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Índice de En torno al nacimiento de mi misión   

 

 
Capítulo 21
Hay un hecho que permanece al margen de lo que se opine sobre mis experiencias espirituales
Y déjenme finalmente recordarles que, al margen de lo que se opine sobre mi revelación, sobre la experiencia de esta luz divina o sobre mi experiencia del bautismo de fuego áureo y blanco, permanece, sin embargo, el hecho de que yo, por medio de este acontecimiento que para mí tiene cualidad de santo – independiente de cualquier tipo de estudio previo de libros e independiente de los conocimientos de otros, a excepción de la tradicional enseñanza infantil protestante – he sido preparado para crear en mi obra capital «Livets Bog», en mi obra restante, en mis símbolos, mis conferencias y en mi propio ser, un estado de conciencia, un clima de pensamiento que da a la humanidad una total visión de conjunto – desde un punto de vista mental – sobre todas las situaciones de la vida. Y que los análisis del universo, que surgen de esta visión, constituyen una unidad matemática, una perfección de revelación total en la cual dicho universo se muestra en todos sus detalles como culminación de una lógica cuyo elevadísimo metodismo conduce, inevitablemente, los últimos resultados de cada trámite, de cada situación, a la activación concreta del principio «amor» que, de nuevo, constituye una unidad de equilibrio culminante entre la razón y la simpatía más elevadas.
      Por medio de mi manifestación se crea ese análisis eterno del universo que directa e intelectualmente muestra que «ningún gorrión cae a tierra sin la voluntad del Padre divino», que «todos nuestros cabellos están contados» y que todos los seres son inmortales, que todos son amados por la Providencia eterna, que todo es amor y que el principio más elevado de la vida bajo la forma de la frase «todo es muy bueno», jamás puede dejar de existir.
      Esta ciencia real, que se manifiesta por la obra del espíritu santo en mi ser, es transformadora. Elimina la desesperación, la melancolía y la duda. Hace lucir el sol en la mente sombría. Por medio de ella se oye de nuevo la invitación divina a todos los hombres: «Venid a mí todos los que estáis cargados y agobiados y yo os aliviaré», y al mismo tiempo confirma esa verdad divina que dice: «y he aquí que estoy con vosotros todos los días, a través de todos los tiempos, en todas las cosas, en toda la eternidad». Y de este modo cada cual puede llegar a ser feliz, puede llegar a ser bienaventurado, puede llegar a ser «uno con el Padre».


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