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Capítulo 49
Los seres del purgatorio y la intervención de los ángeles de la guarda
Afortunadamente, lo que sucede con los afligidos seres del purgatorio es que cuanto mayor sea la oscuridad o el sufrimiento, más rápidamente se ponen en funcionamiento sus órganos automáticos e innatos de la oración, y piden ayuda a voces. Y por medio de este grito o esta actitud mental se ponen en contacto con los ángeles de la guarda, que entonces intervienen con su ayuda y los llevan fuera de los pensamientos oscuros. Esto tiene sobre todo lugar por el hecho de que la parte de la estructura mental de los seres, a través de la cual experimentan los pensamientos oscuros, es puesta poco a poco fuera de funcionamiento. De aquí en adelante están libres de pensamientos tales como la decepción, el desánimo, la amargura, la cólera, la envidia, los celos, el temor y los sufrimientos corporales. Su conciencia se ha visto, de este modo, reducida a unas dimensiones mucho menores, pero en cambio sólo pueden experimentar pensamientos de alegría y no pueden experimentar nada en absoluto que pueda estropearlos o mancharlos. Además, aquí sólo pueden encontrar seres con los que armonizan. Por consiguiente, sólo pueden experimentar luz y alegría en su forma más pura. Incluso los seres que son enemigos mortales en la zona física, aquí, en la zona espiritual, sólo pueden ser amigos, puesto que el conjunto de sus sentidos ahora ya no puede registrar ninguno de los pensamientos oscuros y fomentadores de antipatía. Sólo pueden entrar en contacto con estos pensamientos cuando nacen de nuevo en la zona física, donde este conjunto de sentidos se pone de nuevo en función.


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