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Grupo A y B. Categorías e inteligencia y sentimiento  122. Al analizar o medir el estándar espiritual de la humanidad terrena tenemos que tener un punto de referencia con respecto al cual podamos determinar el resultado de nuestras mediciones. Un punto de referencia de este tipo lo encontramos en la actitud de la humanidad con respecto al viejo impulso mundial que ya hemos mencionado. A través de esta actitud vemos que para miles y miles de personas este impulso ya no tiene actualidad, indiferentemente de que se presente en forma de budismo, islam o cristianismo, y bastante independientemente de que se haya nacido como oriental u occidental. Esto significa, a su vez, que alrededor del mundo hay seres que han dejado atrás su catecismo o fe infantil, que han dejado atrás las formas más extendidas de religión existentes hoy en día. El que se haya podido producir esta situación se debe a la gran evolución del sentimiento y de la inteligencia que ha tenido lugar a lo largo del último siglo. Los seres mencionados han sido objeto de esta evolución, lo cual es lo mismo que decir que su conciencia se ha enriquecido con experiencias y vivencias que, por su parte, han engendrado nuevamente en todos los individuos preguntas fundamentales de gran importancia, que no eran de actualidad en los tiempos en que las religiones fueron dadas por sus sublimes fundadores y, por lo tanto, no estaban preparadas para responderlas. Las religiones sólo eran adecuadas para responder a las preguntas de mayor actualidad en aquel tiempo. Y como el estándar espiritual de la humanidad, sobre todo en el ámbito de la inteligencia, era muy primitivo, las preguntas o ansia de verdadero saber que se expresaban eran, de modo correspondiente, muy primitivas. A causa de ello, las religiones para no actuar de un modo fantástico o inverosímil, tenían que acomodarse al nivel evolutivo primitivo de estos seres. Pero como han pasado miles de años desde que el viejo impulso mundial se manifestó en forma de religión y estos años han marcado, desde el punto de vista de la evolución, todos los otros ámbitos de la conciencia de la humanidad terrena, mientras que las formas de expresión religiosa no han sufrido ninguna transformación o desarrollo equivalente, sino que en forma de dogmas sólo siguen ocupando únicamente sus propias áreas primitivas o limitadas, es evidente que los seres que están más avanzados o influidos por la evolución deben moverse, por lo que se refiere a la mayor parte de áreas de su conciencia, fuera del marco de las religiones, e incluso colisionar directamente con su vocabulario cuando éste tiene que tomarse al pie de la letra y no en forma simbólica, tal como son las disposiciones iniciales del plan existente con el universo. Y cuanto más grandes son las nuevas capas de conciencia, representadas especialmente por la técnica, la ciencia y el arte, que se encuentran fuera del marco de las religiones, más en discordancia está su origen con el vocabulario o los dogmas. Y como para gran parte de la humanidad terrena las consecuencias de esto son una total o parcial liberación de los dogmas o emancipación de las religiones, vemos que esta misma humanidad se nos presenta en dos grandes grupos. Uno de ellos está formado por los seres que acabamos de mencionar y que se han desligado de las religiones, de los dogmas o del viejo impulso mundial, mientras que el otro, al contrario, está formado por los seres para quienes dichas realidades todavía tienen toda su fuerza inspiradora y, por consiguiente, siguen siendo para ellos una bendición absolutamente necesaria. Estos dos grupos serán designados aquí, en "Livets Bog", como "grupo A" y "grupo B". Los seres de estos dos grupos, lo cual quiere decir el conjunto de la humanidad terrena, se subdividen a su vez en seis categorías especiales. De éstas, las tres primeras forman parte del grupo A, mientras que las tres últimas tienen que considerarse como formando el grupo B. Cualquier ser humano terreno forma parte de una de estas seis categorías. Los seres de estas categorías se diferencian entre ellos por su estado evolutivo particular. El caso es que este estado no ha sido idéntico para todos los seres, sino que se ha configurado de modo que algunos seres aparecen actualmente con un sentimiento que, con respecto a su inteligencia, está demasiado desarrollado, mientras que hay otros en los que sucede lo contrario. Pero al mismo tiempo, también hay seres en los que estos dos factores de la conciencia tienen la misma capacidad o se encuentran en equilibrio. Como la relación mutua entre estos dos destacados factores de la conciencia del individuo es lo que decide de manera absoluta la dirección de su voluntad o su actuación, su parcialidad o imparcialidad con respecto a esto o aquello, su estándar religioso, lo que puede creer y lo que no puede creer, etc., no se le puede recomendar suficientemente al buscador de la verdad que grabe particularmente en su memoria los siguientes análisis de las citadas categorías, ya que así comprenderá de una manera muy vital lo injusta o anormal que es cualquier forma de intolerancia o antipatía contra seres que piensan o conciben las cosas de manera distinta.


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