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Lista de artículos

M0970
El primer villancico de la Tierra
por Martinus

1. La promesa del evangelio de Navidad
En una época en que tantas tradiciones se vienen a tierra, en que todo sufre grandes trastornos, parlamentos caen, dictaduras más o menos primitivas surgen, problemas religiosos se debaten, las cuestiones más elevadas, ocultas o espirituales de la vida se usan como base para el fraude o engaño, las naciones se preparan para la guerra, amplían su capacidad mortífera hasta unas dimensiones desconocidas, los factores que verdaderamente son la condición para una paz mundial no son populares etc., pero en medio de esta confusión tan terrible todavía hay un resto de una voz del pasado, un eco de un canto de las montañas de Palestina: Hoy  os ha nacido un salvador, paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad.
Estas palabras tan sublimes fueron el primer villancico de la Tierra y la promesa celestial de las futuras vibraciones de la presencia de otra voz: Bienaventurado es el dar, mejor que tomar, bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios – el que se halle sin pecado tire la primera piedra – si alguien te hiere en la mejilla derecha , preséntale también la otra – Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen – nadie tiene mayor amor que el que da su vida por su prójimo, etc.
2. La Navidad es una fiesta cuyas vibraciones llegan a lo más profundo del corazón de los hombres
Este canto y estas palabras divinas iban a resonar por toda la Tierra, iban a abrirse camino en tiempos y reinos remotos. Y este eco es el que cada año regresa con toda su fuerza y manda sus «ondas» sobre las generaciones actuales en los países cristianos con la denominación de «Navidad». En forma del tañido metálico de campanas, en forma de música de órgano y villancicos, sus vibraciones llegan a lo más profundo del corazón de los hombres. Abren el gran tesoro de recuerdos, se regocijan, susurran sobre Navidades vividas, sobre el contacto con gente buena, sobre compasión, regalos, fiesta y alegría. Estos tonos son una canción de amor. Pero también son una interpretación no dogmática de la entrada de una incipiente época de amor en la historia. Son la melodía imparcial de la celebración del aniversario del nacimiento de una incipiente redención del mundo o de la incipiente entrada de la confirmación del mayor mandamiento del amor: Amaos los unos a los otros por una moral mundial luminosa. Son el recuerdo de la incipiente neutralización del principio matar, de la venganza, la guerra y la mutilación.
Sobre estos tonos o vibraciones de Navidad hay algo solemne, algo grandiosamente sobrenatural, algo que enternece incluso las mentes más endurecidas e insensibles. Crean en todos deseos de ser buenos, de hacer regalos, de mandar saludos cerca y lejos.
3. Una atmósfera de un mundo superior abraza, penetra e inspira a todos en forma de las vibraciones de Navidad
Pero toda esta bondad, todo este ambiente divino, que, de este modo, alcanza inevitablemente a casi todas las mentes, no es nada extraño, porque, a pesar de todo, las vibraciones de la Navidad han ido teniendo poco a poco tanta influencia que para la visión cósmica son directamente la visita, durante unas horas, de nada menos que la verdadera, gran «paz en la Tierra». Durante un tiempo muy breve, desde el repicar de las campanas de Navidad hasta algo más de la medianoche, el mundo es verdaderamente visitado por algo de la gran paz. Durante estas pocas horas la atmósfera de un mundo superior abraza, penetra e inspira a todos los que tienen una mente abierta y amorosa, a todos los que, en contacto con el viejo y el nuevo impulso mundial, trabajan para transformar la Tierra en una morada permanente para el amor, para la felicidad, para la verdadera armonía. Pero aunque esta atmósfera no es directamente visible para la vista física, es sin embargo idéntica al real y verdadero «ambiente de Navidad» en cada mente dispuesta espiritualmente de una manera verdadera, y así mismo también constituye el maravilloso ambiente que en la nochebuena se puede sentir como descansando sobre la ciudad y el campo.
Pero la Tierra todavía está demasiado oscura, y la paz celestial tiene que regresar de nuevo a su propio reino. Su presencia aquí todavía sólo puede medirse en horas, sólo puede designarse como «una visita» en la Tierra. Y el linaje humano se apresura de nuevo alrededor del mundo, por nuevos caminos en dirección a destinos desconocidos, hacia penosos acontecimientos, que, aunque los propios hombres no lo saben, finalmente darán lugar a unos resultados que convertirán «la Navidad» en permanente o la gran paz en una con las zonas de la Tierra.
