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M2044
La verdadera relación con Dios
Por Martinus

1. El grito de miedo del animal es una oración inconsciente a la providencia
¡Queridos amigos! Quiero hablarles sobre la verdadera relación con Dios. Dado que todo nuestro destino es el resultado de reacciones retroactivas de la naturaleza que nos rodea, de hecho, de todo aquello con lo que entramos en contacto, y todo esto en su análisis más profundo es la Deidad, nuestro destino se convierte así en el resultado de nuestra relación con la Deidad. Por lo tanto, es de gran importancia para nosotros estar conscientes de cómo proceder para lograr la relación correcta con Dios, porque solo a través de esta podemos lograr un destino perfectamente feliz, una paz perfecta en nuestras mentes.
En lo que llamamos el «reino animal», encontramos por primera vez en la espiral una tendencia hacia una incipiente relación con Dios. Las plantas, como saben, solo tienen una percepción vaga aquí en el plano físico. El animal también vive en alto grado en la percepción vaga. Cuando está en peligro de muerte, emite un grito de miedo, pero este grito lo emite sólo cuando sus propias fuerzas se han agotado y no ve camino a la salvación. Este grito de miedo mortal lo expresa de forma puramente instintiva, y es en sí mismo un llamamiento inconsciente a una autoridad, a una providencia, en busca de ayuda. Cuando utilizo el término «inconsciente», es porque el animal no tiene ningún conocimiento consciente de que existe una providencia que puede ayudarle. Aquí es importante ser consciente de que el animal solo grita cuando ha probado todos los medios de rescate, y esto nos muestra que el grito no tiene ninguna finalidad en el nivel físico. Sin embargo, dado que todos los animales que tienen voz desencadenan un grito de miedo mortal antes de morir, este grito no tiene otro análisis de ser un llamamiento inconsciente a la providencia en busca de ayuda. Pero un llamamiento a una providencia es, aunque sea inconsciente, una oración, y la «oración» del animal es entonces la primera forma débil o latente de una relación con Dios.
A medida que el animal, vida tras vida, experimenta el peligro mortal y el estallido de un grito de miedo, gradualmente se vuelve más consciente de su existencia física. A través del miedo se despiertan ciertos impulsos en su conciencia, y estos se convierten en nociones nacientes de la existencia de una providencia. Cuando ha llegado a este punto de su desarrollo, ya no es un «animal», sino un incipiente hombre terrestre en la forma que llamamos «hombre primitivo».
2. La noción del hombre primitivo de que la naturaleza es animada
Cuando el ser vivo en su evolución de animal a humano ha alcanzado el estadio del hombre primitivo, gradualmente ha adquirido la capacidad de usar la inteligencia al servicio de la autoconservación tanto que ha obtenido el poder y la superioridad necesaria para proteger su organismo contra ataques de su entorno. Sin embargo, esto no cambia el hecho de que todavía, en virtud de su conciencia habitual, automáticamente tiene una relación íntima con la Deidad. Todavía no puede comprender la existencia de la Deidad en términos de inteligencia, pero tiene excelentes habilidades para creer que existe. En este estadio todavía vive en experiencias sensoriales de tipo emocional puramente indefinidas. A base de ellos se forma una imagen de la providencia que encaja con sus propias experiencias. Es evidente que esta imagen se convierta en la imagen de un ser humano. Es cierto que es un ser humano engrandecido y equipado con todas las cualidades que para el hombre primitivo son las más deseables. El hombre primitivo imagina la naturaleza como animada y cree que la Deidad vive en un árbol, una piedra, una montaña, etc. Independientemente del carácter primitivo de estas concepciones, expresan una relación existente con Dios, una concepción de algo más grande y superior que su propia existencia. Desde los seres humanos más primitivos hasta el estadio en el que nos encontramos, vemos que todos los seres humanos viven en la creencia y la esperanza de una forma de existencia superior a la que el ser humano individual experimenta en este momento. Sin esta esperanza, la vida no tendría ningún valor para la gran mayoría de la humanidad.
