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Índice de El principio de la reencarnación   

 

 
Capítulo 7
Conflictos mentales y autosugestión
Mientras el hombre prehistórico primitivo actuaba, principalmente, por instinto y no tenía ningún tipo de especulaciones o escrúpulos con respecto a la justicia, dado que, de hecho, había una ley no escrita, al igual que entre los animales, que decía que la justicia estaba del lado de la parte que podía aniquilar o matar al contrario, el hombre moderno no tiene esta robustez. Su instinto bien lo anima a desear desdichas para la otra parte, pero ahora un incipiente sentimiento humanitario actúa en la facultad de pensamiento ampliada del ser y crea aquí tipos de pensamientos encaminados a defender a la otra parte. El instinto y el sentimiento del ser entran en conflicto. Pero este conflicto pone rápidamente la facultad ampliada de pensar o especular del hombre en cuestión en funcionamiento. Y ahora comienza una especulación que, muy a menudo, es larga. Si el instinto del ser es el dominante o ha tomado posesión del sentimiento, dirigirá la inteligencia del ser y, con ello, su especulación a favor del instinto. Como el instinto es la sede de los hábitos e inclinaciones del pasado, es decir, la ley no escrita ya citada que dice que la justicia está del lado de la parte que puede aniquilar o someter a la otra parte, esto lleva al ser a crear con su inteligencia las más geniales imágenes de pensamiento, a través de las cuales se ve a sí mismo como totalmente inocente o como mártir al cien por cien. Por medio de los mismos pensamientos especulados, dirigidos por el instinto, en el peor de los casos ve al otro como al malvado más infame, que tiene que ser molestado y contra el que hay que luchar con todos los medios disponibles. Que el material de las acusaciones o el fundamento para esta persecución se base o no en hechos no tiene ninguna importancia para la parte acusadora. Hace tiempo que se ha sugestionado a sí misma a creer en las propias imágenes de su pensamiento, creadas por su instinto e inteligencia, como realidad inconmovible. En el peor de los casos, desea la muerte y destrucción de la otra parte. Y aquí hemos encontrado al vikingo, al hombre de neandertal u hombre primitivo en el hombre moderno del siglo veinte.


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