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M2185
El perdón de los pecados I
por Martinus

1. «El perdón de los pecados» es un punto cósmico decisivo.
Los análisis cósmicos dejan claro para quien los estudia, que cada ser humano es la causa de su propio destino. Uno ha merecido lo que le pasa, uno mismo es el responsable de todo, y por lo tanto, el estudiante puede creer fácilmente que el concepto de «perdón de los pecados» no tiene sentido. ¿Hay realmente algo que se llama «el perdón de los pecados»? Lo hay en muy alto grado y constituye un principio sin el cual el ciclo no podría continuar. Tiene que haber un punto en una espiral cósmica de evolución o un ciclo de espiral, donde el ser pasa de la oscuridad a la luz, y es exactamente el punto que es constituido por «el perdón de los pecados». Si el perdón de los pecados no existiese, el ciclo se tendría que parar. Un ciclo cósmico de espiral consiste en dos grandes contrastes, la oscuridad y la luz, cada uno de los cuales llega a su culminación en su medio ciclo, pero obviamente tiene que haber una transición de la oscuridad a la luz, un período en el que el ser vivo puede liberarse del karma de la oscuridad.
2. El karma oscuro del pasado
Cuando los hombres terrenos se acostumbran a hacer el bien, también empiezan a crear un destino con más luz, lo cual quiere decir que comienzan a crear un estado donde no hay «pecados» que «perdonar». Pero el ser vivo no envía sólo pensamientos y acciones en el presente, que serán la causa del destino que cosechará en el futuro. También ha enviado pensamientos y acciones en el pasado, que no sólo crean su destino hoy, sino también en un futuro lejano; y puesto que todos los hombres han sido mayores bandidos en el pasado que en la actualidad, muchos hombres siguen teniendo bastante karma oscuro en su cuenta. También los hombres, que hoy no quieren matar, han sido, en encarnaciones anteriores, asesinos, no sólo una, sino muchas veces; es un estadio de la evolución que tiene que ser vivido. Si un hombre comete un asesinato, lo que ocurre cósmicamente es que la concentración de energía, después de haberse desplegado a través de la conciencia del asesino en la materia física, se convierte en materia espiritual que se mueve a través del espacio como una parte del cuerpo eterno del asesino y tarde o temprano regresa a su origen, donde da lugar a que el hombre en cuestión sea asesinado. ¿Pero qué pasa si los pensamientos, la actitud ante la vida y el comportamiento del asesino hoy son completamente diferentes que aquella vez del pasado, en que el asesinato fue cometido? Si hoy ya no tiene en absoluto corazón para matar, no sólo a un hombre, sino tampoco a un animal. Entonces es innecesario, incluso absurdo, que tenga que ser asesinado.
3. «El pecado y la gracia»
Para entender el concepto de «el perdón de los pecados», hay que darse cuenta de qué es el pecado y para entender esto, tenemos que recordar tiempos lejanos, cuando los hombres vivían en una sociedad en un estado más primitivo. Si un hombre había cometido algo contra otro ser, tenía que pagar por su pecado. Este principio se desarrolló como la ley de «ojo por ojo y diente por diente», que ha sido la ley vigente en las sociedades humanas terrenas durante mucho tiempo. En algunos casos, la autoridad judicial podía «ser clemente», con lo cual ejercían una clase de «perdón de los pecados» hacia el culpable. Ya que los hombres veían a los jueces, fueran caciques, reyes o funcionarios, como nombrados por la Divinidad misma y como sus representantes, era Dios quien a través de sus instrumentos daba el perdón de los pecados, y más tarde este principio se transformó en dogma de la religión cristiana. Creyendo que Cristo con su muerte en la cruz ha reparado y «pagado» por los pecados de los hombres con su sangre, a los hombres les estaba concedido que ese Dios estricto pudiera dejarles libres de castigo y perdonar sus pecados. Mientras los hombres han sido capaces de vivir y morir en tal creencia, ha sido muy bueno para ellos, pero muchos hombres de hoy no pueden creer con esta fe ciega. Muchos piensan que es una forma anticuada de pensar que Dios deseara el sufrimiento de un ser inocente para ser apaciguado en su deseo de castigo y venganza y ser clemente. Y esta forma de pensar es anticuada. Esto puede hacer creer a los hombres que el propio concepto de «el perdón de los pecados» es anticuado y sin sentido, y por lo tanto es importante explicar el significado cósmico de este concepto, ya que es algo de los más actual para toda la humanidad terrena en la situación que experimenta ahora y que experimentará en el futuro cercano.
