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Lista de artículos

M2456
El camino hacia la verdadera felicidad
por Martinus

1. El fin de la seguridad
¿Habrá realmente muchas personas para quienes la vida diaria es algo absolutamente estable, algo absolutamente feliz? Si un hombre debiera responder con total honestidad y sinceridad a esta pregunta, basándose en las experiencias que ha hecho con sí mismo y con los demás, la respuesta sería negativa. Los hombres no son felices.  Unas veces son más felices que otras, pero no se trata de una seguridad y felicidad estable. Esta inestabilidad se refleja en tantas formas como personas hay, y puede comenzar ya en la niñez. Un niño pequeño podría nacer con padres buenos y amorosos, siendo protegido, cuidado y educado en las condiciones más ideales, y, por lo que parece, tiene las mejores condiciones para llegar a experimentar una infancia feliz y un buen inicio en la vida. Pero de repente muere la madre, y luego el padre se casa de nuevo, y con la madrastra las condiciones del hogar cambian. Para el niño el tiempo antes de la muerte de su madre le parece como una felicidad perdida; no logra llevarse bien y tener confianza con su madre nueva y siente que la sensación de seguridad en la vida ha desaparecido. Algo ha sido envenenado en la atmósfera del hogar, y puede haber muchas razones para eso, no  debe necesariamente ser la culpa de la madrastra. Para el niño eso puede llegar a significar un desequilibrio en su actitud ante la vida, una negatividad que le sigue el resto de la vida, si no es capaz de superarla. Hay muchas otras formas en que las personas pueden haber perdido la confianza y el sentirse felices ya en la infancia, y si hay personas que ven su infancia como un período muy seguro y feliz es, a menudo, porque lo ven como un contraste brillante a los períodos posteriores, donde la inseguridad, el dolor y las decepciones se han manifestado.
2. Ningún ser humano terreno es inmune a la desgracia
Muchas personas sienten seguridad y felicidad durante un tiempo breve en el enamoramiento, el noviazgo y la luna de miel del matrimonio. Puede ser corto o largo, pero luego puede surgir una crisis. La causa puede ser muerte, enfermedad, accidente o el enamoramiento de una parte en otra persona, o puede haber otras razones.  Pero de todos modos la seguridad y la felicidad se han eliminado, y el desastre, la pena y el dolor han llegado en su lugar. Y junto con estos factores llegan a menudo el miedo y la desconfianza de todo y de todos, una decepción de que la felicidad no podía durar. También las personas mayores, que tienen una vida relativamente feliz detrás de ellas, pueden sufrir las penas y desventuras en la vejez, y entonces éstas tienen un efecto aún mayor y más aún si el hombre previamente se sintió favorecido.
¿Quién puede estar seguro de ser completamente invulnerable, completamente libre o inmune a la desgracia? Nadie puede considerarse completamente libre. Algunos piensan que la riqueza y el poder los hace libres, y luchan para lograr estos beneficios, pero tarde o temprano tienen que llegar a la conclusión de que la felicidad no se puede comprar, y que la persona que, al parecer, es poderosa, superior y grande, es tan impotente como todos los demás frente al destino. También los multimillonarios y los millonarios y los que de otra manera oficialmente son los «grandes» de este mundo pueden experimentar la inseguridad, como por ejemplo el miedo de ya no ser «grandes» y perder su poder y su posición. El estilo de vida de estos hombres implica a menudo que ellos, en comparación con las personas que no pueden permitirse el lujo de comer y beber tanto, se expongan a enfermedades que pueden ser mortales. Su ociosidad, o más bien su esfuerzo para permanecer en «lo alto», les produce nerviosismo, que también conduce a la enfermedad. Por último, la riqueza y el poder no pueden librar a nadie de las penas, que se pueden experimentar en relación a familiares y amigos que fallecen súbitamente, el amor no correspondido, la decepción con los hijos y mucho más. El rico tiene sus penas y preocupaciones al igual que el que no tiene tanto y al igual que el pobre. Algunos experimentan la desgracia como un colapso súbito y otros caen poco a poco en ella, pero nadie evita experimentarla de una u otra manera.
