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Capítulo 5
Jesús anunció revelaciones futuras
Cuando un ser humano, a causa de su orientación científica, no puede «creer», sólo existe un camino por el cual la Providencia puede llegar a él. Y dicho camino no consiste en remitirlo a revelaciones del pasado que justamente carecen de valor para él sino, muy al contrario, en permitirle que la revelación se repita – en la época moderna – como hecho científico, visible en carne y hueso, accesible a toda investigación científica, pura e imparcial.
      Pero ¿no es precisamente esto lo que tu propia religión te ha enseñado? Ésta te ha dicho precisamente en forma de palabras de Jesús: «A vosotros no os es dado el comprender estas cosas, sino a las generaciones futuras»*, «pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todas las cosas, os recordará todo lo que yo os he dicho», «Y cuando él venga, el Espíritu de verdad, os conducirá hacia la verdad total; porque no hablará por sí mismo sino que dirá lo que ha oído, y os anunciará las cosas futuras. Él me glorificará porque tomará de lo que es mío para anunciároslo. Todo cuanto el Padre tiene es mío, por esto he dicho que él tomará de lo mío y os lo hará saber». Y dado que Jesús, entre otras promesas, subraya repetidas veces su «segunda venida», esto no parece indicar que las revelaciones del pasado no deban repetirse. ¿Qué es «el Paráclito, el espíritu santo»? ¿Qué es «la segunda venida de Cristo»? ¿No son éstas, precisamente, las mayores revelaciones de la existencia? ¿Y quiénes son «las generaciones futuras»? ¿No son las generaciones actuales, precisamente, «las generaciones futuras» en relación con la época de Jesús en Palestina? ¿Y no tienen estas generaciones precisamente una actitud científica, no tienen una capacidad algo más desarrollada para comprender los misterios de la vida que la que tenían las generaciones anteriores? ¿Y no es ésta, precisamente, la causa de que ya no puedan «creer» y de que exijan «saber»?
      Por esto, sé precavido cuando juzgues a otros, porque no sabes nada sobre «cuándo estas cosas van a suceder». «Nadie conoce ni el día ni la hora». «Estas cosas» le llegarán a cada hombre como «un ladrón en la noche».
      El que tú hayas llenado tu conciencia con felicidad a partir de acontecimientos o revelaciones espirituales del pasado no te da derecho a opinar que éstos sean satisfactorios o suficientes para todas las épocas o para todos los hombres; porque si fuera así, la promesa de Jesús a «las generaciones futuras» sería totalmente superflua y sin razón.
      Según tu propia religión, según la Biblia y los sermones de los sacerdotes, no es imposible el que los hombres hoy sean llenados del espíritu santo. No es imposible que Dios pueda «hablar» tanto a un hombre del siglo XX como a un hombre de antaño. No es imposible que un ser de procedencia modesta, de baja posición social, muestre una vida interior de una espiritualidad tan profunda que el espíritu de Dios se vivifique allí y, de este modo, se manifieste directamente en una persona física contemporánea haciendo, con ello, de las revelaciones religiosas del pasado unos hechos reales para el siglo XX; tan reales como lo fueron para los tiempos pasados.
 
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* Notas aclaratorias de la traductora: Interpretación libre, por parte de Martinus, de Mat. 13,11.


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