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Capítulo 8
Por qué los hombres creen que la muerte es un cese total de vida y existencia
Con la conciencia diurna física despierta no podemos ver este mundo interior nuestro de pensamientos, dado que no es directamente accesible por la percepción física. En cambio, con los sentidos físicos podemos experimentar los pensamientos que son copiados en materia física. Sin embargo, tenemos el mismo acceso a ver nuestros pensamientos o manifestaciones de pensamientos como fenómenos exteriores reales de la zona espiritual cuando la conciencia física diurna se ha transferido a esta zona. Esta transferencia de la conciencia de la zona física a la espiritual es lo que tiene lugar cuando dormimos o, de alguna otra manera, perdemos la conciencia física, despierta. Pero como esta conciencia no constituye toda la conciencia o facultad de experimentar y crear, la pérdida de conciencia física no significa que hayamos perdido totalmente la conciencia o facultad de experimentar la vida. Aunque la experimentación del ser por medio del organismo y el conjunto de sentidos físicos no funcione, este ser puede muy bien experimentar y crear en su mundo interior o mundo de pensamientos primario. Lo que simplemente no puede hacer en este estado es copiar la vivencia y creación espiritual en materia física y, de este modo, hacerla accesible a los sentidos físicos. Cuando despierta de nuevo y adquiere conciencia en la zona física, el ser no puede, por lo tanto, recordar nada en absoluto de este estado de experimentación y creación en que se encontraba bajo el sueño o falta de conciencia física. Así surge la creencia de que el ser carece totalmente de conciencia bajo el sueño y ha dejado de existir absolutamente como ser vivo, cuando el organismo físico ya no puede despertarse habiéndose convertido con ello en un cadáver y se descompone. Aquí surge la creencia en una verdadera muerte o un verdadero cese de la experimentación de la vida.

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