3. El concepto de Dios se cambia según el desarrollo de la inteligencia
Dado que el hombre primitivo vive en un mundo en el que hace gran uso del principio mortífero, también vemos que su Divinidad es un ser dotado de las propiedades mortíferas más perfectas. Es el Dios de la guerra, no un Dios del amor. Y son las oleadas de tal culto religioso que conocemos hoy en día bajo los términos «indignación justa» e «ira santa». Pero el hombre primitivo tenía una relación mucho más perfecta con Dios que los hombres de hoy. Su capacidad de pensar no estaba tan avanzada como para que su mente pudiera tener dudas sobre la existencia de la Deidad. Como la vida del hombre primitivo se formaba como una fuerte violación de las leyes de la existencia, resultaba llena de sufrimientos. Cuando uno siembra odio y asesinato, se cosecha odio y asesinato. Cuando uno odia y persigue, uno mismo será odiado y perseguido. A través de estos sufrimientos se desarrolla la capacidad de pensar, ya que el hombre perseguido se ve obligado a usar su inteligencia para evitar los efectos de la persecución. El efecto total del sufrimiento en el reino animal será así una capacidad de inteligencia desarrollada. Y con la ayuda de la Inteligencia desarrollada, el hombre primitivo pudo formarse imágenes de la Deidad cada vez más perfectas que las que al principio solo podía percibir vagamente. Este cambio constante de la concepción de la Deidad continuó hasta el cristianismo, que creó la imagen hasta entonces más perfecta de Dios.
4. El cristianismo sigue siendo pagano
El hombre moderno cultural llama pagana la forma de adoración de tiempos pasados, pero ¿dónde termina el paganismo? El cristianismo sigue siendo pagano, mientras que sus seguidores no hayan entrado en contacto directo con la Deidad. Mientras que uno no haya llegado a experimentar la Deidad misma, la forma de adoración no puede ser perfecta, y cuando no lo es, es pagana. Puede estar más o menos cerca del estadio perfecto, pero mientras no sea perfecto, es impuro.
En las lecciones de nuestra niñez se nos han dicho que Dios es un ser grande y todopoderoso que está en el cielo. Sin embargo, el cielo no es algo que está en «un lugar específico». El cielo es un estado mental en el que podemos estar en este momento. También hemos aprendido que Dios tiene diferentes tendencias de conciencia, puede enojarse, puede castigar, puede ser mitigado y puede darnos el perdón de nuestros pecados. Si estudiamos todas estas nociones, encontraremos que son creencias análogas a los estadios que han representado los hombres que han difundido el cristianismo. En tal concepción, Dios se convierte en un gran hombre, que tiene todas las cualidades que los hombres pueden desear, pero no sus defectos, al menos no las cualidades que el hombre común considera defectos. Pero tampoco la imagen de la Deidad del cristianismo es la definitiva. El desarrollo de la inteligencia del hombre continúa y, a la luz de su creciente comprensión, el hombre terrenal ve que el creyente está también perseguido por dolores, preocupaciones y sufrimientos al mismo grado que el no creyente. El Dios del cristianismo no ha podido proteger a sus seguidores de un destino infeliz. La oscuridad sigue ardiendo en el mundo, y el principio mortífero se manifiesta en un despliegue profuso. Nunca antes en la historia de la humanidad el hombre ha recibido tanta enseñanza sobre la desarmonía de su propio comportamiento con las leyes que deben observarse para que la vida sea feliz, como ahora. La distancia entre la vida que imaginan que Dios tiene y la suya es mayor que nunca.
La imagen de la Deidad que es del cristianismo no es perfecta, aunque es la más perfecta que se ha predicado hasta ahora. Los seguidores del cristianismo imaginan a Dios como algo totalmente distinto y completamente diferente de sus semejantes, de la naturaleza, las energías y las materias. Todas estas cosas, piensan, son distintas a la Deidad. De hecho, aparte de los humanos y los animales y quizás también las plantas, creen que son fuerzas muertas. También creen que existe otro ser, el diablo, que Dios tiene como enemigo. Por supuesto, para estos hombres Dios debe tener un enemigo cuando ellos mismos lo tienen. El hombre está acostumbrado a odiar, vengar, castigar y perdonar. Por lo tanto, es completamente natural que el hombre haya tenido que formarse nociones de un Dios con las mismas tendencias. Por lo tanto, la noción de Dios del cristianismo se convirtió en una expresión de una conciencia humana, incluso de una conciencia humana primitiva.