4. Semilla y cosecha o la ley de karma
Desde una perspectiva cósmica, lo que se llama un «pecado» es una acción que se ha cometido por ignorancia debido a una falta de conocimiento de las leyes cósmicas. En el gran plan mundial existe como un contraste a la luz, y la luz y la oscuridad aparecen como una «obra de arte», donde «el pecado» se asemeja a los colores oscuros que hacen falta para contrastar con los colores claros. Para que el ciclo sea completado tiene, sin embargo, que haber un punto donde el individuo ya no necesita instrucción a través del regreso de los arcos oscuros de destino. Este punto viene cuando el ser tiene conocimiento suficiente de la oscuridad y sus efectos. Entonces la oscuridad se ha convertido en un telón de fondo para el despliegue de la luz. Porque no se puede hablar, tal como algunos hombres creen, de que el karma es un castigo, es enseñanza. No es un castigo tener un destino oscuro, es una enseñanza que cada hombre terreno tiene que recibir en su camino hacia la luz. Un ser no puede existir un solo momento sin anhelar y desear, y estos deseos causarán acciones, que darán experiencias cuando un día regresen como la cosecha de lo que hemos sembrado. Pero cuando el ser vivo ha cosechado las experiencias necesarias para, por ejemplo, no matar, ni a hombres ni a animales, existe una ley cósmica de protección que hace que el ser en cuestión, que ha pasado por un punto decisivo en su evolución, esté protegido contra ser matado.
5. La ley de protección cósmica
Lo que un hombre terreno es hoy, es el resultado de las acciones que ha cometido en el pasado, y de las experiencias que ha hecho de esta manera. Sus deseos, anhelos y apetitos se han convertido en pensamientos que se han desencadenado en acciones, que tarde o temprano regresan al ser como arcos de destino y le dan experiencias. Siempre hay una gran cantidad de arcos de destino en camino hacia cada hombre, y todos llegarían a experimentar una enorme cantidad de sufrimiento, dolor y desdicha largo tiempo en el futuro, si el principio cósmico de «el perdón de los pecados» no funcionase como una ley universal en la transición de la oscuridad a la luz. Las experiencias, que un hombre hace, cambian poco a poco su manera de pensar, sus deseos y su comportamiento, lo cual significa que cambia toda su radiación. El aura se transforma cuando el hombre comienza a pensar de forma diferente que antes, lo que obviamente no se puede ver con los ojos físicos, sino sólo con una clarividencia espiritual. El aura de una persona mostrará, para la clarividencia cósmica, el estándar de evolución del hombre en cuestión. El aura tiene una cierta calidad, y esta calidad determina si los arcos de destino que regresan, entrarán o no. Las vibraciones del aura son, de hecho, la única protección del ser vivo, ya que pueden atraer o rechazar los arcos de destino. Un aura oscura hace que el ser mismo atraiga los actos oscuros que ha cometido. Si está lleno de odio no tiene protección contra el odio, si es chismoso encontrará chisme y calumnia a través de otros. Si ha tenido propensión al afán de imponerse a costa de otros y aún no se ha librado completamente de este tipo de comportamiento, será expuesto a hombres que tienen unas ganas tremendas de afán de imponerse. Sólo de esta manera el ser puede llegar al conocimiento de los efectos de su propio comportamiento pasado. Será enseñado en los efectos de la calumnia, la venganza, el afán de imponerse y muchos otros efectos de las maneras oscuras de pensar, hasta tal punto que, con su propio comportamiento, rechace tales ondas, de las que ahora sabe tanto, a las que quiere y es capaz de crear el contraste con su pensamiento y actuación.
