su fuerza sexual o de reproducción se transforma y adapta para ponerse al servicio de una forma de conciencia superior. También debe considerarse como algo natural que estos seres no están plagados de vicios tales como el consumo de tabaco, alcohol u otros productos narcóticos y demoledores para los microorganismos de su cuerpo, tales como el consumo de carne o la ingestión de alimento procurado por la muerte y mutilación de otros seres animales; para todos ellos esto constituye un estadio evolutivo recorrido o abandonado. Además, también hay que subrayar que algunos de estos seres ya han experimentado algunos de "los síntomas precursores del gran nacimiento", tienen parcial "conciencia cósmica" y se muestran, por consiguiente, como seres medio iniciados o iniciados en parte, y en las vidas terrenas inmediatas experimentarán la vivencia fundamental del gran nacimiento que hará de ellos "Uno con el camino, la verdad y la vida". Hasta ese momento estos seres todavía tienen que recibir su luz de los libros, de los llamados "maestros espirituales" y de los redentores del mundo. Los seres de la primera categoría, cuyo lugar en la evolución puede verdaderamente calificarse de "vestíbulo del gran nacimiento", no son numerosos, pero pueden, sin embargo, encontrarse en los cinco continentes. En virtud de su destacada evolución y de que están liberados de toda ambición y de exigencias materiales superfluas, llevan una existencia escondida, callada y modesta, e incluso totalmente apartada del mundo. Esto puede decirse sobre todo con respecto a oriente, donde estos seres a veces se han retirado totalmente, y pueden encontrarse sobre todo entre monjes y sabios en la paz de los monasterios o como eremitas en las montañas sacrificándose por doquier por los seres humanos y los animales que pasan por delante de su morada y siendo una ayuda y una alegría para ellos. En occidente los seres de la primera categoría viven, al contrario, tanto en el tumulto y alboroto de las grandes ciudades como en el campo. Con respecto a su destacada evolución, su materialismo es de una naturaleza tan insignificante y débil que, en ningún caso, son las personas especialmente indicadas para ocupar cargos dirigentes en empresas de tipo materialista, y, debido a ello, generalmente sólo los encontramos en las filas de los funcionarios subordinados en trabajos modestos tales como asistentes, artesanos, recaderos, obreros, etc.
      Como, por lo que respecta a su evolución, los seres de la primera categoría han llegado a sentir un gran respeto o tolerancia por las ideas y concepciones religiosas de otros seres, a pesar de que las han superado, nunca se les oye criticar ni participar en discusiones y, en realidad, sucede con muy poca frecuencia que estos seres manifiesten su particular concepto de la vida, a no ser que se les exhorte a ello insistentemente y siempre y cuando haya la posibilidad de que esto, en su caso, pueda ser provechoso. El deseo de pasar desapercibidos es una virtud propia de ellos, y por consiguiente a veces son, de algún modo, "anacoretas" o "ermitaños" en el corazón de los mayores centros de civilización sacrificándose de un modo anónimo en beneficio y para bien de todos. Hay que añadir, sin embargo, que algunos individuos concretos de entre estos divergen de la norma y, en parte, en virtud de su propia parcial iniciación y, en parte, en virtud del apoyo que reciben de seres espirituales superiores han creado relevantes órdenes, movimientos o hermandades. Tal como hemos descrito en este análisis, los seres de la primera categoría no tienen ningún apetito en absoluto de poder, pero con su apacible modo de ser que rebosa sabiduría y amor contagian a su entorno y, debido a ello, adquieren una autoridad que eclipsa toda la gloria y el esplendor terrenos transformándolos en "los soportes" sobre los que se puede construir el venidero "auténtico reino humano". Estos seres constituyen las partes más nobles del actual cuerpo fetal del futuro "reino de Dios" en la Tierra.
      Los seres de la primera categoría son pues, por lo que respecta a la evolución, los representantes más sobresalientes de la humanidad terrena y, debido a su naturaleza especialmente evolucionada, se han liberado de todas las tradiciones antiguas y de todos los viejos prejuicios, se han desligado de los dogmas, pero debido a que se apoyan fuertemente en el espíritu, les resulta fácil comprender la situación actual del mundo y entrarán en contacto con la nueva activación del principio creador con una actitud abierta y llena de amor. Esos seres son, pues, los buscadores de la verdad más favorablemente dispuestos y con mayores calificaciones y, silenciosamente, serán los mayores practicantes de la nueva cultura espiritual en el seno de la humanidad terrena.


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