5. La imagen cristiana de Dios no puede llevar una nueva cultura mundial
Así, como se lo he explicado aquí, es la concepción del hombre primitivo de Dios. Pero es imposible que se pueda construir una nueva cultura sobre tal concepción. Poco a poco como toda la Información que a través de periódicos, radio, revistas, libros, charlas etc. entra en la conciencia del hombre y lo ilumina sobre la gran imperfección del principio mortífero y a medida que las vastas masas de experiencia, que las vivencias prácticas brindan a los hombres, los desarrollen aún más, no será posible evitar que la imagen de la Deidad que el cristianismo ha formado se vuelve obsoleta y desactualizada. La estructura de la imagen de Dios del cristianismo no puede soportar una nueva cultura mundial. Y también experimentamos cómo las iglesias se van vaciando cada vez más. Vemos cómo cada vez resulta más difícil para los sacerdotes hacer creer a los hombres en un «infierno eterno» y hacerles creer que cuando no son buenos, sufrirán un «castigo eterno». Que desde el momento de nuestra muerte y hasta la eternidad debemos expiar un solo error es difícil ver como un ideal. Si uno puede considerar esto como cierto, uno mismo debe estar en un escalón en el que se pueda odiar profundamente. No puede ser cierto que haya tal desproporción entre el crimen y el castigo. Si los sacerdotes solo enseñaran que existe una relación razonable entre la transgresión y el castigo, aún podrían hacer que los hombres crean en el «infierno» como algo real. Además, un ser humano que se pretende haber sido creado y, por lo tanto, no ha vivido antes, y por lo tanto, de ninguna manera se puede decir que haya querido esta vida, ni se puede culpar de ninguna manera por su carácter innato. Si la imagen cristiana de Dios es correcta y Dios es omnipotente en el sentido ordinario, entonces debe saber de antemano, cuando creó un ser, cómo sería, y entonces debe haber deseado que este hombre fuera condenado a un terrible estado de sufrimiento, mientras que otros seres iban a experimentar una existencia inmensamente feliz. Si la imagen cristiana de la Deidad es verdadera, la consecuencia será que Dios puede crear al hombre completamente según su voluntad. Pero cuando entonces se postula que el hombre no ha vivido antes y, en consecuencia, no tiene la responsabilidad de haber nacido deforme, con malos sentidos de percepción y en un entorno desesperado, y, quizás educado para ser un criminal, entonces ¿es una expresión de justicia exigir que estos hombres sean buenos, ya que de lo contrario serán castigados en un infierno eterno? Es fácil ver que tal forma de pensar pertenece a la conciencia de un hombre primitivo. Mientras el hombre crea que el ser más grande es un ser que odia, que castiga y que posiblemente puede ser mitigado por un gran sacrificio, por la crucifixión de su hijo, para que los culpables puedan evitar castigo, está sujeto a una noción primitiva, un estado de emoción, que nada tiene que ver con pensamiento lógico. Debe quedar clarísimo que no se puede justificar un crimen cometido dejando sufrir un hombre inocente. Hay que pensar que es extraño que la Deidad quiera tal sacrificio para ser mitigado. Y si puede ser mitigado de esa manera, también debe absolver al que ha cometido el delito sin que un inocente tenga que sufrir por ello.
6. La investigación materialista
Sin embargo, todas estas nociones expresan nada más que una terminología primitiva, que debe caer en ruina para un hombre con una inteligencia bastante desarrollada. Quizás hayan tenido su misión para los hombres que vinieron directamente de la barbarie e iban a convertirse al cristianismo. Para el hombre que ha vivido muchas vidas en estados mentales, donde se consideraba primitivo e indigno morir una muerte natural de vejez, y donde había que matar para ser idealista, no es posible saltar de repente a una actitud tan elevada como la que Jesús enseñó a los hombres. Por lo tanto, las palabras de Jesús y de los otros redentores del mundo se han transformado y adaptado a las ideas que tenían los seres que iban a convertirse. Se ha intentado remediar las diversas consecuencias desafortunadas de la imagen transmitida de Dios. Uno no puede seguir salvando lo que debe caer en ruina para que la Deidad se revele verdaderamente en el mundo. Cuando el hombre llega a un estadio en el que él mismo se siente incómodo odiando y vengándose y en un grado mucho mayor siente el impulso de perdonar y comprender, inevitablemente entra en conflicto con la noción heredada de la Deidad. Entonces entra en duda, y como aún no tiene la capacidad de pensar suficiente para resolver el problema que se le ha presentado, se convierte en ateo. Ahora explora la vida solo en los reinos puramente materialistas y espera encontrar la solución al misterio de la vida allí. Uno puede profundizarse tanto en la investigación materialista y estar tan fascinado por los muchos grandes problemas que se revelan aquí que uno piensa que la materia física –aquí también los rayos y las ondas– es todo lo que existe. Entonces uno se ha alejado más de la Deidad que cuando era un hombre primitivo.
