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Capítulo 11
La conciencia diabólica o la culminación de la oscuridad
En un ciclo así los seres vivos pasan por todos los estadios existentes de concebir la vida y de manifestación o creación. Si observamos las formas de vida de las plantas, veremos que en la zona física su psique sólo es un movimiento instintivo o una creación instintiva. La planta sólo puede percibir de manera muy vaga placer y malestar. No puede analizar el placer ni el malestar y, con ello, no puede experimentarlos como un hecho consciente. Pero los organismos de las plantas evolucionan en dirección a convertirse organismos de animales. Estos organismos evolucionan, a su vez, convirtiéndose en organismos de hombres. Y es en este estadio en el que los hombres terrenos se encuentran actualmente. Todavía tienen mucho de la naturaleza animal en su psique y modo de ser, al mismo tiempo que, hasta un cierto grado, han desarrollado una psique o mentalidad humana. De la naturaleza humana, han desarrollado principalmente las facultades intelectuales. En virtud de esta adquisición de facultades humanas, intelectuales sin todavía haber adquirido las facultades humanas de tipo humanitario, la manifestación de un ser así es desmesuradamente animal, dado que el principio animal es el que en este caso es el dominante. Debido a que en virtud de su inteligencia humana puede estimular sus tendencias animales hasta un estado desmesurado, estimula la culminación de la oscuridad. Ningún ser de la Tierra puede compararse con el hombre terreno en el despliegue de matanza, mutilación, odio y venganza, guerra y carnicerías o muerte y destrucción sobre otros seres. Los hombres terrenos se han elevado, así pues, del estadio animal intelectualmente, pero siguen estando en el estadio animal por lo que respecta a humanitarismo y amor. No son, por consiguiente, ni animales en su forma más pura ni hombres en su forma más pura. De este modo, representan a los seres de la oscuridad mental. Su psique sangrienta y fomentadora de sufrimientos sólo puede calificarse de «conciencia diabólica». Son la antítesis del hombre perfecto en su forma más pura, que sólo puede fomentar sentimiento intelectualizado, que a su vez es lo mismo que justicia o amor. Por medio de esta conciencia diabólica o psique animal con dimensiones desorbitadas, los hombres terrenos experimentan el contraste en virtud del cual, como ya hemos dicho, adquieren la facultad de experimentar la luz.


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