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"Livets Bog" no es "lo único que proporciona bienaventuranza". Los síntomas de la ignorancia. Los libros y los seres santos y la galería de pinturas de la vida  10. En relación con estas informaciones que acabo de dar, también he considerado oportuno dar de antemano una visión de conjunto sobre la tolerancia y libertad con que "Livets Bog" hace su entrada en la esfera de pensamientos del globo terrestre, con la esperanza de ayudar de este modo a que, con respecto a dicho libro, se active en el estudiante la actitud que sea más favorable o provechosa para él. Mi intención es, de esta manera, que el lector comprenda que la imagen total del universo o la sabiduría eterna, que por medio de una correspondencia paternal y divina se le ha comunicado a mi conciencia en forma del lenguaje directo de la vida, y cuya posterior transformación en forma de "Livets Bog" he tenido el privilegio de manifestarle al mundo en virtud del conocimiento que dicha manifestación es, no pretende ni exige de ningún modo constituir lo que presuntamente se expresa como "lo único que proporciona bienaventuranza", puesto que semejantes pretensiones o exigencias no pueden producirse o existir sin formar precisamente parte de los síntomas o signos de la ignorancia. El Padre, la Providencia o el Todopoderoso no deja naturalmente nunca que una sola manifestación, indiferentemente de quién o de qué forme parte, sea lo suficientemente poderosa para hacer superfluas otras formas de manifestación, sino que al contrario se sirve en el mismo grado del conjunto de todas las manifestaciones existentes para escenificar la bienaventuranza que se adapta a lo que cada ser espera y anhela y deja, así, que cada ser vivo se muestre como un personaje absolutamente imprescindible en la gigantesca aventura que se llama existencia. Las manifestaciones de un solo ser, por deslumbrantes y perfectas que sean, nunca serán de por sí lo suficientemente poderosas como para hacer superfluas todas las otras formas con las que la Providencia o el Todopoderoso influye en los seres. Por esto, no hemos visto ni veremos jamás que un ser o un libro, llamado "santo", esté en condiciones de constituir más que un simple matiz o una fracción del inmenso conjunto de fuerzas que cada día se nos muestran como una galería de pinturas con ilustraciones vivas, en las que universos, soles, planetas y seres, cada uno de ellos con sus formas especiales de belleza y sus valores inspiradores propios, planean ante nuestros ojos más o menos maravillados según nuestro nivel evolutivo y nuestro talento de percepción.


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