7. Toda nuestra experiencia, todo nuestro pensamiento y toda nuestra manifestación es adoración a Dios
Cuando uno menciona la palabra «Dios» a personas que se han profundizado en la investigación materialista, se puede escucharles decir; «¡Líbreme Dios!» Lo religioso se ha vuelto ingenuo, se ha convertido en algo que a uno se le ha «quedado corto». El científico materialista piensa que se ha abierto camino lejos del reino religioso, solo cultiva el reino material, que básicamente también es adoración a Dios, pero simplemente no se llama así. Pero toda nuestra experiencia, todo nuestro pensamiento, toda nuestra manifestación es adoración a Dios. Simplemente no podemos vivir sin estar consciente o inconscientemente en contacto con la providencia. La gran mayoría no ve que es la providencia, la que la rodea cuando ve hermosos paisajes, admirables inventos científicos, arte o todo lo que se pueda mencionar. Todas estas cosas se han creado sobre la base del conocimiento que el hombre ha conquistado de la naturaleza. Esta alegría irreflexiva por las cosas puede ser suficiente para ellos durante un tiempo, toda esta fascinación puede llenar la conciencia durante un tiempo, de manera que no extrañan a la Deidad. Creen que el concepto de la Deidad es algo que pertenece a los humanos primitivos. Y, sin embargo, es perfectamente obvio para el pensador que la humanidad no puede volverse verdaderamente feliz hasta que no sea perfecta su relación con la Deidad. Y no lo es mientras que uno esté simplemente satisfecho con poder investigar la materia física y, por lo tanto, ha adquirido una llamada buena inteligencia. Esto no es suficiente para prevenir el dolor y el sufrimiento. También vemos que tanto los científicos como los genios están sujetos a los mismos sufrimientos que todos los demás. Se enfrentan a las mismas dificultades, tanto financieras como físicas, que todos los demás. Esto nos muestra que sus propias vidas no se han vuelto más perfectas que las nuestras, y que todo su conocimiento no ha hecho que el mundo sea más brillante y más fácil en que vivir. Aparentemente, los hombres que postulan que el mundo va de mal en peor tienen razón. Pero la oscuridad mental que se está experimentando ahora tiene su misión profunda. Crea en todos los hombres normales un anhelo por lo opuesto. El hombre de hoy anhela fervientemente la paz, y esta paz vendrá. El hombre anhela «un reino que no es de este mundo», y este reino está en proceso de nacer. De la misma manera que el mundo actual es el resultado de una actitud mental, un mundo nuevo también será el resultado de una actitud mental. Pero esta actitud será diferente a la que subyace a todo lo que experimentamos hoy. La humanidad está ahora en camino hacia esta nueva actitud. A través de todas las condiciones ahora existentes que aceleran rápidamente hacia su disolución los hombres llegarán a ver que su idealismo anterior no era suficiente. Llegarán a ver que necesitan un nuevo fundamento espiritual. El hombre va camino a una nueva concepción de la existencia, camino a la experiencia de una nueva relación con la Deidad.
