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| La adquisición de bienes materiales por el estado. Abolición del ejército y de las fuerzas navales. Una policía mundial | 102. Como con el nuevo impulso mundial el altruismo y el consiguiente internacionalismo evolucionarán, tanto entre los representantes de la riqueza como de la pobreza, "el interés privado" decrecerá en favor del "interés común" que, de este modo, crecerá o aumentará. La evolución tendrá lugar de un modo que las empresas privadas serán paulatinamente vencidas en la competencia por las empresas estatales. Y la apropiación de bienes materiales por la justicia tendrá un carácter mucho menos sangriento de lo que se puede suponer. Y cuando los poderes públicos sean, de este modo, los dueños de los bienes materiales y, al mismo tiempo, se vean obligados a ponerlos bajo un tribunal internacional, este tribunal representará entonces una justicia mundial universal, una autoridad suprema que fácilmente podrá garantizar la armonía y la paz mundial ya que, en virtud de su propia naturaleza que es una combinación de todo el poder unido con toda la justicia, constituye una barrera infranqueable contra la injusticia, la codicia y el acaparamiento y, por consiguiente, es una barrera igual de infranqueable contra la miseria, la revolución y la guerra. Cuando este tribunal se convierta en una realidad protegerá tanto a las naciones como a los individuos. Y del mismo modo que en un estado civilizado los individuos no necesitan armar su casa con ametralladoras ni pasearse con armas ceñidas a sus caderas, las naciones también podrán existir sin necesitar un ejército de tierra y de mar permanente. Sin embargo, será indispensable que dicho tribunal tenga tras sí una especie de poder armado, un ejército de tierra y de mar internacional, pero este poder sólo existirá como una "policía mundial" totalmente imparcial. |
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