4. Por lo que respecta a las tradiciones navideñas, también hay algunas que la humanidad está dejando atrás
Dado que, tal como hemos dicho, hay tantas tradiciones que actualmente están en declive, la pregunta sobre si la Navidad o las tradiciones relacionadas con ella son algo que se va a mantener vivo o va a ser aceptado en la ahora incipiente nueva cultura es actual para muchos de mis lectores. Y debido a esto he sentido, por lo demás, la necesidad de presentar una breve respuesta orientadora con respecto a esta pregunta.
Para comprender esta respuesta hay, naturalmente, que comprender de antemano lo que en realidad es la Navidad, su significado como un «bien» o un «mal» para la humanidad. Si hay algo en ella que es «bueno», en tal caso tiene que conservarse. Y si tiene algo «malo», esto tiene, claro está, que cesar o depurarse.
Si se hace un análisis detallado no se puede negar que en relación con la Navidad han surgido, a lo largo de centurias, muchas tradiciones muy diversas, que ahora comienzan a mostrarse como desacertadas o en desarmonía con el espíritu de la Navidad, tradiciones que con una visión espiritual superior se ve que no contribuyen a glorificar, sino más bien a oscurecer el reconocimiento de la verdadera grandeza y el profundo significado de la Navidad. Impedir estas tradiciones por medio de una orden o una actitud dictatorial sería algo no natural, y sería, así mismo, inútil. Al igual que todas las otras tradiciones existentes, cada una de estas tradiciones forma parte de una capa de conciencia o estadio particular de la evolución. Y a medida que los hombres van dejando estos estadios, las tradiciones que forman parte de ellos caen en desuso en la conciencia del ser en cuestión y se marchitan por sí mismas.  Con respecto a las tradiciones navideñas, de acuerdo con lo que hemos dicho, también hay algunas de las que la humanidad está dejando atrás. Hacer propaganda de estas tradiciones frente a seres que las han dejado atrás es totalmente inútil. Ninguna imposición puede darles de nuevo vida en la conciencia de los seres que ya las han vivido a fondo y se han distanciado de ellas, es decir, en los seres en cuya conciencia ya no son estimuladoras ni vivificadoras, sino, al contrario, fatigosas y fastidiosas.  Los seres mismos las van poco a poco desechando. Y que yo ahora muestre algunas de las tradiciones o circunstancias de la Navidad, que muchos hombres están dejando atrás, y algunas de las que se conservarán, y de las que los hombres se alejan cada vez más, no es, naturalmente, ataque ni propaganda, sino, al contrario, un análisis absolutamente imparcial en beneficio de quienes tienen necesidad de algo así.
5. La fiesta de Navidad «pagana» y «cristiana»
En los países cristianos, la Navidad es una fiesta en memoria del nacimiento del redentor del mundo Jesucristo. Como este nacimiento, a su vez, fue de manera especial el factor desencadenante de un idealismo o una moral incipientes, cuyos contornos delimitados o análisis profundo se dirigían en dirección a rechazar al cien por cien el principio matar, una fiesta en memoria del nacimiento de una moral así no puede estar al cien por cien en contacto o armonía con esta moral mientras no se celebre bajo unas formas que condicionen un correspondiente rechazo al cien por cien del hecho de matar. Esto quiere, a su vez, decir que en el mismo grado en que se crea una fiesta de Navidad a base, de manera consciente o no, del principio matar, en este mismo grado la fiesta de Navidad muestra otra moral mundial que la que en realidad se cree recordar y para la que verdaderamente se pretende celebrar la Navidad.  Esta otra moral mundial será lo contrario a la moral del amor que prescribe amarlo todo y a todos, y que se puede considerar como más o menos «pagana» según la manera en que se manifieste en virtud del principio matar.
Para muchos esto quizá sonará un poco violento, ya que la mayoría no es consciente de que celebra la Navidad a costa de la muerte y mutilación de otros seres. El caso es que la mayor parte de hombres todavía no han avanzado tanto en la evolución que verdaderamente comprendan o conozcan la profundidad del quinto mandamiento: No matarás. Así piensan que la transgresión del quinto mandamiento sólo puede tener lugar con la matanza de hombres, mientras que la matanza de animales no hay que considerarla, al contrario, como una transgresión de la ley. Pero una mayor ilusión que la de que los animales están supuestamente proscritos o fuera de la protección de la ley no existe, del mismo modo que en el quinto mandamiento no hay nada en absoluto que exprese dispensación de ella. Y desde este punto de vista, no puede negarse que la presunta «Navidad» cristiana no puede librarse de ser «pagana». ¿No es la fiesta de la Navidad «cristiana» precisamente el factor desencadenante de una inmensa matanza en masa de seres vivos?