6. «Asesinato diluido»
«El perdón de los pecados» consiste en que los arcos de destino que regresan no pueden afectar al individuo, o lo afectan con fuerza disminuida, porque son más o menos disueltos por el aura transformada. Si el hombre, que una vez en el pasado ha sido un asesino en el sentido de que ha asesinado a hombres, todavía tiene una onda de destino en su cuenta por tal asesinato, pero que en el tiempo transcurrido y a causa de la recepción de otras ondas de destino ha experimentado sufrimientos y ha desarrollado tal compasión, que ya no será capaz de matar a otro ser humano, no habrá otro que lo asesine. Sin embargo, si todavía puede matar deliberadamente a un animal, no está protegido contra su karma oscuro, aunque éste tendrá otra manera de manifestarse. Tal vez él ya no tenga corazón para matar a un animal a sangre fría, pero come alimento animal y así indirectamente es la causa de sufrimientos y muerte de muchos animales, y entonces tampoco estará completamente protegido contra su viejo karma, aunque el efecto aquí también será diferente, por ejemplo falta de protección en accidentes de tráfico, donde lo que es la causa del incidente tampoco es nada hecho a propósito ni a sangre fría. Por último, también se puede hablar de «asesinato diluido». Si a un hombre le llega una «onda de asesinato» del pasado, pero está protegido de su directo efecto mortífero porque conscientemente no sería capaz en absoluto de matar a ningún ser vivo, puede pasar que experimente el efecto de «la onda de asesinato» como «asesinato diluido»; hasta que su conciencia y empatía estén suficientemente desarrolladas en este punto, y luego la onda de destino será completamente neutralizado. Pero ¿qué es un «asesinato diluido»?
En todas partes donde un hombre todavía tiene corazón para herir a otro con palabras y acciones, donde puede engañar, mentir o de otra manera crear pena, dolor, sufrimiento y dificultades para otros, todavía mata algo de su alegría de vivir y su felicidad, y entonces comete un «asesinato diluido». Tales acciones no sólo dan karma por sí mismas, cuando regresan, pero siempre y cuando uno las puede cometer, pueden tener como efecto que uno no esté completamente protegido contra las ondas de karma del pasado, aunque su efecto será en forma «diluida». Pero por supuesto, también estos efectos serán una enseñanza que hará que el ser, cuando una vez regresen las ondas de destino de su «asesinato diluido», haya recibido «el perdón de los pecados» en estos campos; esto significa, de hecho, que este clima de pensamiento oscuro también es una zona mental ya abandonada por la conciencia del ser.
7. La calidad del aura cambia la cantidad de karma oscuro
Como los hombres terrenos viven en la propia zona de la culminación del principio mortífero, puede suceder que maten sin querer. Si uno, por ejemplo, camina por un campo de hierba, es fácil que uno pueda llegar a matar a animales y plantas, incluso si uno sólo desea ser una alegría para sus semejantes. Hay una diferencia entre pisar a muerte a un animal a propósito, o si esto pasa sin quererlo en absoluto. Hemos pisado a muerte a tantos animalitos, que nunca saldríamos de la zona del principio mortífero, si tuviéramos que pagarlo todo hasta el último céntimo. Y si por ejemplo un Napoleón o un Hitler, que cada uno a su manera ha causado la muerte de muchos hombres, tuvieran que pagarlo todo, nunca terminarían. Pero ellos también, como todos los demás hombres terrenos, con el tiempo cambiarán su aura a causa del destino que cosechan y lograrán «el perdón de los pecados». Ningún individuo pasará por ni más ni menos que lo que le hace falta para hacer las experiencias necesarias y adquirir conocimiento de la oscuridad. No hay ningún atajo, sólo hay que aprender a tomar los caminos correctos para alcanzar la meta. En nuestra propia conciencia llevamos todo el principio del perdón de los pecados, no sufrimos en campos donde ya no cometemos acciones malas. Tenemos que soportar los sufrimientos que son exactamente necesarios para cambiar nuestra conciencia. La conciencia neutralizará lo que sobra. Donde estamos ayudando a crear luz y alegría para otros, somos instrumentos de la Divinidad a través de los cuales nuestro alrededor puede encontrar el destino luminoso, que le toca. Y al mismo tiempo no podemos evitar crear algo similar para nosotros mismos en el futuro, y esto lo vamos a encontrar a través de la capacidad de otros seres de crear luz y alegría para nosotros. El propósito es que el aura humana brille por todas partes y no esté infestada con manchas oscuras, que la mayoría de los hombres tiene todavía. Donde hay zonas oscuras en el aura, el hombre sigue siendo receptivo a peligros, sufrimientos y dolor. La depresión puede ser señal de ondas de destino que están regresando, que pueden ser neutralizadas hasta cierto grado, pero aún no suficientemente. Perdonando a otros, mostrando comprensión y consideración el hombre mismo creará el estado que es «el perdón de los pecados» para él mismo. De representar lo que Cristo, en la parábola del «hijo pródigo», caracteriza como «el hijo que come con los cerdos,» el hombre se transformará para convertirse en «el hombre a imagen de Dios», es decir, llegará a representar la mentalidad del padre mismo, el padre que va al encuentro de su hijo y le da una magnífica bienvenida.
