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La salida de la oscuridad
Capítulo 1
Pentecostés es el despliegue del espíritu de Dios en la naturaleza
Miles de personas celebran las vacaciones de Pentecostés en el campo.
La condición para que estas vacaciones, esta estancia en la hermosa naturaleza, sean plenamente satisfactorias o aquello en lo que todos han soñado es que tiene que hacer un sol espléndido y calor.
Pentecostés se presenta en una estación del año en la que toda la naturaleza ha despertado a la vida tras su letargo invernal.
En Pentecostés, todo se encuentra en su despliegue más hermoso y en su esplendor natural.
Por todas partes hay un olor maravilloso, por todas partes hay una gran riqueza de colores, por todas partes hay también agradables sonidos.
Miles de pequeños pájaros cantores llenan el cielo con su canto lleno de júbilo.
Incluso la oscuridad ha abandonado nuestras latitudes, y las veinticuatro horas del día son una verdadera orgia de bienestar y vida.
En Pentecostés, Dios está dejando que el verdadero dominio de la vida mande su luz a lo más profundo del mundo material, físico.
Cada hoja, cada rama, cada flor, cada insecto, cada ser vivo está en este momento rodeado por el espíritu santo, lo cual significa la conciencia, la voluntad y los pensamientos del Padre divino en su despliegue de verano o de luz.
No hay ningún lugar en absoluto de la naturaleza viva donde la voluntad divina no sea visible para el que puede ver.
Por todas partes se palpa la cercanía de esta voluntad y este espíritu divino en forma de la alegría de los seres vivos ante el verano y su consiguiente deseo de vivir, su tendencia a la reproducción y el bienestar físico.
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