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Índice de Dos clases de amor   

 

 
Capítulo 43
La naturaleza del amor universal
El amor universal es un estado de simpatía, que es totalmente altruista. No busca en absoluto su propio bienestar. Es lo absolutamente y totalmente contrario a la guerra, la discordia y el odio. También es totalmente distinto al amor de apareamiento, que causa tanto celos como envidia, homicidio y asesinato, resentimiento y actos de venganza. El amor universal lleva a su origen más bien a sufrir que a desear que otros sufran. También fue el amor universal lo que, en la cruz, llevó a Cristo a perdonar a sus verdugos y a pedirle a Dios que escuchase su oración. Este amor se encuentra, en mayor o menor grado, en cada hombre evolucionado avanzado, pero todavía hombre terreno inacabado. En algunos seres está muy avanzado. Estos seres no quieren tener que ver nada con la guerra. No pueden matar ni a hombres ni a animales. No toman alimentos animales. Son leales y amorosos hacia hombres y animales, hacia todo y todos. Son muy humildes y no tienen ningún deseo de gloria. No tienen ninguna ambición. Lo bueno que hacen es en ellos algo totalmente natural y lo hacen de todo corazón. No es nada fingido ni nada que hacen para obtener ventajas en el futuro o para adornarse con una gloria artificial de amor. No desean en absoluto ser considerados u honrados por nada. Lo bueno que hacen, lo hacen exclusivamente porque aman a Dios y a su prójimo. Forman, en realidad, parte del grupo de seres que Cristo denomina «las ovejas» que se separan de «los cabritos». (Mt. 25,32-33). Las ovejas son, así pues, los seres que han avanzado tanto en su evolución que se han convertido en muy amorosos y sólo aman la paz y están en contra de la guerra y otras cosas oscuras. Es evidente, que ya están muy avanzados en la creación de su nacimiento como «hombre a imagen y semejanza de Dios». De modo correspondiente, están muy adelante con respecto al espíritu y la luz de Dios. Los cabritos son, al contrario, los seres que creen que la vida tiene que basarse en las armas más poderosas posibles de ataque y defensa, y que con la guerra se puede eliminar la guerra. Son seres que no quieren perdonar a sus enemigos, sino que quieren venganza y castigo sobre ellos. Con esta actitud frente a la vida y este modo de ser, estos seres seguirán avanzando hacia la guerra, mutilación, muerte y destrucción. Así pues, podemos dividir a la humanidad terrena en estos dos grupos: «las ovejas» y «los cabritos». El primer grupo está formado por los seres que tienen muy evolucionado su talento de amor universal, mientras que el otro grupo son los seres que solamente tienen todavía un talento muy pequeño para el amor universal. Pero este grupo es el mayor y el dominante en la humanidad terrena. Es por esto que florece la guerra y la oscuridad culmina aquí en la Tierra. Pero cuando «los cabritos» poco a poco vayan pasando por el karma oscuro de su modo de ser y comiencen a amar con amor universal y, en el mismo grado, pasen a formar parte del grupo de seres que aman con este amor, y este grupo se convierta en el más grande, entonces el amor universal será la energía que todo lo ilumina y que todo lo domina y hará que el reino humano perfecto sea un incipiente hecho en la Tierra.


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