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M30903
Sobre la justificación de la vacunación
El 21 de abril de 1955
Por Martinus

¡Querido NN!
Primero quiero expresarles a usted y a su esposa mis más sinceras gracias por la amorosa compañía que me brindaron durante mi estancia en Herning. Con respecto a su pregunta sobre la vacunación contra la poliomielitis, debo informar que esta vacunación, así como todas las demás formas de vacunación, siguen siendo indispensables medidas de emergencia en el desarrollo de la humanidad. Pero son medidas que, a medida que la humanidad de otra manera se desarrolla hacia volverse inmune a las enfermedades, se volverán completamente redundantes. Y la situación actual es que muchas personas ya han alcanzado esta inmunidad y, por lo tanto, no necesitan vacunarse, mientras que otras son indefensas y susceptibles a las enfermedades. Pero esta inmunidad no se puede ver en las personas individuales. Y, por lo tanto, no se puede identificar directamente quién debe vacunarse y quién no debe vacunarse. Si una persona mantiene la opinión de que no quiere vacunarse, entonces corre el riesgo de contraer la enfermedad. Y en tal situación, se convierte en una cuestión de si no habría sido un «mal menor», no sólo para el ser mismo, sino también para su entorno, con los cuales está ligado en su destino, si hubiera sido vacunado y, por lo tanto, habría evitado la enfermedad. Si él era un padre de familia o era madre de uno o más niños pequeños, no puede haber sido el «mal menor» que no se dejara vacunar y, por lo tanto, contrajera la enfermedad, muriera o se quedara inválido para toda la vida.
Si un par de padres o tutores de un niño niegan a dejarse vacunar, y luego el niño contrae la enfermedad, se vuelve permanentemente inválido o quizás muere, ¿cómo sentirán la situación estas personas responsables de la protección del niño? – ¿No se cree que les viene el pensamiento que habría sido un «mal menor» si el niño hubiera sido vacunado y, por lo tanto, hubiera sido rescatado de enfermedad y muerte?
Desde un punto de vista histórico, también hay que inclinarse ante el hecho de que la vacunación ha sido el único medio de la humanidad para superar epidemias crueles. ¿Cómo las habría superado la humanidad si Dios no le hubiera permitido descubrir la vacuna? – En realidad, la tierra podría haber sido totalmente despoblada sin ella.
Luego llegamos a la pregunta si es correcto dejar que los animales sufran, o incluso dejarlos matar, para que los humanos sean salvados; pero aquí tengo que responder que es aquí, como en una multitud de otras preguntas importantes de la vida, que es un «mal» no importa lo que uno haga. Es cierto que es «un mal» que los animales sufran por los seres humanos, pero también es «un mal» que los humanos se enfrenten a una epidemia tremendamente mortal, incapacitante y cruel. Si la muerte de un animal puede salvar a miles de personas de una discapacidad o muerte no natural, ¿no será el «mal menor» dejar que el animal muera? – Sí, incluso si hubieran sido sólo diez personas o sólo cinco personas, o si se tratara de un solo humano, tendría que ser un hombre muy malvado y fútil, si no pensase que el «mal menor» es la muerte del animal en lugar de la muerte de un hombre. Un ser humano tiene una mayor masa de conciencia y, por lo tanto, representa una mayor cantidad de vida que el animal. Por lo tanto, puede, en mayor medida que el animal, servir a la vida o ser una alegría y bendición para todo lo vivo. ¿No sería, por eso, lo más amoroso salvar la mayor cantidad de vida que dejarlo hundir para salvar la vida menor, más primitiva y fútil? – ¿O hay que dejar que millones de personas mueran cuando pueden ser salvados con la ayuda de la vida de un número muy pequeño de animales? – Por lo demás esto de dejarse vacunar sólo significará una pérdida microscópica de vidas de animales, en relación con la matanza gigantesca de millones de vidas que se impone a los animales por la comida de carne de los seres humanos. Comer alimento animal, excepto la leche y la mantequilla, es al cien por cien sanguinolento. Esta forma de alimentarse no sirve ningún fin necesario. No salva a ningún hombre de una muerte o discapacidad antinatural, por lo contrario, lleva a millones de hombres a enfermedades, sufrimientos de muchos tipos diferentes, discapacidad y una muerte prematura. A eso hay que añadir la matanza de todos los animales que los hombres en cuestión han causado injustificadamente. Aquí uno debe recordar que no es absolutamente ninguna condición vital comer alimento animal. Es sólo una consecuencia de las formas de superstición que hoy son la mayor desgracia y perdición de la humanidad.
Cuando la manera de ser de los humanos sea tan refinada que no tienen corazón para comer carne y de ninguna otra manera puedan matar a seres vivos, entonces su naturaleza será tan pura y psíquica que serán totalmente inmunes a todas las enfermedades, contra las que, hoy en día, sólo pueden protegerse con la ayuda de las vacunas.
Si se requiera o no una vacunación contra la poliomielitis en su caso especial, querido NN, no puedo decirle. Pero ahora le he dado una pequeña idea de la estructura cósmica de la vacunación, de su importancia en general. Espero que usted y su esposa a partir de eso puedan sentir con seguridad, cuál es el «mal menor» en la situación dada, porque sólo eso puede ser lo más amoroso y, por lo tanto, lo más correcto para su pequeña hija.
Con los saludos más cariñosos.
Martinus
Título original: Om vaccinationers berettigelse, 1955. Traducido del danés al castellano por Else Byskov y Javier Romero Tello en marzo de 2019. ID de artículo: 30903.

© Martinus Institut 1981, www.martinus.dk

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