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Índice de Dos clases de amor   

 

 
Capítulo 22
Cómo la conciencia de la Divinidad puede estar eternamente en su estadio más elevado
Esta conciencia primaria, eterna de la Divinidad tiene que renovarse y mantenerse constantemente. Ya hemos mencionado que esto sucede a través de los seres vivos, por medio del principio del hambre y la saciedad. A medida que los seres se sacian de la existencia de luz tan inmensa de los reinos superiores, degeneran y pasan, a través del reino de la bienaventuranza, a la incipiente creación de una nueva conciencia en un nuevo ciclo de espiral. Los seres evolucionan, así pues, a través de la zona mineral del reino de la bienaventuranza, siguen evolucionando a través del reino vegetal y animal y, como el hombre inacabado, experimentan aquí la culminación de la oscuridad. En este estado de oscuridad, los seres constituyen la conciencia secundaria de la Divinidad. El reino mineral, vegetal, y el reino animal con los hombres inacabados son, así pues, la zona de la conciencia secundaria de Dios. ¿Por qué es esta zona la residencia de una oscuridad tan abrumadoramente culminante con guerras, matanzas, homicidios y mutilaciones, como es el caso? Esto se debe exclusivamente a que todos los seres vivos son seres inacabados en el proceso creador de Dios. Su creación todavía no está terminada para que puedan experimentar la vida perfectamente. Todavía no pueden manifestar el modo de ser que ama con amor universal del hombre acabado o totalmente perfecto. Y donde no hay amor sólo puede haber falta de amor. Donde no hay conocimiento sólo puede haber ignorancia. Ya sabemos que los seres están aquí precisamente para renovar otra vez su conciencia, para ser creados de nuevo a «imagen y semejanza de Dios», de modo que puedan entrar de nuevo en los mundos superiores, que puedan entrar a formar parte de la conciencia primaria de Dios como órganos de luz culminante de su espíritu santo o luz eterna que todo lo ilumina.
      El hombre acabado a imagen de Dios, al pasar a los reinos más elevados del ciclo de espiral, es decir, a la conciencia primaria de Dios, es renovado con nuevos órganos vivos de conciencia o de luz al servicio del espíritu eterno de Dios. Podemos comprender la gran bendición que esto representa, cuando recordamos que los seres de los reinos superiores, es decir los seres de la conciencia primaria de Dios, poco a poco tienen que degenerar y pasar, a través del reino de la bienaventuranza, al reino vegetal, reino animal y zona del hombre inacabado de un nuevo ciclo de espiral para convertirse de nuevo en esta zona de creación de Dios en «el hombre a imagen y semejanza de Dios» para luego, como seres de luz, entrar a formar parte de la conciencia primaria de Dios. Como de este modo entran seres renovados en la conciencia primaria de Dios, al mismo tiempo que los seres degenerados salen de ella, la conciencia primaria de Dios está, con esto, eternamente en su punto más elevado, es eternamente culminante e inalterable. Es en virtud de esta conciencia primaria que la Divinidad penetra con su espíritu todo el universo, estimula el estado de vida, la manifestación y el destino de todos los seres vivos. Es con este espíritu que anima la redención del mundo y sostiene con su mano amorosa el paso de los seres vivos a través de la vida y los deja surgir de la oscuridad del ciclo de espiral a su propia imagen como la luz eterna en el espacio y el tiempo, en la eternidad y el infinito.


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