3. La aparente injusticia de la vida
Pero ¿qué pasa con las personas que se llaman a sí mismas »salvadas» o santas? ¿Son ellas acaso una excepción? Ciertamente la excepción no consiste en que esas personas eviten la desgracia, el dolor y el sufrimiento. Incluso si van a la iglesia todos los domingos, comulgan regularmente y de otras maneras siguen los dogmas y normas de una iglesia, una secta o una religión, eso no significa que ellas no se encuentren entre los pacientes hospitalizados tan a menudo como se encuentran los «no - salvados» o los «pecadores». Y ¿no pasa que un creyente en su momento de necesidad, dice?: «¿Por qué me tenía que pasar esto a mí?» Él pensó que estaría a salvo debido a su «santidad», pero experimentó algo completamente diferente. Y luego la pregunta es si puede evitar sentir amargura.
Si eso de pertenecer a una determinada raza, una creencia, un grupo social, a cierta edad o género predestinaría a algunas personas a ser más felices que otras, la vida sería muy injusta, lo que también mucha gente piensa que es. Pero eso se debe a que ven y juzgan las condiciones basándose en una situación inmediata, cuyas causas y efectos desconocen. El mundo no es injusto, y ningún hombre experimenta más sufrimiento, dolor y pena que otro, a pesar de que aparentemente puede parecerlo. Estar consciente de esto forma parte del camino a la felicidad duradera. Pero hace falta algo más que eso. ¿Es realmente posible para los hombres lograr una vida sin dolor y sufrimiento, sin decepción y amargura, sin enfermedad, privación o dolor? Es posible, y también es posible para cada individuo ya empezar a crear las condiciones, que en el futuro tendrán tal estado como efecto.
4. Un conocimiento incipiente de causa y efecto
El ser humano terreno en general y los científicos en particular saben bastante de la relación entre causa y efecto. Es precisamente ese conocimiento que ayuda a distinguir a la humanidad terrena de los animales. Pero el conocimiento de los seres humanos terrenos sobre la relación entre causa y efecto, incluso cuando se trata de los conocimientos científicos, es todavía muy escaso. Se centra en pequeños campos locales y en la relación con la materia física. Esto siempre es un comienzo, y con el tiempo, cuando los hombres hayan cosechado las experiencias necesarias, los llevará lejos, de hecho, los llevará a la experiencia de la verdadera felicidad.
Puede sonar extraño cuando pensamos en la situación actual de la humanidad, en que guerras, disturbios, abuso de poder, asesinatos, crímenes y todo tipo de desviaciones mentales florecen como nunca antes en la historia humana. Pero, ¿quién ha creado la causa de estas condiciones? Lo han hecho los mismos hombres terrenos. ¿Y quién será capaz de crear las causas que puedan llevar a condiciones completamente diferentes y nuevas? También los mismos hombres terrenos. Pero ¡no se puede esperar que lo hagan! No se puede esperar que los rusos, los americanos, los chinos o cualquier otro pueblo de repente sólo estén dispuestos a crear la paz. No, no se puede, a pesar de que los gobernantes y los políticos dicen que esto es lo que quieren. Pero entonces ¿la situación es desesperada? No, no sólo hay esperanza, sino que hay seguridad de que la humanidad salga de toda su miseria y dolor y sufrimiento. Pero la gente en general no es capaz de verlo y saber qué hacer, está todavía sin conocimiento de las leyes de la vida y por lo tanto también de las causas que traerán la paz y la felicidad como efectos. Ciertamente se les ha hablado sobre esto, sobre todo Cristo lo hizo, y con su vida y su muerte, con su ejemplo les mostró qué es el camino, la verdad y la vida. Pero ellos no lo entendieron, construyeron una religión de dogmas y ceremonias con una doctrina de expiación, salvación y felicidad después de la muerte para los creyentes y la condenación eterna y  los tormentos del infierno para los infieles. Eso, por supuesto, no se puede reprochar a nadie. Porque los hombres tienen que actuar según les dictan sus experiencias previas, su conocimiento y su discernimiento. Tienen que actuar según el nivel de evolución en el que están, y no pueden pensar y actuar de manera diferente. Pero eso no quiere decir que el cristianismo no haya tenido su importancia vital para la evolución de la humanidad, especialmente aquí en el occidente.
