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Índice de En torno al nacimiento de mi misión   

 

 
Capítulo 19
¿Qué habría ocurrido si mis experiencias espirituales no hubiesen dejado tras sí manifestaciones positivas, que pueden ser investigadas?
He confiado al papel los elementos o detalles más importantes de las numerosas experiencias psíquicas o espirituales que en la citada época se me dio a compartir y que, en conjunto, constituyen la manifestación de una llamada divina a la labor que desde entonces ha sido la tarea de mi vida.
      Quizá Uds. opinarán que mis experiencias solamente son alucinaciones o imágenes de un sueño, pero déjenme acentuar, inmediatamente, que dichas experiencias tuvieron lugar bajo mi control total, un control despierto y consciente. Durante esos días, la transfiguración se operaba en cualquier momento, tan pronto como yo me sentaba en mi silla de meditación, sin que fuese necesario que primero me durmiese, cayera en trance o perdiese mi conciencia diurna. Además, no hay que olvidar que, con respecto a las experiencias citadas, yo mismo las iniciaba y las hacía cesar en relación con lo que mi organismo podía soportar.
      En lo que concierne a explicaciones más detalladas sobre la revelación del espíritu santo – o la iniciación – debo remitir a mi obra «Livets Bog»* que he comenzado a escribir. Aquí deseo sólo citar el hecho de que un acontecimiento de una sublimidad tal, es siempre una experiencia personal dirigida sólo y enteramente al ser en el que tiene lugar y, naturalmente, nunca puede ser un hecho directo para nadie más que para dicha persona. Por ello, no voy a detenerme más en los detalles de tipo meramente externo bajo los cuales se me mostró dicho acontecimiento. Estos están en primer término solamente dirigidos a mí, y no pueden ni confirmar ni desmentir la veracidad de mi misión.
      Las visiones espirituales que yo he tenido no significarían nada por sí mismas si no hubiesen dejado resultados visibles y accesibles a las facultades de observación. Cabe señalar que hay muchas personas que pretenden haber tenido visiones espirituales, pero la mayoría de estas pretendidas experiencias no han dejado ningún signo exterior, no han dejado ningún resultado positivo, no han transformado a quien las ha experimentado de un modo que pueda ser investigado por otros seres. Y la calidad de dichas experiencias, es decir, si se trata de fantasía o realidad, no puede ser ratificada por terceros. Y, por ello, no tienen ningún valor intelectual. Estas visiones solamente pueden ser aceptadas por quienes se contentan con «creer», y de este modo no exigen comprensión de tipo intelectual o científico. Pero entonces no constituyen en absoluto ninguna base científica, sino que son solamente factores que activan la creación de «la fe».
      Si estas visiones no son verdaderas sino solamente ilusiones, «la fe» se identifica con «fanatismo», y «el creyente» se transforma en un ardiente «fanático». De este modo, el creer en revelaciones que no han dado resultados visibles que puedan ser controlados por la razón y cuya identidad no pueda transformarse en hechos reales para otras personas puede ser muy arriesgado.
 
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* Notas aclaratorias de la traductora: Martinus ha deseado que el título de su obra capital «Livets Bog», que significa El Libro de la Vida, no se traduzca y que en todos los idiomas se mantenga el nombre original danés.


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