6. La fiesta de la Navidad  es el factor desencadenante de una inmensa matanza de seres vivos
Varias semanas antes del comienzo de la Navidad las tiendas y lugares de venta empiezan a estar a rebosar de animales mutilados, muertos, seres que han tenido que abandonar una vida en cuerpos físicos sanos, seres tan evolucionados que tenían las condiciones incipientes para una felicidad marital con la correspondiente alegría paterna o facultad de amar a su descendencia, del mismo modo que tenían una facultad incipiente de expresar por medio de cuerpos físicos sus matices anímicos y, de este modo, estar en posesión de un «lenguaje» en sus inicios, pero ahora  sólo son una serie de cadáveres para ser usados en «las comidas navideñas» de los hombres. Bañados por una brillante luz eléctrica, en medio de centelleantes árboles de Navidad, decorados entre otras cosas por resplandecientes «luces de Navidad», que en realidad son símbolos del «espíritu santo», encontramos montañas de cuerpos de cerdos troceados, aves desplumadas, gansos, patos, gallinas, pavos, etc., a veces adornados artificialmente y enderezados como si estuvieran vivos. ¿Por qué?  ¿Es, acaso, para ocultar o atenuar que lo que contemplamos es un cadáver? ¿No hay algo que se empieza a despertar en las profundidades de la subconciencia, una causa desconocida que hace que quien los expone piense que serían más hermosos, más nobles si los animales estuvieran allí vivos?
Fuera de estas grandes tiendas las paredes están generalmente recubiertas con «caza» de la naturaleza, de los campos y los bosques, ciervos, liebres, faisanes, patos salvajes, etc. Sobre estos cadáveres se dice además que es preferible que cuelguen hasta que estén «tiernos», es decir «putrefactos», para en este estado ser un manjar especialmente exquisito para el comedor de carne, una circunstancia que hace retroceder el pensamiento hasta los «animales carroñeros».
Toda esta «exposición de Navidad», todo este desfile de animales muertos es para facilitar a los amantes de esta comida la elección de los animales, que han sido matados, que cada cual se llevará a casa y lo servirá en «la celebración» de la fiesta en honor de la abolición del principio matar.
7. Nadie tiene mayor amor que el que arriesga su vida para salvar a su prójimo
Este artículo no está, naturalmente, escrito para ironizar sobre la actitud de los hombres para con la fiesta de la Navidad; pero esta actitud está todavía tan poco avanzada o tan poco en contacto con el núcleo verdadero y más profundo de la Navidad, que un análisis verdadero e imparcial sobre los hechos reales tiene que parecer ironía. Pero, en relación con lo mismo, déjenme añadir que no se puede culpar a nadie por este tipo de actitud para con la fiesta de la Navidad. Manifiesta un determinado estándar evolutivo, en el que se encuentran las personas en cuestión. Y no se puede pedir que expresen o puedan manifestar detalles o realidades que forman parte de una zona o estadio evolutivo que todavía no han alcanzado. El niño pequeño no puede realizar el trabajo de un hombre adulto. Y las personas mencionadas todavía no comprenden su actitud imperfecta con respecto a la Navidad, dado que conocer el verdadero análisis de la Navidad nunca ha sido actual para ellos. Naturalmente, en los países cristianos todos saben que la Navidad es una fiesta que se celebra en honor del nacimiento de Jesús. Este lado del asunto es sencillo. Pero en cambio, las personas en cuestión aún no se han dado cuenta de que este nacimiento en realidad fue el nacimiento  de una nueva moral, cuyo núcleo más profundo era, tal como se ha dicho en el primer apartado de este artículo, amar al prójimo como a sí mismo, era presentar la mejilla derecha cuando uno es herido en la izquierda, era que es mejor dar que tomar, era entrenarse a orar ante cualquier forma de «cruz» o ante cualquier forma de injusticia: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen, y además reconocer que «nadie tiene mayor amor que el que arriesga su vida para salvar a su prójimo».
Como se ve, en sus detalles el núcleo de esta moral constituye exclusivamente realidades que en todas partes donde predominan socavan o imposibilitan totalmente cualquier forma de contraste al amor, es decir, imposibilitan cualquier forma de venganza, asesinato, homicidio, mutilación, cualquier forma de calumnia, intolerancia, crueldad, envidia y mala voluntad, o dicho brevemente: estimula totalmente la eliminación del «principio mortífero».
