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Índice de El destino de la humanidad   

 

 
Capítulo 1
La crisis actual de la humanidad
El destino de la humanidad se manifiesta actualmente como una crisis mundial que, bajo la forma de paro forzoso, pobreza, enfermedad, revolución, matanza de fetos, asesinato, suicidio, vicios, perversiones, matrimonios desdichados, falta de religiosidad y enfermedad mental, se percibe como un factor de tal amplitud que a la larga no dejará de afectar a nadie; es por ello que el hecho de intentar tener una visión de conjunto sobre lo que en realidad sucede no es solamente algo actual, sino indispensable si, en resumidas cuentas, se trata de poner término a dicha crisis. ¿Pero, acaso no tiene la humanidad una visión de conjunto semejante? Ciertamente, la humanidad tiene la ciencia, tiene universidades magníficas, escuelas y centros de enseñanza para el desarrollo de la inteligencia, tiene laboratorios para el análisis de las sustancias, tiene observatorios para el estudio de la situación de la Tierra en el espacio; no obstante ignora, en realidad, aquello de lo que es testigo, porque si su visión fuese la justa debería, en este caso, calificarse de anormal, de demente, con respecto a su modo de actuar. La humanidad posee riquezas inmensas, pero vive en la pobreza; tiene fuentes de nutrición inagotables, pero pasa hambre; dispone de condiciones extraordinarias para el desarrollo del calor, pero pasa frío; tiene las mejores condiciones para la salud, pero manifiesta un sinfín de enfermedades; posee una inmensa «fuerza de caballos» o medios para dejar a los elementos que trabajen por sí mismos, pero come todavía su pan con el sudor de su frente; tiene gobiernos, ministros, presidentes, reyes y dictadores, pero vive en el caos y la oscuridad; tiene iglesias, templos, profetas y redentores del mundo, por medio de los cuales el gran mandamiento que dice: «Amaros los unos a los otros» o bien: «Quién a espada mata, a espada muere» ha sido anunciado como el camino hacia la vida y, sin embargo, da muestras de genialidad en la producción de instrumentos de asesinato o material de guerra. Evidentemente, si la humanidad tuviese una visión total de conjunto sobre su propia fuerza, su psicoanálisis la culparía de anormal.
      Pero, afortunadamente, esto no es así. La humanidad es totalmente normal, hace experiencias y las utiliza; inventa y hace descubrimientos; adquiere conocimientos y, por medio de ellos, obtiene poder. La humanidad se encuentra en una evolución continua y ascendente; actualmente tiene un poder mucho mayor y posee mayor número de fuerzas creativas que hace, tan sólo, cien años; y si, a pesar de ello, aún no ha podido someter a la Tierra, es porque aún no ha hecho las experiencias necesarias y, por ello, todavía no tiene este control sobre sí misma que es necesario para evitar los desequilibrios bajo los que vive.


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