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Índice de El camino al paraíso   

 

 
Capítulo 37
La época de paraíso como una revelación de caricias divinas al ser vivo a su paso por la culminación de la oscuridad del ciclo de espiral
De acuerdo con el amor universal, que es el fundamento de la existencia de todo el universo, sería altamente antinatural que los seres no tuvieran acceso a ver cumplidos sus deseos con respecto a su anhelo o hambre de una existencia en la que ininterrumpidamente puedan disfrutar la experimentación de la vida que, de acuerdo con su actual capacidad de percepción, pueda ser la más alta felicidad y bienaventuranza. También observamos que no puede surgir ningún hambre normal o natural para la que no haya una saciedad. Naturalmente, esto no es válido para la sensación de hambre producida de manera artificial, tal como el hambre de drogas, alcohol, tabaco y cosas parecidas. Para estas formas de hambre no hay ninguna saciedad en absoluto. Cuanto más consumen los seres estos productos más hambre tienen, y esta hambre los lleva a la muerte, porque precisamente el disfrute de estos productos sólo puede dar una saciedad ilusoria, al mismo tiempo que socavan el organismo y, con ello, la facultad de experimentar la vida normal. Pero con el anhelo o hambre de una existencia ideal no sucede lo mismo. Esta hambre es normal al cien por cien, y su saciedad es, por lo tanto, una correspondiente condición de vida para la evolución o transformación del ser en «el hombre a imagen de Dios», dejando aparte la luminosa y afable revelación de caricias que es, y con la cual la Divinidad eterna abraza y alienta a su hijo inacabado (el ser vivo) en medio de su paso por las zonas de oscuridad culminante, las esferas de sufrimiento y los terrenos de muerte del ciclo cósmico de espiral.


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