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Capítulo 30
Los dos horizontes de percepción del ser vivo: el físico y el espiritual
Como ya sabemos, el ser vivo tiene dos horizontes de percepción: uno espiritual y uno físico. Mientras el horizonte espiritual es permanente, el físico sólo es periódico, dado que el cuerpo físico es un fenómeno creado y por consiguiente, al igual que todos los otros fenómenos creados, tiene que perecer. Es por esto que el ser tiene periodos en su experimentación de la vida en los que sólo experimenta y crea con los sentidos espirituales. Estos periodos tienen lugar cuando el ser es liberado de su organismo físico con la presunta «muerte» y continúan hasta que el ser de nuevo está preparado para poder vincularse a un nuevo organismo físico. En este periodo el ser no puede experimentar directamente nada en la zona de existencia física. En realidad ha desaparecido totalmente de dicha zona. Sólo queda el organismo físico, del que se ha separado, que pronto se descompone. Y como los seres todavía están muy inacabados por lo que respecta a percibir cósmicamente, como de hecho no tienen conciencia en la zona cósmica, sólo pueden juzgar lo que ven físicamente. Como ya hemos dicho, muchos creen por consiguiente que el ser vivo depende de su organismo físico, y que el ser en cuestión, cuyo organismo se ha convertido en un cadáver, ha dejado totalmente de existir.


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