Lee y busca en El Tercer Testamento
   Cap.:  
(1-57) 
 
Búsqueda avanzada
Índice de El camino al paraíso   

 

 
Capítulo 20
La adquisición por el ser de la facultad de pensar perfecta y el cese de la reencarnación
A través de las existencias físicas el ser va, poco a poco, adquiriendo conciencia de la sabiduría y el amor y obtiene la facultad de vivir la vida con perfección. En la zona física aprende todo lo que era imposible aprender en la zona espiritual. Como la materia de la zona espiritual obedece automáticamente los impulsos de energía espiritual del ser sin oponerle ninguna resistencia, a este ser le es imposible aprender a pensar en esta materia. Para que los impulsos espirituales de energía, que el ser está en condiciones de desencadenar en virtud de su estructura espiritual, puedan adquirir la forma de pensamientos, el ser tiene necesariamente que aprender a transformar estas energías en pensamientos o construcciones mentales. Esto sólo puede aprenderlo en la zona física, ya que la materia de esta zona no obedece automáticamente al pensamiento, sino que tiene que vencerse por medio de un despliegue de fuerza mental y física. Dado que es una condición de vida pensar lógicamente cuando se está en el organismo físico, uno se acostumbra a formar sus impulsos espirituales de energía como formas de pensamiento o construcciones mentales lógicas en materia física. Por consiguiente, en virtud de esta facultad, es fácil formar los propios pensamientos únicamente en materia de pensamiento o materia espiritual sin ninguna conexión con la materia física. Los pensamientos se convierten entonces en igual de visibles para los sentidos espirituales como su construcción en la materia física es visible para los sentidos físicos. Pero mientras las construcciones en la materia física son compactas y sólidas debido a la naturaleza más densa de esta materia, las construcciones espirituales son de una naturaleza más sutil y se mantienen exclusivamente en virtud de la voluntad y concentración de pensamientos transitorios del ser. Aparte de que estas construcciones mentales se incorporan a la zona de la memoria o recuerdo del ser, dependen, por consiguiente, de la concentración y voluntad de este ser. A medida que la vida física del ser avanza en evolución, éste adquiere conocimiento y experiencias que pasan a formar parte de su conciencia como imágenes de pensamientos, del mismo modo que este mismo ser, a partir del conocimiento y las experiencias que adquiere por medio de su percepción física, puede manifestar nuevas construcciones mentales en la materia física. Y así la experimentación de la vida del ser se convierte en una acción recíproca de experimentación y creación de construcciones mentales. Cuando el ser ha evolucionado hasta el pensamiento y el humanitarismo más elevado y más perfecto, ya no puede aprender más en la zona de existencia física. Ahora puede construir su destino más fácilmente y de modo que esté más cercano a la perfección en la materia espiritual que en la física. Y su renacimiento en materia física cesa con ello. La reencarnación se ha hecho innecesaria. Después el ser continúa su camino de experimentación y creación en el gran ciclo de espiral en una existencia permanentemente espiritual. El ser vivo experimenta esta existencia en las siguientes esferas o reinos espirituales: «el reino de la sabiduría», «el mundo divino» y «el reino de la bienaventuranza». En estos reinos la vida existe de una forma totalmente perfecta y es así la existencia primaria o más importante. Aquí los seres viven en la más alta perfección. Aquí experimentan la culminación en sí de la experimentación de la vida de la época luminosa del ciclo de espiral.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.