5. El cristianismo y el hombre actual
Cuando se ve que las llamadas naciones cristianas han sido la gente de guerra más genial del mundo, no puede extrañar que una persona, que está empezando a pensar en las cosas y las circunstancias de la vida, pueda tener la opinión de que el cristianismo ha sido en vano. No es exactamente la seguridad y la felicidad, que los pueblos cristianos han creado para los demás. Tampoco han creado las causas que puedan tener la felicidad y la seguridad como efecto. Pero junto con el desarrollo de las máquinas de guerra y la tiranía del mundo occidental con lo cual casi han esclavizado o parcialmente exterminado a los pueblos de otros continentes, en los países occidentales también se ha desarrollado algo, que es el resultado más importante del cristianismo hasta ahora, aunque no es inmediatamente obvio. Es el desarrollo de los sentimientos humanos en algunas personas y la creación de las organizaciones humanitarias en los estados y las naciones individuales. Ciertamente, ni los hombres humanos y amorosos, ni las instituciones humanas son todavía suficientemente numerosos o fuertes para ejercer una influencia decisiva sobre la situación mundial. Pero están en camino. Y el papel del cristianismo no ha terminado, al contrario, ahora es cuando empieza de verdad a tener efecto, ya que ahora hay más gente suficientemente madura para comprender su significado y para reconciliarlo con su propia vida. Pero el cristianismo ¿está formulado de tal manera que la gente humana actual y futura pueda ser inspirada por su contenido espiritual y su mundo de ideas? No, el verdadero contenido del cristianismo está, para la gente moderna, casi camuflado u oculto detrás de una forma externa, que ha sido creada por los teólogos y padres de la iglesia antiguos y medievales. Esta forma no encaja de ninguna manera con la gente de hoy, que se ve influida por el progreso científico y técnico, al mismo tiempo que en todas las áreas se ha vuelto tan materialista que le resulta difícil imaginar qué es, en realidad, el espíritu. Pero esta deficiencia y obstáculo para el desarrollo futuro del cristianismo se está eliminando ya que una ciencia del espíritu se está creando, a través de la cual el hombre terreno será capaz de obtener una mejor visión de conjunto de la relación entre causa y efecto. Y al mismo tiempo que tendrá, a través de la ciencia del espíritu, una mejor comprensión de las causas de la situación actual de la humanidad, también podrá conseguir conocimiento de cómo se puede cambiar a largo plazo. Y lo que es muy importante: que aprenda a entender que cada hombre con una actitud humana realmente puede hacer algo para cambiar la situación del mundo, y que no tiene que esperar a que todos los demás lo hagan.
6. El principio de los negocios visto bajo dos perspectivas
Uno de los principios fundamentales de la vida contemporánea es el principio de los negocios. Este principio ha tenido una importancia enorme en el desarrollo de toda la civilización y la cultura occidental. En el principio de los negocios también se expresa algún tipo de comprensión de la relación entre causas y efectos. El empresario aprende, si ciertas causas tendrán tales efectos que su negocio ha sido provechoso. Dado que el mismo empresario por lo general es muy materialista y al mismo tiempo tan egoísta que sólo piensa si este negocio en este momento le es rentable, y tal vez no considera que podría dañar a la otra parte o causarle una pérdida irreparable, el llamado hombre de negocios, si vamos a verlo en una perspectiva más amplia, una perspectiva cósmica, no es de ninguna manera un hombre de negocios. ¿Por qué no? Porque es instrumento en la creación de una causa que en algún momento futuro le dará el efecto: una pérdida irreparable, una quiebra u otra forma de colapso. Lo que, en una pequeña perspectiva local «es rentable», puede en realidad y a largo plazo no serlo. Por eso todo el mundo de los negocios, tal como se manifiesta hoy en día, está preparando su propia destrucción. Pero los hombres terrenos desconocen la relación entre causa y efecto a largo plazo. Y ¿cómo obtendrán tal conocimiento, aunque se está creando una ciencia espiritual que se lo puede explicar, cuando la mayoría de la gente desconocen - e incluso no quieren conocer - esa misma ciencia?
