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Índice de El camino al paraíso   

 

 
Capítulo 22
La muerte es la puerta del paraíso
Como esta creación divina no es sólo la creación de organismos, sino que al mismo tiempo es la creación de mentalidad o conciencia, es más, es la insuflación del espíritu de la vida en el ser, no puede tener lugar como una creación que sólo afecte a cosas sin conciencia o muertas. Aquí se trata de la transformación de un ser vivo que, poco a poco, puede sentir y percibir cada vez más la diferencia entre placer y malestar. Y es, precisamente, en esta creación que de manera especial experimentamos el amor, la sabiduría y la omnipotencia universal del Creador o Divinidad. Como la creación del «hombre a imagen de Dios» abarca millones y millones de años, y el ser, desde esta perspectiva, ya muy pronto adquiere la facultad de experimentar, sentir y percibir y, con ello, la facultad de comenzar una insegura y vacilante creación, es una gran bendición para él que esta creación, que debido a su falta de perfección o vacilante lógica le inflinge mucho sufrimiento o destino oscuro, no tenga lugar de una manera permanente e ininterrumpida. Está, al contrario, dispuesto en un sistema con pausas. Cada vez que un ser aquí, en la zona física, sufre el proceso que denominamos «muerte», ya tenga lugar de una manera normal a causa de la vejez o debido a enfermedad o accidente, esta muerte constituye la entrada del ser en una pausa así en su transformación del primitivismo al intelectualismo, de la brutalidad al humanitarismo. Dado que esta pausa, como posteriormente veremos, se convierte en una experiencia de paraíso para el ser, «la muerte» es así, en realidad, la puerta del paraíso.


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