El perdón de los pecados II
EL HIJO PRÓDIGO
1. «El hijo pródigo» es el hombre terreno
En la parábola del hijo pródigo, a los hombres se les ha dado una poderosa instrucción sobre el principio del perdón de los pecados. Como todas las parábolas geniales alberga una gran cantidad de verdades cósmicas que como símbolos se esconden detrás del relato literal. Podemos profundizar y estudiar lo que nos puede contar, podemos ver lo actual que sigue siendo hoy, y cómo se dirige al individuo concreto y trata de lo que ocurre en cada individuo, tanto con respecto a su pasado, su presente y su futuro.
El hijo, que quería recibir su patrimonio y se fue a un país lejano donde despilfarró toda su fortuna en una vida libertina, como se cuenta, ¿quien es, si no, el hombre de hoy? ¿De qué país lejano se trata? Es el mundo físico en el que el hombre terreno está encarnado. Pero, ¿qué es la fortuna o patrimonio, que el hombre terreno ha despilfarrado? Es la conciencia, basada en instintos cósmicos, que ha soportado al mismo ser a través del reino mineral, el reino vegetal y el reino animal y los estadios primitivos de hombre terreno, y entre estos instintos especialmente el instinto religioso. Estos son todos efectos de la conciencia cósmica de un ciclo de espiral anterior, de cuando el «hijo» estaba «en la casa del padre».
Cuando un ser vivo desde el reino de la bienaventuranza de una espiral de evolución pasa a una espiral nueva en un nivel superior para renovar su conciencia en su evolución eterna, se aleja del Padre en el sentido de que anhela vivir su propia vida. Esto no significa, claro está, que el ser vivo se aleje de Dios, lo que es una imposibilidad cósmica, dado que uno no se puede alejar de aquel en el que «vive, se mueve y es» eternamente. Pero la conciencia del ser se aleja de la luz divina, con la que en tal grado se ha convertido en uno, que carece de experiencias de contraste. El ser se anquilosaría en monotonía y vida habitual, que no es vida real, si su conciencia no se renovara a través del contraste de la luz. Este ser, cuyas energías de anhelo se acercan a un plano físico de existencia, donde forma materia mineral, es el hijo que quiere recibir su herencia para ir a un país lejano. A lo largo de toda la evolución del reino vegetal y el reino animal y hasta el estado del hombre terreno el ser despilfarra su patrimonio, gasta sus instintos, que degeneran paulatinamente. Al final también el instinto religioso y la oración, que primero se desarrolló en el grito de angustia del animal y más tarde se convirtió en la magia primitiva y las religiones superiores, se ha despilfarrado y degenerado. El hombre, que ya no es un animal verdadero, porque ha empezado a desarrollar la inteligencia en vez del instinto, «aún come, sin embargo, con los cerdos», lo cual significa que vive según los principios del reino animal, el derecho del más fuerte, el principio mortífero, todo lo que, en el reino animal en sí no es pecado, sino naturaleza, pero que en la mente del hombre terreno se convierte poco a poco en conciencia de pecado y remordimientos de conciencia.
2. El creciente humanitarismo es el camino hacia el Padre
Mis análisis existen para mostrar que este «pecado original» no es una cosa terrible que no debería haber ocurrido, y que fue causado por las maquinaciones de un satanás o diablo. Del mismo modo es mi tarea mostrar que el llamado pecado no conduce a la condenación eterna en los tormentos del infierno o algo similar drástico, de hecho fenómenos sádicos puros, sino que, al contrario, el hijo pródigo sale de la oscuridad, del dolor y sufrimiento, y regresa al Padre lo cual significa que su conciencia se renueva a través de las experiencias de la oscuridad, y con ellas como telón de fondo manifiesta de nuevo la luz como brillante sabiduría y amor. Cuando el hombre terreno, como ya se ha mencionado antes, se encuentra en un punto cósmico decisivo, esto significa que «el hijo pródigo», que tuvo que salir para hacer sus propias experiencias, de esta manera ha obtenido conocimiento de la oscuridad y así ha renovado su conciencia a través del despliegue del principio del contraste y ahora se vuelve de nuevo hacia la luz. Pero ahora ya no es el legado de su Padre, los instintos ciegos y la fe ciega, que es el vínculo. Todo esto era precisamente lo que se despilfarró. Ahora son las propias experiencias del hijo y su propia voluntad que le hacen decir: «Me levantaré e iré a mi padre.»