Aunque todavía sólo hay unas pocas personas que se interesan por el conocimiento espiritual y el conocimiento de las leyes de la vida, no seguirá siendo así en el futuro. ¿Y qué será aquí el factor determinante? Las desgracias, la inseguridad, los sufrimientos, el dolor y las dificultades aparentemente insuperables que la gente padece.
La estructura cósmica del principio de los negocios es dar los mismos valores por los mismos valores, un intercambio a beneficio de ambas partes. Y aunque parezca una tontería visto con los ojos de un hombre moderno de negocios, eso de que también, cuando se trata de negocios, es mejor dar que tomar, como dijo Cristo, entonces hay que destacar que si, dentro del mundo de los negocios, así como por todas partes en la vida, uno no adopta esta actitud, uno no será capaz de experimentar la verdadera felicidad.
En nuestro tiempo se rinde homenaje mayoritariamente al principio: es mejor tomar que dar; eso también se llama ganancia, y aunque existan negocios buenos y honorables, se tiende cada vez más a que unos pocos - personas o estados – poseerán los medios y el poder y explotar a los muchos que están más o menos desposeídos. No es una crítica a los hombres de negocios, sino una caracterización y análisis de la situación mundial. Porque los estados también son negocios, que tienen que rendir ganancias, y las guerras son uno de los medios que se utilizan cuando los valores están en juego.
7. Las desgracias y el dolor son un proceso de Gólgota
¿Qué es lo que los seres humanos han sembrado a través de una explotación egoísta y corta de miras del principio de los negocios? Han sembrado algo que absolutamente no es rentable. Y eso es algo que deben aprender. Sólo pueden aprender eso al experimentar los efectos de sus propias acciones. Y las están cosechando actualmente. Los hombres deben aprender qué es lo que es rentable para la humanidad, y no sólo en el momento sino a largo plazo. Muchas personas están empezando a adquirir tal conocimiento. Estas son las que podían aceptar el contenido ético que acentúa el amor de las religiones humanas sin preocuparse mucho por las restricciones de la forma externa. Pero ¿por qué algunas personas eran más receptivas que otras? Bueno - ¿por qué estaba uno de los ladrones en el Gólgota abierto y positivo hacia Cristo y el otro no? Porque el primero había aprendido algo de la vida, del sufrimiento y de la miseria, y eso había desarrollado la compasión y el amor en su mente, mientras que el otro todavía tenía una actitud dura y resistente. Toda la humanidad es de hecho como los dos ladrones a cada lado de Cristo. Algunos son más como el uno, otros más como el otro. Y toda la humanidad también está crucificada. Es un proceso de Gólgota que estamos viendo cada vez que vemos un destino oscuro. El organismo físico del hombre es la «cruz» en la que se destruye alguna clase de conciencia oscura. Son tendencias de conciencia que por su fijación en una cruz se destruyen. Que la «cruz» sea de carne y sangre, de naturaleza animal, no altera el principio. Cualquier desgracia, sufrimiento, dolor, pena y decepción, que el hombre experimenta en este mundo físico, es la «crucifixión» de este hombre. No es un castigo de un dios enojado, y tampoco es el resultado de la casualidad. Es todo lo del pasado de la misma persona que él o ella en algún momento pensó que »era rentable», que ahora se revela con el efecto contrario. Pero a través de eso el mismo ser  aprenderá qué es lo que »es rentable» en sentido humano, y poco a poco lo hará. Es una educación en convertirse en humano. Por medio de Cristo y los dos ladrones la humanidad