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Capítulo 7
El iniciado no viene para plagiar las manifestaciones de otros iniciados, sino sólo para crear una nueva ampliación de la mentalidad, la moral y la comprensión de la vida
Cuando el espíritu de Dios llena a una persona en la existencia física es, sin excepción, para decir al mundo algo nuevo; para crear o hacer evolucionar la moral hacia un idealismo todavía más elevado. A causa de ello, el iniciado jamás plagiará lo que ya ha sido manifestado o revelado con la ayuda del espíritu de Dios y por medio de iniciados anteriores. «Nadie vierte vino nuevo en vasijas viejas». El iniciado viene al mundo sólo para descubrir o revelar la continuación del plan divino y el objetivo de la existencia de los hombres terrenos. Por ello, chocará siempre con las tradiciones y los dogmas antiguos y caducos y con ello hará estallar los viejos prejuicios. Si no hiciese precisamente esto, si solamente se limitase a decir lo que ha sido dicho durante siglos, y que miles de sacerdotes, conferenciantes religiosos y dirigentes de círculos de estudios – siguiendo a antiguos iniciados – relatan hoy por el mundo, ¿para qué serviría en tal caso su aparición? Para repetir algo no se necesita estar lleno del espíritu santo, ni se necesita iniciación ni conciencia cósmica ni clarividencia. El iniciado, por consiguiente, no viene para repetir o plagiar la manifestación de otro iniciado. Viene sólo y exclusivamente para crear nuevo material para la ampliación de la mentalidad humana, de la moral y de la comprensión de la vida auténtica y real que existe tras los fenómenos exteriores.
      Por ello debo aconsejarte que, cuando oigas a alguien decir cosas que anteriormente no has estado acostumbrado a aceptar como moral o idealismo, seas prudente – nunca se puede ser demasiado prudente. Podría ser que se tratase de un nuevo enviado de Dios a la humanidad, y si tú lo juzgases, lo calumniases y contrarrestases su obra, obrarías contra Dios, obrarías contra las promesas de tu propia religión y, por ello, contra el perfeccionamiento de la humanidad.
      El hecho de que quizá formes parte del grupo de Oxford* o de la «Indre Mission»**, de que quizá seas sacerdote, adventista, antropósofo, espiritista o algo parecido, no te dispensa de dicha responsabilidad ¿No fue precisamente el sumo sacerdote el que se transformó en un «Caifás»?***. Y los que con mayor celo gritaron «crucifícalo», «crucifícalo» ¿no pertenecían al grupo de los que poseían una dignidad oficial como «vigilantes de la ley»? ¿Y no dijo dicha persona que «los primeros serían los últimos?» Y esa posición no es precisamente la que tú deseas. Permanece, por ello, alerta. Más tarde o más temprano te encontrarás con este problema, al margen de lo seguro que estés de ti mismo y de lo salvado o bienaventurado que te creas en estos momentos.
 
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* Notas aclaratorias de la traductora: Movimiento político-religioso fundado en 1983 por Frank Buchman.
** Notas aclaratorias de la traductora: Secta protestante danesa de tipo ortodoxo.
*** Notas aclaratorias de la traductora: Jn. 11,49.


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