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Índice de La salida de la oscuridad   

 

 
Capítulo 12
La muerte cósmica, que tenía que ser la consecuencia del disfrute del árbol de la ciencia, ha tenido plenamente lugar
Todo lo que va en contra de amar al prójimo como a sí mismo es un paganismo. En verdad, que hay mucho paganismo en la sociedad humana cristiana terrena de hoy. La verdadera, pura sabiduría del amor ha sido descompuesta en desviaciones muy diversas en forma de interpretaciones parciales y extrañas. Alrededor de cada interpretación extraña así se ha formado una multitud o grupo de seres, cada uno de lo cuales, a su vez, en forma de sectas y asociaciones religiosas y políticas, se denomina a sí mismo escogido por Dios o piensa que forma parte de la élite de la humanidad y que tiene monopolio sobre la salvación. En su imaginaria grandeza autocreada, se creen autorizados a juzgar a todos sus semejantes que piensan de manera distinta con excomunión y hoguera, con la perdición o el infierno. Imaginen qué cristianismo tan ilusorio, qué superstición culminante defender la guerra, el asesinato y el homicidio en nombre de Jesús y, además, creer que se tiene derecho a juzgar a otros y mandarlos a la oscuridad y el sufrimiento, aunque en la religión mundial cristianan se diga: «No juzguéis, si no queréis ser juzgados. Porque con el mismo juicio que juzguéis habéis de ser juzgados, y con la misma medida con que midáis seréis medidos». De este modo, vemos por todas partes que el paganismo y, con él, la muerte se han apoderado del verdadero cristianismo. Poco a poco el cristianismo se ha ido empañando con una gran cantidad de paganismo y se le ha erigido en defensa de muchas de las tradiciones animales mortíferas contra las que, en realidad, tenía que advertir y de las que tenía que proteger a los hombres. El cristianismo puro es como una planta útil que se ha plantado entre mala hierba. La mala hierba ha crecido a su alrededor y ha medio ahogado o mutilado esta planta cósmica, este grano divino de mostaza que tenía que convertirse en un gran árbol en el que los pájaros del cielo tenían que hacer su nido, es más, tenía que convertirse en un gran reino en el que todos construyen cada día su vida, cultura y modo de ser sobre un amor culminante hacia todos. Pero este incipiente reino de los cielos, esta siembra cósmica del cristianismo en la mentalidad humana terrena está a punto de ser ahogada en la mala hierba mortífera del paganismo o de las tradiciones animales. Mucha mala hierba mental oscura es directamente cultivada en nombre del cristianismo, en vez de ser desyerbada. Este cultivo de las tradiciones egoístas de la oscuridad o del paganismo, bajo el lema que cada cual piense en sí mismo, es lo que caracteriza la falta de conciencia cristiana o cósmica. La parte de la humanidad que dirige o tiene el poder no cree ni en la existencia de una divinidad ni que el universo sea dirigido lógicamente, del mismo modo que su propia inmortalidad e identidad eterna está tan lejos de ser contenida por su facultad de comprender o su conjunto de sentidos, que directamente es un insulto referirse a la existencia de estas realidades. La solución del misterio de la vida o su causa primera sólo puede ser percibida por dicha parte de la humanidad como casualidad. La muerte se cierne, así pues, sobre la esfera humana terrena, todo está oculto en una noche cósmica. Los efectos del disfrute del árbol de la ciencia han tenido plenamente lugar.


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