ha recibido tres ejemplos de cómo una crucifixión puede ser soportada por personas en tres estadios diferentes del camino de la vida. En primer lugar, el ladrón «malo». Él encuentra un efecto de sus acciones, pero aún tiene una actitud dura y está lleno de desprecio y burla contra Cristo. Pero no es malo, es ignorante y primitivo. Está empezando a someterse a la instrucción donde tiene que aprender lo que humanamente  »es rentable». El «buen» ladrón es bueno porque ya ha aprendido mucho. En verdad, ha aprendido tanto que le puede decir al otro: «A nosotros nos vuelve lo que nuestras acciones han causado, pero éste (Cristo) no ha hecho nada malo.» Este ladrón es un ser que ya está en buen camino hacia la verdadera felicidad, a pesar de que está lejos de haberla alcanzado aún. Sin embargo, el ser de la cruz del medio, sí que la ha alcanzado. Y es cierto lo que el ladrón dijo de él: «Éste no ha hecho nada malo.» Para Cristo la crucifixión no era una enseñanza de lo que «era rentable» cósmica y humanamente. Él lo sabía.
8. La felicidad y la redención del mundo
Su reino no era de este mundo, donde hay pena, sufrimiento, decepciones, enfermedades, pobreza y todo tipo de miseria. Hacía tiempo que él había dejado todo eso atrás. Ahora era su misión mostrar a los hombres terrenos que la felicidad, que tanto anhelan, sólo se puede obtener a través de cierta forma de comportamiento: el comportamiento que crea las causas y efectos que son para el beneficio, el bien y la bendición del entorno. No era su misión apaciguar a un dios enojado y expiar los «pecados» de la humanidad. Cualquier pecado es falta de conocimiento sobre causa y efecto y otras leyes cósmicas. Y no puede ser un pecado ser ignorante.
Por eso Cristo podía decir de sus perseguidores y verdugos: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».  La «salvación» del mundo no es liberar a los hombres de las consecuencias de su comportamiento incorrecto a través de una «gracia» divina. De ser así, nunca mejorarían y nunca se volverían sabios, eso significaría un alto en la evolución, sería en sumo grado falta de amor. Y puesto que la Divinidad es la culminación del amor, no deja que algunos seres sean «salvados» por su «gracia» y otros «perdidos» por su «ira».
Todo conocimiento y comprensión son efectos de acciones, y todos los hombres y mujeres verdaderamente sabios y santos, que han vivido en esta Tierra, han llegado a su conocimiento y capacidad de amar a través de muchas experiencias de sufrimientos de muchas vidas físicas. Ellos han aprendido lo que humanamente »es rentable». Pero cuando todos los seres vivos, a través de su experiencia de causa y efecto, llegarán al mayor despliegue posible de conciencia, al más amplio conocimiento posible y al talento artístico más elevado, ¿por qué necesitan a un Cristo? ¿Por qué tenía que sufrir la muerte en la cruz por los hombres? Porque la humanidad terrena necesitaba un ejemplo concreto, un hombre que con su vida mostrase cómo es posible abstenerse de las realidades o las causas que tienen la oscuridad como efecto. Como él, incluso al ser confrontado con la oscuridad, no responde con oscuridad, sino más bien con su conducta práctica expresa un amor por todo y todos hasta tal grado que la presencia de Dios se hace sentir no sólo en la luz, sino también en la oscuridad. «Debéis amar a los que os odian y persiguen», dijo Cristo, y él demostró que es posible. Que la adopción por parte de la humanidad de esa conducta del redentor del mundo es su «salvación» y sólo esa, lo expresó él claramente con estas palabras: «Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.»