8. El eslabón que falta entre el cristianismo y la vida diaria
Todos ustedes conocen de la Biblia la historia de la creación de Adán y Eva, pero esto no debe llevarles a creer que el hombre fue «creado» terminado. La historia de la creación es simbólica y está escrita en una forma que se adaptó a la mentalidad de los tiempos antiguos. Si no hubiera sido así, los hombres del pasado no se podrían haber inspirado de él. Estos hombres, que solo tenían la capacidad de creer, imaginaron a la Deidad como una poderosa autoridad en la forma de un ser superior y todopoderoso en algún lugar del espacio del universo. Y cuando era omnipotente, también debería poder crear al hombre acabado de una vez. Pero tal imagen de una deidad como una autoridad con habilidades sobrenaturales no puede ser aceptado por el hombre desarrollado. Necesita una imagen de la Deidad que pueda satisfacer tanto su sentimiento como su inteligencia, su sentido lógico. Y tal imagen también se le ha prometido a la humanidad a través del «Portavoz, el Espíritu Santo». El «Espíritu Santo» no es, como he dicho a menudo, una persona, sino un estado de conciencia. «Espíritu» es lo mismo que «conciencia». El espíritu santo es el estado de conciencia en el que uno es capaz, tanto emocional como inteligentemente, de comprender el conocimiento que forma el eslabón intermediario entre los grandes resultados básicos del cristianismo y la vida práctica diaria. Es este eslabón intermediario el que falta hoy en la comunidad cristiana del mundo. Sin este, no será posible encontrar sentido o justicia en la vida diaria. También es la falta de este eslabón intermediario que ha hecho que la gente le dé la espalda al cristianismo oficial y recurra a la ciencia materialista. Pero dado que la ciencia materialista solo da resultados de medida y peso, y sus seguidores creen que solo se puede alcanzar la verdad pesando, midiendo y registrando, hay bastantes personas que tampoco pueden obtener una satisfacción a su hambre de la solución al misterio de la vida en la ciencia materialista. Entonces, estas personas buscan la ciencia espiritual. Dado que la ciencia puramente materialista está temporalmente ofuscada por los resultados de su propia investigación y no quiere reconocer la demostración por parte de la ciencia espiritual del eslabón intermediario faltante como lo que da la verdad final, hasta nuevo aviso habrá casi enemistad entre la ciencia materialista y la ciencia espiritual.
9. El fruto del cristianismo es la transformación del guerrero al hombre cultural
Pero, aunque ni la ciencia materialista ni el cristianismo oficial ha sido capaz de satisfacer al hombre verdaderamente buscador, es un hecho que el cristianismo, a pesar de su falta del eslabón intermediario, ha sido una fuerza impulsora inconmensurable a lo largo de los siglos. Le debemos al cristianismo que hemos podido construir hospitales, sanatorios, instituciones de salud mental, hospitales mentales –ese es el principio de la cuenta del Buen Samaritano traducido a una forma moderna y ampliada– y además que tenemos una sociedad organizada con policía, bomberos, universidades, escuelas, etc. Todo esto es el fruto de la transformación de los hombres por parte del cristianismo de vikingos y guerreros poderosos a hombres culturales. Es cierto que existe todavía una gran multitud que aún no ha atravesado esta transformación. Esta multitud solo ha llegado al punto en que todavía rinde homenaje al principio mortífero con todas las nociones ilusorias de honor que lo acompañan. Pero estos hombres serán enseñados sobre las leyes de la existencia a través del propio discurso de la vida. Mientras uno rinda homenaje al concepto de honor del principio mortífero, uno está en desarmonía con las leyes de la existencia. Cuando uno mata, se engendra matanzas. Pero con esto se multiplica la guerra. Y no se abole la guerra multiplicándola. La guerra solo se puede abolir a través de un solo factor, el amor. El amor es lo opuesto a la guerra. Manifestar el amor es entre otras cosas eso de presentar la mejilla derecha cuando a uno le hiera en la izquierda. Un hombre que hace esto hace mucho más para abolir la guerra que todo un ejército. Es la comprensión de esto que es el propósito de mis análisis.
10. El propósito de mis análisis cósmicos
Cuando he creado mis análisis, es para darles una idea de la solución del misterio de la existencia que puede ayudarles a tener una vida más feliz y pacífica. El propósito de mi trabajo es entre otras cosas darles un conocimiento, por medio del cual puedan obtener el bienestar que anhelan, y también encontrar sentido en gran parte de lo que antes no podían encontrar sentido. Pero, ante todo, el propósito de mi trabajo es crear el eslabón intermediario perdido entre el cristianismo oficial y la vida cotidiana. Este eslabón intermediario es la iluminación por parte de los análisis cósmicos de los grandes hechos: la reencarnación e inmortalidad, para que uno pueda ver sus ramificaciones en la vida práctica. El propósito de mi trabajo es también animarles a trabajar consigo mismos, así como influir en su forma de pensar y actuar de tal forma que pensarán y actuarán con lógica cada vez más. Porque cuando descubren que este y aquel curso de acción es lógico, a la larga no pueden actuar contra él sin ser anómalos y no se puede fiar en las acciones de los hombres anómalos. Un hombre que actúa lógicamente está sano, un hombre que actúa de manera anómalo está enfermo.
