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Índice de El principio de la reencarnación   

 

 
Capítulo 6
Por qué Dios está en «el cielo»
El universo también consta de una parte visible y una invisible. ¿Y no vemos, también, aquí que las creaciones materiales expresan lógica, planes e intenciones o cumplen unos objetivos lógicos? ¿Por qué no tendrían que haber surgido estos planes, ideas e intenciones en la parte invisible del universo? ¿Por qué no tendría que ser la parte invisible del universo la sede de la que surgen estos planes, estas ideas e intenciones? ¿Por qué no tendría que ser esta misma parte invisible del universo conciencia, lo mismo que en los seres vivos?
      La parte invisible del universo origina exactamente la misma clase de manifestación que la parte invisible de los seres vivos, a saber, creación útil. La parte invisible del universo, o sea, el espacio vacío infinito es, de este modo, conciencia, sede de manifestaciones de pensamiento, deseo y voluntad y el «algo», origen de estas manifestaciones de pensamientos, de este deseo y esta voluntad.
      No es extraño que la idea de que «Dios está en el cielo» haya venido al mundo, del mismo modo que también es natural que el concepto «en él vivimos, nos movemos y somos» también tenía que venir al mundo. El yo y la conciencia de Dios constituyen, de este modo, la parte invisible del ser que llamamos Dios, pero el organismo físico de Dios (el universo físico) constituye la parte visible del mismo ser, tal como en nosotros y en todos los otros seres vivos. Nuestro yo y nuestra conciencia constituyen, claro está, nuestra parte invisible, del mismo modo que nuestro organismo físico constituye nuestra parte visible. De este modo, ya somos «la imagen de Dios».


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