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Índice de El camino al paraíso   

 

 
Capítulo 38
El mundo verdadero de los sueños dorados, el paraíso de los seres o los parajes soleados o zona de origen de la vida
Como los seres en la vida física terrena viven en muy alto grado en un mundo de oscuridad y tienen que luchar con muchas cosas penosas para poder mantener su existencia física, esto da lugar, como ya hemos mencionado, a sueños dorados sobre existencias ideales, en las que no tienen, precisamente que luchar con sufrimientos y dificultades, tal como sucede en la zona física. Estos sueños son construcciones mentales de materia espiritual y, por lo general, no pueden por el momento ser experimentados por los seres en la zona física, dado que todavía no están tan evolucionados como para poder cumplir las condiciones en virtud de las cuales dichos sueños o existencias ideales puedan realizarse en esta zona. Así vemos aquí de qué manera tan divina, con cuánta sabiduría y cuánto amor culminante han sido formadas las leyes de vida del universo, ya que a los seres se les permite precisamente tener unas pausas para descansar de su vinculación con la existencia física, de modo que en estas pausas puedan ser totalmente liberados de las dificultades, sufrimientos, preocupaciones y falta de paz de su destino físico y puedan, simplemente, dedicarse a sus sueños dorados y experimentarlos como verdad real en la zona espiritual de una manera totalmente independiente del estadio evolutivo, del talento, del grado de pensamiento lógico y facultad creadora que hayan podido alcanzar en la zona física. Sus sueños dorados sólo pueden ser formados por los deseos y anhelos que constituyen lo más elevado de lo que están en condiciones de pensar o percibir en el estadio evolutivo particular que representan. Pero la realización de un sueño dorado o una existencia ideal así en la zona física por los seres en cuestión encuentra, por lo general, obstáculos insuperables, dado que la materia física no obedece automáticamente al pensamiento. Ver realizada la existencia soñada cuesta las más de las veces tanto dinero como la colaboración o trabajo de otros hombres. Es por esto que los hombres viven con anhelos no satisfechos y con las consiguientes decepciones, preocupaciones y dificultades que hacen que su destino o existencia física sea desdichada. Ver la existencia soñada realizada en la zona física puede, por consiguiente, tomar muy largo tiempo, ciertamente, tan largo tiempo que a veces son necesarias varias vidas antes de que los obstáculos hayan sido superados y el ser pueda experimentar físicamente la realización de esta existencia. Pero en virtud de esto, es precisamente divino que los hombres puedan experimentar la existencia soñada en la zona espiritual mucho antes de poderla experimentar en la zona física. Y esto es lo que sucede cuando el ser muere, abandonando su existencia física, y es liberado de su organismo físico. A partir de ahora es liberado de la condición de vida que era tener que manejar la pesada materia física. Ahora sólo experimentará y creará en la materia espiritual, que precisamente, obedece al pensamiento. Por consiguiente, el ser aquí puede experimentar todo lo que está en condiciones de imaginarse en el estadio al que pertenece. Y como en el purgatorio ha sido liberado de la parte del conjunto de sus sentidos, por medio de la cual pueden experimentarse decepciones, dolor, preocupaciones, celos, depresiones, amargura y cólera o, dicho brevemente, todo el mal humor, sólo puede experimentar alegría o un humor radiante en la zona espiritual, dado que aquí todo sale extraordinariamente bien según su deseo. Y como toda esta esfera sólo está poblada por seres que están a la misma longitud de onda, es decir, seres que así mismo han sido liberados de los pensamientos de tipo oscuro y triste, la existencia aquí se convierte en una vida con luz y alegría entre amigos amorosos. Y aquí el ser experimenta, por lo tanto, el mundo de sus sueños hecho realidad, el paraíso o los terrenos soleados y la zona de origen de la vida.


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