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| Índice de En torno al nacimiento de mi misión |
Capítulo 8
Tres actitudes que se pueden tomar al ponerse en contacto con el relato sobre el nacimiento de mi misión
El hecho de que hasta el momento te haya dirigido tantas palabras se basa en que tu capacidad de amar va a ser puesta a prueba si lees el relato siguiente.
Ante ti se abren dos caminos, y en relación con tu actitud con respecto al relato actual tomarás uno de ellos.
A no ser que opines que no eres un juez capacitado para juzgarme y te mantengas neutral.
Si esto último no ocurre, o bien me comprenderás, te regocijarás con mi relato y caminarás por ese camino que conduce todo y a todos hacia la luz y la redención del mundo, por ese camino que conduce hacia esa permanente paz en la tierra tan profundamente deseada; o bien te irritarás, serás intolerante y me considerarás como un servidor de las tinieblas, obstaculizarás mi labor, me perjudicarás y seguirás el camino que conduce a la guerra, el dolor, la mutilación y el sufrimiento; bastante al margen de donde tú, desde un punto de vista religioso, opines encontrarte.
En este caso, pertenecerás a aquellos con respecto a los cuales lo más justo será decir «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen».
Con lo presente he intentado guiarte y ayudarte a una reflexión más profunda para que tú, de modo impetuoso y careciendo totalmente de base o prudencia, no juzgues, critiques y obstaculices lo que ahora va a serte dado a conocer. Y déjame aún una vez más recordarte el gran precepto de tu propia religión: «Velad y orad para no caer en la tentación, el espíritu está presto, pero la carne es débil». «Quien opina estar de pie, guárdese para no caer». |
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Síntesis