9. La continuación del cristianismo
Todos los hombres experimentan, como se mencionó antes, una crucifixión, cuando él o ella sufren desgracias, adversidad, dolor, decepción, enfermedad y derrota de una forma u otra. Así que la pregunta es: ¿cómo reaccionar ante lo que sucede? En la mayoría de los casos la reacción es: amargura, depresión o ira. Pero no fue la manera en que Cristo respondió. Ciertamente exclamó: «¡Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Fue una expresión de un estado mental, que él venció inmediatamente. Murió sin nada negativo en su conciencia. Pero se diría que esto es imposible. Podía hacerlo él, pero otros no. Por eso se han creado los dogmas de que él tomó «los pecados» de los hombres sobre sí, y por eso uno sólo necesitaba creer, arrepentirse, confesar sus pecados, etc. Es decir que se hizo de Cristo el chivo expiatorio en lugar de un modelo de la conducta humana, porque se pensaba que el modelo era demasiado distante del nivel humano en general. Pero, en primer lugar, un modelo tiene que ser perfecto, en segundo lugar, ahora hay algunas personas que no están tan lejos del modelo como las personas estaban en la época de Cristo. En tercer lugar, el cristianismo como impulso mundial no se acabó con la vida y muerte de Cristo en este planeta. Él demostró la manera de comportarse y con sus declaraciones, sus parábolas y el sermón de la montaña expresó las grandes respuestas de la vida. Y ahora que la humanidad terrena está empezando a tener madurez para ello, el impulso continúa de tal manera que una ciencia espiritual ofrece los cálculos para las grandes respuestas, que Cristo reveló.
Ha sido mi tarea dar a la humanidad una serie de análisis cósmicos, que en conjunto forman una imagen del mundo, una revelación de las leyes de la vida y del plan divino. Y esta cosmología es también una continuación de la ciencia física y su visión limitada de la relación de causa y efecto. Y es una enseñanza de lo que »es rentable» humanamente y una refutación del principio de los negocios, tal como se manifiesta en nuestros días. La cosmología no debe ser un movimiento de moda que se divulgue rápidamente en La Tierra. Se extenderá progresivamente de hombre a hombre en los tiempos venideros. A las personas que la necesiten.
10. Una nueva actitud ante la vida
¿Y quiénes son los que necesitan la ciencia espiritual? Son las personas en cuya conciencia los dolores, los sufrimientos y las decepciones han despertado la compasión con los que sufren dificultades. Es decir que son personas cuya vida emotiva se ha desarrollado a una capacidad de amor, no sólo dirigida hacia un ser del sexo opuesto, sino hacia todos a su alrededor. Esta vida emotiva no las hace sentimentales porque, al mismo tiempo, su sentido de la lógica, su capacidad de pensar y de tener una visión general de causas y efectos, también se ha desarrollado. Estas personas tienen madurez para aprender a pensar lógicamente, no sólo en las áreas físicas sino también en las espirituales. Y de estas personas habrá cada día más en el futuro. Esto dará lugar a un cambio de rumbo de la dirección científica en las áreas mentales y espirituales. No en el sentido de que es una ciencia que se reserva para personas con cierta educación. Se puede decir más bien que las personas, que van a ser receptivas a la lógica cósmica, son las que la vida misma ha educado. Son las que han pasado por grandes dificultades y están empezando a sentir lo que definitivamente no »es rentable».
