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Capítulo 13
Por qué los seres vivos tienen que encarnarse en materia física
Si los seres pueden, de este modo, experimentar y crear en la zona de existencia espiritual, ¿para qué entonces experimentar y crear en la zona física? Parece ser que podría prescindirse totalmente de ello. Pero no es de ningún modo así. El ser, sin la encarnación en materia física, no podría jamás aprender a pensar lógicamente. Y sin poder pensar lógicamente, la experimentación y creación en la zona espiritual serían, de modo correspondiente, ilógicas. Como toda perfección, alegría verdadera y felicidad no puede de ninguna manera experimentarse por medio de un pensamiento ilógico, el pensamiento lógico es, de este modo, una condición inevitable para poder alcanzar la culminación de la experimentación de la vida, es decir, para poder alcanzar la culminación misma de la más alta sabiduría, del más elevado amor y del consiguiente bienestar culminante en felicidad y bienaventuranza o el hecho de aparecer a «imagen y semejanza de Dios». Pero como experimentar la vida así, de una manera tan culminante, es imposible que tenga lugar si no es en virtud de la experimentación de su contraste, es evidente que todos los seres vivos tienen que pasar por este contraste. Pero como dicho contraste sólo puede alcanzar su culminación en materia animal, es decir, en organismos de carne y sangre, es por lo tanto una condición inevitable, para que el ser vivo alcance la más alta culminación de la experimentación de la vida, que se encarne en materia física y tenga un organismo animal. En él puede, precisamente, experimentar la culminación del sufrimiento y el dolor, lo cual es totalmente imposible en la zona espiritual o en la estructura corporal primaria espiritual.


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