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Un destello de la redención del mundo
Capítulo 1
Un sermón intemporal
Un hermoso día soleado hace casi dos mil años se oyó una voz en la ladera de la montaña junto a la orilla del bello lago de Genesaret en Galilea.
La voz era, ciertamente, una voz humana, pero las palabras venían de una zona de existencia que estaba muy lejos de la esfera terrena.
Venían de un mundo cósmico, transformadas para una muchedumbre de miles de personas que, asombradas, escuchaban la voz celestial.
Palabras y frases eran directamente cascadas luminosas de relatos calurosos e inspiradores sobre las leyes del amor que todo lo dominan, con las cuales una Divinidad sabia y todopoderosa gobierna el universo infinito.
Que lo que vibraba desde los labios de quien hablaba no era un sermón ordinario lo demuestra el hecho de que su sonido celestial no sólo inspiró y animó a la emocionada muchedumbre de oyentes junto al lago, eran palabras para todo el mundo, para toda la humanidad.
Era un saludo de Dios a las generaciones de los milenios futuros.
Era una esclarecedora exhortación de amor para reyes y príncipes, ricos y pobres, felices y tristes, enfermos y sanos, materialistas y religiosos, ladrones y santos.
Y el luminoso sonido de la voz celestial es todavía escuchado hoy por aquellos que tienen oídos para oír.
El acontecimiento ese tranquilo día soleado junto al lago bíblico entre las montañas de Galilea se volvió intemporal.
A lo largo de los tiempos siguieron afluyendo hombres a este sermón divino.
El pequeño grupo de pocos miles creció y creció y se convirtió en millones y millones de oyentes.
Y el saludo divino desde la ladera de la montaña galilea continuará iluminando con su bendición y su orientación a la humanidad terrena en el presente y sobre futuros milenios.
Todos experimentarán este sermón eterno.
Porque sin experimentar la luz de este sermón, absolutamente ninguna redención del mundo, absolutamente ninguna liberación de la esfera de la oscuridad.
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