Una nueva especie de sensación de seguridad va a crecer en la mente de estas personas. No van a tener miedo de la muerte, porque van a entender que no hay ninguna muerte, sólo un cambio de un estado a otro, una transformación a través de la reencarnación o renacimiento, que en sí es una evolución. Y con el tiempo, esta evolución conducirá al hombre a un estado que es la verdadera felicidad, porque va a estar carente de inseguridad, de enfermedades, de decepción y de todo tipo de desgracias que afectan a la humanidad de nuestro tiempo. Este estado futuro no se logrará por medio de milagros, ni a través de una «reconciliación» con un dios enojado. La Divinidad es la primera en saber que nadie puede ser diferente de lo que actualmente es. Este conocimiento también será adquirido por los hombres. Y les ayudará a perdonar a su prójimo y no exigir que él piense o actúe según experiencias, que todavía no ha cosechado. Pero ¿qué pasa cuando es contra uno mismo que alguien actúa con «injusticia»? Entonces es importante haber aprendido el funcionamiento de la ley de causa y efecto en la creación del destino y la perspectiva de la reencarnación. Cuando uno sabe que no le puede pasar nada más que lo que él mismo ha causado, que es él mismo que ha sembrado, en esta vida o en vidas anteriores, el destino que ahora se está cosechando, entonces no hay nadie con quien enojarse. Los demás, que antes uno criticaba, u odiaba, aborrecía o despreciaba, se ven ahora como instrumentos utilizados por la Providencia para que a través de ellos uno pueda cosechar lo que ha sembrado. No como castigo, sino como instrucción y educación de lo que es rentable y lo que no es rentable, si se quiere ser humano. La felicidad se alcanza poco a poco a través del cambio que ocurre en la mente del hombre. Porque la verdadera felicidad es un estado de conciencia independiente de las condiciones externas.
11. De la «crucifixión» a la «resurrección»
La historia de la humanidad terrena es en realidad una historia de la crucifixión, porque cada vez que un hombre terreno encarna de nuevo en la materia física o consigue un nuevo cuerpo físico, su conciencia será «clavada» a la «cruz» que es el cuerpo. Pero el hombre, ¿no podría desarrollarse simplemente viviendo en los mundos espirituales sin encarnación física? No, hasta que el hombre realmente haya aprendido a pensar de acuerdo con las leyes de la vida, tiene que encarnar en la materia física, porque es la única área cósmica donde duele pensar mal. Y es este aprendizaje, esta enseñanza, que con el tiempo, le enseñará a pensar correctamente. No existen dificultades ni contratiempos, que usted encuentre, que han sido causados por otra persona. Esto se aplica a las penas y decepciones, y esto se aplica a las enfermedades. Pero si usted intenta llevar su destino con paciencia, donde por el momento no se puede cambiar, y si al mismo tiempo intenta trabajar con usted mismo, para cambiar sus hábitos paulatinamente en una dirección más humana, entonces se dará cuenta de cómo la seguridad y la felicidad vienen  desde dentro de usted mismo. Su felicidad no debe depender de la actitud de otra persona hacia usted, sino de su propia actitud hacia esta persona y hacia su entorno en general; si usted puede cambiar gradualmente su actitud de antipatía, envidia, celos, irritación, ira, amargura y mal humor en  benevolencia y amabilidad y comprensión de que nadie puede ser diferente de lo que es en la actualidad, y que no es su tarea cambiar a nadie, la vida ya se encargará de cambiarlos. Su tarea es tomar parte activa en su propio cambio, y aunque sea difícil, el modelo del «hombre verdadero» o «el hombre a imagen de Dios», Cristo, le ha enseñado un método que puede ser de gran utilidad, y es la oración. A través de su relación con la Divinidad eterna será paulatinamente capaz de lograr una seguridad interior que le ayudará en cualquier situación. Entonces su «crucifixión» se está convirtiendo en «resurrección», y su organismo en forma de cruz se transformará en un luminoso centro de amor, y la felicidad será algo que se cree mediante sus pensamientos y acciones y presencia. Y será algo que usted siembre y como un hombre siembre, cosechará.
De una conferencia de Martinus celebrada en el centro de vacaciones de Klint, el domingo 6 de julio de 1947. El manuscrito de la conferencia ha sido revisado por Mogens Møller y aprobado por Martinus. Publicado por primera vez en la edición danesa de Kosmos nº 21, 1968. Título original: Vejen til den sande lykke. Traducido del danés al castellano por Else Byskov con la colaboración del equipo de lengua castellana. ID de artículo: M2456.

© Martinus Institut 1981, www.martinus.dk

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