A muchos hombres irreligiosos, ateos y materialistas de hoy les puede, sin duda, parecer completamente disparatado oír que están a punto de volverse hacia Dios. En cambio pensarán que han lanzado todas las viejas supersticiones y con ellas la relación con Dios por la borda. De hecho, han lanzado por la borda la relación que estaba basada en la fe ciega y el instinto religioso. Pero algo totalmente nuevo, que ellos mismos todavía desconocen, está pasando en su conciencia. A medida que estos hombres, que a menudo son muy humanos, utilizan su inteligencia y su capacidad para crear en consonancia con sus sentimientos humanos, también se han vuelto hacia la luz y hacia Dios. Cuando un hombre terreno se vuelve más humano y amoroso, significa que se está hartando de la oscuridad. Su aura se está transformando, y así comienza el caminar hacia el mundo divino. Al hijo pródigo se le está ennobleciendo el alma, la zona de guerra dentro de él existe ahora sólo como ciertas manchas oscuras en el aura, a través de las cuales podrá cosechar «asesinato diluido», y precisamente esta cosecha puede ser la razón por la que este ser está insatisfecho consigo mismo y con su vida y se convierte en buscador de la verdad. Esta búsqueda no será de acuerdo con el viejo impulso mundial o la búsqueda de un puerto donde puede ser «salvado». Será receptivo para el nuevo impulso mundial, para la ciencia del espíritu, que no encasillará al hombre sino que lo hace más libre.
3. Perdonar a los enemigos
Cuando el hijo pródigo regresó a su casa, el padre se mostró casi más feliz con él que con el hijo, que estaba en casa. Y cuando el hijo que estaba en casa culpó al padre por esta circunstancia con celos e ira (por lo que se entiende que ahora puede ser su turno de irse), el padre respondió: «Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo. Pero uno debería alegrarse y regocijarse, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida; se había perdido y ha sido hallado». Por supuesto, habrá muchos que verán esto como un símbolo de conversión religiosa de carácter puramente emocional, pero tal cosa todavía pertenecía al patrimonio que se había despilfarrado. Por esto al hijo le falta la capacidad de creer ciegamente. Son las experiencias de sufrimiento, su conocimiento de la oscuridad, el sufrimiento y el dolor que lo han llevado a tomar el camino del Padre. ¿Cuál es, entonces, el camino del Padre? Es el camino que Cristo, que contó esta parábola, caminó él mismo, y por eso podía decir también: «Yo soy el camino, la verdad y la vida.» La parábola nos habla de este camino con las palabras: «Pero cuando él todavía estaba lejos, su padre lo vio y conmovido corrió hacia él, y lo abrazó y lo besó.» Al igual que el padre recibió a su hijo con alegría, perdón y amor, el hombre también tiene que aprender a recibir a sus «hijos pródigos», es decir, a los que le han calumniado, perseguido con enojo, afrontado con mentiras y engaños o de otra manera han sido una herramienta o mensajero del mal. Debemos permitir que nuestros difamadores, fraguadores de rumores y todos los llamados enemigos salgan a la oscuridad con sus pensamientos oscuros y dejar que hagan sus experiencias. Pero cuando vuelvan y hayan cambiado de opinión, es importante que no seamos duros con ellos, sino que estemos listos, dispuestos a recibirlos con alegría. De hecho, son el hijo pródigo para nosotros. Siempre debemos perdonar a todos los que hacen el mal contra nosotros. Es nuestro propio destino oscuro, que regresa a través de ellos. Al no enojarnos con la otra parte, creamos un nuevo destino de un carácter completamente diferente. Por supuesto que no podemos evitar que la otra parte nos tenga antipatía, pero a su vez nadie puede impedirnos enviarle pensamientos positivos. ¿Tiene eso alguna importancia? Sí, en el más alto grado. Entonces representamos la mentalidad del padre, entonces somos con esa parte de nuestra conciencia «el hombre a imagen de Dios.» Es cierto que ambas partes tienen que estar de acuerdo en perdonarse antes de que el ciclo pueda ser completado; pero una cosa es cierta, nuestros enemigos volverán de nuevo a nosotros, aunque es posible que sólo vengan en una encarnación futura. No podemos llegar a perdonar antes de que el enemigo venga a nosotros. Pero no importa cuándo será, si ya le hemos perdonado en nuestra mente y le hemos enviado pensamientos positivos. De esta manera venimos a su encuentro, al igual que el padre hizo en la parábola. Cualquier persona que nos persigue está, de hecho, regresando hacia nosotros con gran rapidez, pero el ciclo todavía no ha terminado. Cualquier persecución, aunque no se manifieste con armas y violencia, es un despliegue del principio mortífero. Y la ley del destino hará, inevitablemente, que el perseguidor deje su propósito. Tarde o temprano, llegará a comprender lo que ha transgredido, añorará hacer las paces y por eso volverá. Sé que hay personas, que envían pensamientos oscuros y odio contra mí, pero eso no puede impedirme pensar en ellos con amor. No hace falta que esté físicamente con la persona en cuestión a causa de eso. El mundo interior es agradable, allí se puede aprender a pensar con amor en aquellos que no sienten aprecio por uno. Es este tipo de pensamientos que hacen que el aura del hombre sea luminosa, redonda, semejante al sol. Cada hombre terreno tiene un aura ovalada, que poco a poco se vuelve más redonda. Puede perder la armonía y el equilibrio cuando los hombres están demasiado exaltados o deprimidos. Cuando la disposición de la conciencia se basa en comprensión, perdón y amor, la armonía y el equilibrio vienen solos.
