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Índice de Dos clases de amor   

 

 
Capítulo 9
El amor universal sólo puede florecer en el mismo grado que el ser haya vencido la oscuridad o la naturaleza animal en su propia psique o modo de ser
Como hasta ahora la mayor parte de hombres de la Tierra no han estado evolucionados de una manera tan destacada que hayan podido recibir y cumplir el gran mandato del humanitarismo o amor al prójimo o seguir sus instrucciones, no se les ha podido impedir que desarrollen o refuercen su mentalidad belicosa, animal u homicida o la conciencia animal y la capacidad mortífera millones de veces. Los seres han llegado a vivir en «la guerra de todos contra todos». El cristianismo y las demás religiones mundiales divinas, con miles de iglesias y templos, millones de sacerdotes, obispos, arzobispos, cardenales y papas o poderosos responsables religiosos, han proclamado con gran poderío dichos mandatos de humanitarismo y amor universal alrededor del mundo. Codo a codo con esta predicación tan poderosa de amor al prójimo o amor universal, la naturaleza animal del hombre inacabado ha podido desarrollarse convirtiéndose en la mayor potencia de muerte y destrucción que existe en el mundo. ¿Cómo ha podido tener esto lugar? ¿Por qué no ha detenido esta inmensa concentración de predicación de amor universal, alrededor del mundo, el violento, creciente desarrollo de la capacidad mortífera y destructora de los seres? ¿No es precisamente porque un animal no puede transformarse en un hombre con una simple predicación? Igual de imposible es eliminar la naturaleza animal del hombre simplemente por medio de una predicación. Da lo mismo que la naturaleza animal se encuentre en un hombre o en un animal. La naturaleza animal en el hombre no puede, así pues, transformarse en naturaleza humana por la predicación, sino exclusivamente experimentando en el propio organismo o psique los sufrimientos que uno, con su naturaleza animal o inacabada, ha causado a otros seres. Sólo experimentando uno mismo el destino que ha causado a otros seres puede surgir la facultad humana, que es lo mismo que el incipiente amor universal. Cuando el ser comienza a descubrir esta situación suya, se hace receptivo para todo tipo de orientación, libros, escritos y palabras, y entonces con este apoyo espiritual puede comenzar él mismo a trabajar conscientemente para continuar evolucionando y avanzando en su caminar hacia la luz eterna. Como el hombre terreno vive en una época en la que la oscuridad o naturaleza animal domina de manera predominante su conciencia o psique, no es tan extraño que el amor total al prójimo o amor universal no se haya convertido desde hace tiempo en algo que esté en vigor de una manera general.


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