¿Cómo puede tener lugar una inseminación artificial, lo cual aquí quiere decir: una fertilización sin coito entre dos partes de sexos opuestos?

Todo proceso vital normal ocurre en una plenitud tan rica que su misión puede tener éxito hasta cierto grado, incluso si no están presentes todas las condiciones externas. Después de todo, la condición principal para una fertilización es la introducción del esperma masculino en el organismo sexual femenino. Con la descarga de este semen del organismo sexual masculino, incluso si tiene lugar artificialmente sin tener coito con una pareja femenina, se puede liberar tanta energía de placer que puede atraer el aura de un ser desencarnado y aquí crear una conexión o contacto con el que puede conservarse durante un cierto período de tiempo limitado o mientras el semen pueda mantenerse vivo artificialmente. Al introducir artificialmente este semen en los genitales femeninos, el mismo ser femenino puede, en algunos casos, quedarse embarazada o fecundada. Los talentos del espíritu descarnado para la formación de órganos pueden así, a través de la conexión que ha surgido aquí y junto con la fuerza orgánica creadora en el útero de la madre, llegar a desarrollarse y comienza la formación del feto. Sin embargo, debe tenerse en cuenta, que esta es una excepción a la norma, lo que da como resultado un cierto déficit en esta formación fetal, a saber, que las generaciones de esta descendencia morirán a medida que finalmente pierden la fertilidad y, por lo tanto, se vuelven infértiles. Al evadir las relaciones sexuales naturales y la culminación resultante de la atmósfera de placer masculina y femenina, uno sabotea la fuente misma de la vida. Por lo tanto, no se debe creer que la inseminación artificial es una bendición o la solución para el futuro.