8. En su análisis más elevado la Navidad es una fiesta en honor de la eliminación del principio mortífero, en honor de la afluencia del amor en la atmósfera espiritual de la Tierra
No puede negarse que el nacimiento del niño Jesús no habría tenido ninguna importancia, nunca habría sido conocido si este niño no hubiera sido un ser de un mundo superior, si no hubiera sido un «misionero» de un reino que no era de este mundo y, por consiguiente, en medio de las zonas de la oscuridad y del odio, en medio de un mundo, que en realidad es un inmenso lugar de asesinato, un campo de batalla estaba en condiciones de dejar tras él la experiencia de esta moral luminosa como un hecho práctico y teórico y así la confirmó, de una manera inalterable, en la Tierra como una semilla en la que se bendecirán todos los pueblos de la Tierra.(1)
Como fue esta «semilla» la causa de que Jesús fuera conocido, también es naturalmente la causa verdadera o justa de la fiesta de Navidad de los países cristianos.
Como los resultados o frutos de dicha «semilla» son, por consiguiente, la eliminación del principio mortífero, la Navidad es, en realidad, en su más elevado análisis una fiesta en honor de esta eliminación y con lo cual se convierte en una fiesta en honor de la afluencia del amor en la atmósfera espiritual de la Tierra.
Que los hombres aún no se han dado cuenta de esto lo demuestra con creces la antes mencionada matanza en masa con la que manifiestan esta fiesta. Si hubiesen tenido la facultad de comprender de verdad la Navidad, habrían como mínimo procedido de manera totalmente contraria. Habrían comprendido que una Navidad verdadera y absolutamente real sólo podía ser una realidad haciendo ante todo de sus «días festivos» «días sin carne», reduciendo así lo más posible el principio mortífero durante su transcurso. 
A pesar de que la Navidad cristiana es una tradición centenaria, la mayoría aún no ha comprendido que su Navidad, vista desde el punto de vista de Jesús, desde su enseñanza y mensaje es, hasta un cierto grado, difícil de ser absuelta de ser un libertinaje. Como la Navidad se celebra en muy alto grado con «banquetes» de animales, que han sido matados o cadáveres de seres con una evolución destacada, el nacimiento y la moral de Jesús se celebran con un libertinaje que, a través de la misma moral, tendría en realidad que cesar o eliminarse. Y se da por descontado que una fiesta de Navidad, que se celebra matando lo menos posible en vez de matar todo lo posible, atrae el mundo celestial o una zona de existencia superior, da lugar a una verdadera Navidad divina y a un mayor contacto con el verdadero análisis fundamental de la Navidad, el cumplimiento del quinto mandamiento: No matarás.
9. La atmósfera amorosa, espiritual que penetra unas pocas horas los países de la Navidad en la Nochebuena  se irá extendiendo poco a poco de Navidad a Navidad
Pero aunque los hombres terrenos todavía no han llegado a estar en total contacto con la moral, de la que la Navidad es una fiesta conmemorativa, sin embargo han evolucionado llegando a practicar una cantidad inmensa de cosas buenas, que son de una naturaleza tan llena de bendiciones y están tan completamente en contacto con el verdadero espíritu de la Navidad, que contribuyen a que, como ya he dicho, un ambiente superior pueda mezclarse unas pocas horas con la atmósfera espiritual de la Tierra, de lo contrario tan oscura y trágica y la haga tan noble, tan agradable y estimulante que incluso personas menos sensibles o delicadas pueden ser influidas por él. Estas buenas manifestaciones, por medio de las cuales la humanidad está, de esta manera, en contacto con el verdadero nivel de la Navidad, finalmente progresarán incluso tanto que la atmósfera amorosa, espiritual que penetra los países de la Navidad unas pocas horas la Nochebuena se irá ampliando cada vez más, de modo que finalmente se extenderá de Navidad a Navidad. Estas manifestaciones, que, de este modo, contribuyen a alargar el verdadero ambiente de la Navidad, son todo aquello que va encaminado a amar al prójimo o a la verdadera práctica de «mejor dar que tomar». Y esto es el símbolo de la verdadera forma de existencia de la Navidad, que experimentamos en forma de «regalos de navidad». Todos los regalos de Navidad, que sólo se dan porque es lo acostumbrado, porque uno ha recibido regalos y tiene que responder con regalos, no son verdaderos regalos de amor y, por lo tanto, sólo pueden, en realidad, ser un «símbolo» de los verdaderos regalos. Los regalos, que, al contrario, se dan, por ejemplo, a personas necesitadas, los regalos que consisten en alimentos, ropa y cobijo para individuos pobres, sin hogar o náufragos de la vida en peligro, tanto hombres como animales, son los verdaderos regalos de Navidad. Son regalos que están en contacto con aquel que les dio a los hombres la narración del buen samaritano, aquel que les enseñó a los hombres que «el que se halle sin pecado tire la primera piedra», aquel que dio el mayor regalo de amor y, con él, el mayor regalo de Navidad que puede darse, a saber, el sacrificio de su propia vida como una ayuda para «la salvación» de la humanidad, es decir, para que la humanidad fuera conducida fuera de la zona de la ignorancia, la ingenuidad, la superstición, la intolerancia, el odio y las matanzas y en verdadera memoria de su liderazgo debería celebrarse tanto la Navidad de hoy como la de tiempos futuros.