4. La resurrección verdadera o «el gran nacimiento»
A todos nos ha sido dada la tarea de hacer lo mismo que el padre hacia el hijo pródigo. Nos beneficiamos a nosotros mismos, tratando de entender a todos los que están en contra de nosotros. Debemos pensar que, hablando cósmicamente, no saben lo que hacen, porque entonces no lo harían. Y es importante, que no olvidemos que son mensajeros de una enseñanza. Traen el mensaje de algo que una vez hemos tenido corazón para hacer y que, en una situación dada, podríamos hacer todavía. Pero si podemos perdonarlos, empezamos a crear tales vibraciones en nuestra aura, que en el futuro disolverán las ondas oscuras de destino. Algo de lo más fundamental, que un hombre terreno puede aprender en este mundo, es que no debe haber nadie ni nada que no le guste. Cuando uno ha entendido esto, es más fácil esperar a los que nos persiguen. Cuando iban a crucificar a Jesús, él dirigió su mente hacia la voluntad de la Divinidad y tuvo la oportunidad de mostrar en manifestación física, práctica lo que significa ser «hombre a imagen de Dios». Él pudo decir: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen», e inmediatamente después: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Y cuando Jesús había pasado por el sufrimiento y la muerte, apareció en una resurrección luminosa. Él nos ha mostrado cómo debemos ajustar nuestra conciencia con el fin de lograr la resurrección, ¡ya aquí en la existencia física! No hace falta estar más allá de la tumba para experimentar eso. La resurrección verdadera es lo mismo que el «gran nacimiento», y todos ustedes llegarán a experimentar eso en futuras encarnaciones. Esa resurrección es llegar a ser uno con el Padre. Entonces uno verá que todo es amor, y uno lo ve con la propia visión del Padre, porque uno piensa y actúa de acuerdo con la voluntad del Padre. Y luego uno verá que todo el universo es una culminación de lógica brillante. Con esta visión ya no se puede odiar, y sólo entonces uno comienza a crear como el Padre. Uno ya no tiene estados de cólera ni depresivos que envenenan la sangre y crean enfermedades. Se logra una armonía entre la sangre y los nervios, ya que se ha creado la paz dentro de sí mismo. Se sabe que si viene una onda de karma oscuro, es solo una que puede ennoblecernos, y a la cual deberíamos estar agradecidos como Job, que dijo: «El Señor dio, el Señor quitó, bendito sea el nombre del Señor.» Tal actitud ante la vida y comportamiento hará con el tiempo que cada uno de ustedes sea un sol brillante que ilumina y calienta a los semejantes, y donde ustedes se encuentren, la guerra no podrá prosperar, ustedes sembrarán paz, alegría y amor, donde vayan.
Título original danés: «Syndernes forladelse I» y «Syndernes forladelse II – Den fortabte søn». Los dos artículos forman una unidad y fueron presentados en una conferencia en Kosmos Ferieby (centro de vacaciones Kosmos, hoy Centro Martinus) el verano de 1941. Revisados por Mogens Møller. Publicado por primera vez en la edición danesa de Kosmos n.º 7-8, 1968. Traducción del danés al castellano por Else Byskov con la colaboración del equipo de lengua castellana. ID de artículo: M2185.

© Martinus Institut 1981, www.martinus.dk

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