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Índice de El principio de la reencarnación   

 

 
Capítulo 6
«El espacio vacío» no está vacío
Si uno fuera un ser iniciado, descubriría que el espacio vacío entre todas las estrellas o partículas sólo era un espacio vacío desde un punto de vista físico, y que, en realidad, estaba lleno del ser verdadero y sus núcleos esenciales, una zona muy amplia, un gigantesco sistema central de materia altamente psíquica. Desde aquí se vería que surgían fuerzas psíquicas bajas a sistemas centrales de planetas de psique baja, es decir, a las micropartículas de los organismos psíquicos o cuerpos espirituales agrandados del ser en cuestión. A su vez, se vería que través del espacio vacío, las micropartículas se arrojaban entre sí poderosas corrientes e impulsos de energía, y cada una de ellas encontraba el camino hacia los respectivos soles y planetas del sistema.
      El ser iniciado que lo observase vería que todo el sistema era, en realidad, mantenido y dirigido desde el presunto espacio vacío. Desde aquí se organizaba y controlaba la velocidad y rotación de las partículas. Surgirían nuevos planetas y mundos físicos, evolucionarían y se dirigirían a su ocaso para ser sustituidos por otros. El iniciado también vería que impulsos y fuerzas de vida, que se dirigían a las partículas o soles y planetas, venían de un sistema determinado de esta galaxia, a saber, los órganos de la conciencia, el cerebro y los nervios, y cómo estos impulsos del pensamiento creaban una reacción en los microsistemas.


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