10. Las tradiciones de Navidad se depurarán cada vez más en gran cantidad de campos
Dado que la Navidad, como se describe en el presente artículo, es una fiesta del amor o una fiesta en memoria de la incipiente eliminación del principio matar, todas las cosas que en esta fiesta estimulan y desarrollan este principio no estarán en condiciones de sobrevivir, sino que estarán «moribundas» o decreciendo a medida que la nueva cultura mundial avance. De estas tradiciones «moribundas», las comidas navideñas compuestas de carne, tocino y pescado estarán, naturalmente, entre otras las primeras. Pero en los hombres el sentimiento sigue depurándose o ennobleciéndose y como consecuencia se deshará de la utilización del abeto común como árbol de Navidad, ya que poco a poco no se podrá dejar de sentir como una profanación usar la solemnidad de la Navidad  como base para la masacre de vida vegetal joven. Así mismo se reaccionará ante el uso de «velas comunes en la Navidad», dado que aquí también se considerará inapropiado celebrar la eliminación del principio mortífero causando a «las unidades de vida» de dichas velas la más desagradable y antinatural muerte, a que la combustión de estas velas da, precisamente, lugar.
Como un símbolo de la fiesta de Navidad en vez del «árbol de Navidad» común se pasará a usar candeleros en forma de árbol de Navidad o de pirámide, adecuados para esta finalidad, con una instalación de luz eléctrica. En la combustión de esta luz no tiene lugar ninguna matanza, ya que todas «las unidades de vida» de la energía eléctrica son «seres de fuego», lo cual quiere decir que su evolución y su vida natural se encuentra en el elemento fuego o en forma de fuego o luz.
De este modo, las tradiciones de Navidad se depurarán en gran cantidad de campos para finalmente mostrarse en una forma tan originariamente pura por lo que atañe a la conciencia que la celebración de la Navidad se convertirá en una fiesta realmente verdadera y totalmente perfecta en honor del amor universal o respeto del derecho de cada ser vivo a la vida.
11. Un amistoso saludo de Navidad  
Con el deseo de que comprendan que el presente artículo no es de ninguna manera una prohibición de la alimentación de carne o de la forma antigua y tradicional de árboles de Navidad, iluminación con velas, etc., sino que es un análisis conciso y claro de los detalles más destacados del ennoblecimiento por el que pasará la fiesta de la Navidad en armonía con la futura evolución de la humanidad, y de que con respecto a cada uno de estos puntos estoy de acuerdo con que la asimilación de este análisis es totalmente una cuestión de conciencia, que absolutamente todos deben decidir consigo mismos y que, por consiguiente, no puede ser dictado o impuesto a ningún ser, sino que sólo va dirigido a quienes opinan que pueden aprender de él, pido a todos mis lectores que reciban este artículo como un amistoso saludo de Navidad en relación con mi mas efusivo agradecimiento por el apoyo que , a través de su suscripción a Kosmos, han sido ustedes para mi causa en estos últimos años.
Con un cordial deseo de que nuestra colaboración continúe sin novedad en el nuevo año, les deseo así mismo a todos mis lectores un feliz año nuevo.
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(1) Las referencias bíblicas están se basan en la edición protestante de la Biblia, que no siempre coincide totalmente con las ediciones católicas
Escrito como un artículo para la revista danesa Kosmos en 1933, publicado en Recopilación de artículos de Martinus 1. Título original: Den første julesang på jorden. Traducción Martha Font, con la colaboración del equipo de lengua castellana. ID de artículo: M0970.

© Martinus Institut 1981, www.martinus.dk

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