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Índice de El principio de la reencarnación   

 

 
Capítulo 3
Inválidos anímicos
¿Qué se puede hacer para ser curado de este cansancio tan devastador? Aquí se trata, naturalmente, de poner en claro cuál es la causa absoluta y más íntima del cansancio. Cuando se ha puesto en claro esta causa, entonces se puede abordar el asunto correctamente e iniciar una verdadera lucha contra la enfermedad y, así, ser llevado de nuevo a la normalidad de la vida anímica y a la consiguiente normal alegría de vivir.
      Es cierto que la ciencia médica hace muchísimo para ayudar a las personas, aparte de los grandes hospitales y las clínicas y centros psiquiátricos, que también se construyen. Y, en los casos leves, muchos pacientes se curan. Pero esto no impide que, sin embargo, cientos de miles de personas vivan hoy su vida cotidiana con un mayor o menor grado de esta peligrosa enfermedad del cansancio. De esta gran cantidad de gente, hay un cierto tanto por ciento que termina en una enfermedad mental incurable. Muchas de las personas que han alcanzado los estadios peligrosos de la enfermedad no pueden curarse en su encarnación actual. Su estructura orgánica ya ha sufrido demasiado daño. Para ellos, la sanación ha sido, momentáneamente, aplazada a la próxima encarnación. Si alguien pierde un pie o un dedo, no crece ningún dedo nuevo. Del mismo modo, también se pueden sufrir daños o lesiones tan grandes en ámbitos anímicos, que es imposible volver de nuevo a la salud normal en la presente encarnación. Los órganos anímicos de las personas pueden adquirir un defecto tal, que ciertos ámbitos de estos órganos se hayan marchitado o muerto. Aquí el individuo no puede recibir ninguna ayuda. Del mismo modo que no pueden crecer nuevos miembros en el organismo físico, en un determinado ámbito anímico tampoco pueden crecer nuevas partes orgánicas donde las partes ordinarias están muertas. Personas con tales defectos no pueden ser curadas ni recibir de nuevo su salud normal en la presente encarnación. Yo no hablo para estos inválidos para toda la vida. Lo hago, al contrario, para quienes todavía sólo notan la dolencia como un cansancio no natural. Estas personas, si verdaderamente hacen un esfuerzo, pueden ser curadas y liberarse totalmente de este cansancio y sus consecuencias debilitadoras y portadoras de muerte.


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