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| Índice de La salida de la oscuridad |
Capítulo 17
Cuando el amor se convierte en ciencia, estamos de nuevo unidos con Dios
Cuando el amor se convierte en ciencia, la vida cotidiana no es un asunto sobre la mejor técnica de asesinato, no es un asunto sobre fronteras entre países, no es un asunto de esclavitud camuflada o manifiesta, no es un asunto sobre capital, interés o tarifa por horas, no es un asunto sobre impuestos, embargos o quiebras, no es un asunto de secretos de estado o espionaje, no es un asunto sobre los recursos, sustancias o materias de la Tierra, no es un asunto sobre desempleo, ayuda a los pobres, filantropía, no es un asunto sobre religión, política o costumbres u otras formas de opinión de la mayoría.
Cuando el amor se convierte en ciencia el problema dinero ya no existe.
Lo más hermoso que les queda a los hombres por defender y cultivar es la facultad humana por medio de la cual se somete la Tierra en beneficio del «prójimo» que uno ama tanto como a sí mismo.
En este momento, la órbita cósmica de la Tierra se desliza a través de la puerta del reino de los cielos, y entonces vemos que las oscuras nubes mencionadas se esfuman y se unen a la muerte o noche cósmica que va desapareciendo en la lejanía.
Ante nosotros brilla y resplandece la profusión luminosa del rostro de Dios, y entramos en la gloria, hermosura y alegría de los reinos de la luz que ya se nos habían preparado mucho antes de que el mundo existiera, y de que Dios insuflase el espíritu de la vida en los continentes y mares de la Tierra.
Y, con ello, estamos de nuevo unidos a Dios en el Paraíso Terrenal.
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