11. Los sacramentos divinos
Por lo tanto, cuando yo recreo el eslabón intermediario perdido, lo cual estoy en proceso de hacer, es para que sea posible llevar adelante la imagen del mundo del cristianismo. En la terminología del cristianismo, hay junto a los grandes resultados, conceptos como el «bautismo», el «perdón de los pecados», la «gracia», etc. Estos conceptos expresan débiles intentos de hacer puente entre las grandes verdades y la vida diaria, pero son sólo sustitutos del eslabón intermediario que falta. Pero los sustitutos no pueden proporcionar una satisfacción inteligente. Pueden, sin embargo, dar una tranquilidad temporal y una paz mental, ciertamente también temporal, en las personas que todavía son capaces de creer. Lo mismo ocurre con la noción «Los caminos de Dios son inescrutables».
Aquí es importante darse cuenta de que el bautismo y los demás sacramentos han ayudado a quienes tienen la capacidad de creer. Por lo tanto, los sacramentos son divinos, lo que a su vez significa que no hay absolutamente ninguna razón para condenarlos, al contrario. Recibir los sacramentos es también una forma de adoración y, como investigador espiritual, uno solo puede defenderlos, nunca atacarlos. Hay que recordar todo el tiempo que nada puede nacer adulto. Todo, como la pequeña semilla, necesita tiempo para crecer. De la misma manera también la relación de Dios con el ser vivo tuvo que comenzar en lo pequeño, lo que acabamos de ver en su primera aparición como el grito de muerte del animal. De este grito de miedo se ha desarrollado aún más a través de la superstición, la idolatría, las experiencias y las transgresiones de diversa índole, hasta que un buen día se hizo actual la cuestión de la conexión entre los grandes resultados religiosos básicos y la vida práctica.
12. El significado del conocimiento faltante de la reencarnación
Cuando esta pregunta se ha hecho actual, se debe al hecho de que la capacidad de usar la inteligencia se ha vuelto tan excelente que la predicación cristiana en su forma actual se ha vuelto anticuado, debido a la falta del eslabón intermediario. Este eslabón faltante consiste, como ya he dicho, en el análisis de la reencarnación. Dado que los predicadores del cristianismo la han omitido completamente, surgió la desafortunada consecuencia de que todos los grandes y eternos resultados del cristianismo, como p. ej. «Amarás a tu prójimo como a ti mismo», «Presenta la mejilla derecha cuando te golpeen en la izquierda», «Pagaré a cada uno según sus obras, dice el Señor», deben parecerle al hombre pensante como ilógicos, lo que en este sentido significa que estas sentencias han sido privadas del poder que de otro modo habrían tenido junto con la reencarnación. Pero a pesar de la terminología actual del cristianismo, sus grandes resultados básicos son realidades eternas, y forman una base tan sólida, sobre la que continuar construyendo, que el núcleo del cristianismo en sí mismo tiene todas las condiciones naturales para ser «la semilla en la que todas las linajes de la tierra serán bendecidas». Cuando todas las percepciones anticuadas se desvanezcan y se inserta el eslabón intermediario faltante, el cristianismo será la base sobre la cual se creará una nueva cultura, así como también será la base para una paz mundial verdaderamente duradera.
Las cosas que hoy son anticuadas en la predicación cristiana fueron creadas porque no se tenía un conocimiento claro sobre la reencarnación. Sin este conocimiento, se tenía que crear percepciones temporales que podrían justificar a Dios. Cuando se examinan las cosas con las que se busca justificar a Dios: el bautismo, la crucifixión, el perdón de pecados, etc. se ve que estas cosas ya no tienen el poder sobre la mente humana como antes, y por lo tanto se ve que las iglesias se están vaciando lentamente. Mucha gente no puede creer en estas cosas, su sentido común se rebela y las palabras de los sacerdotes se convierten para estos hombres en «piedras por pan».
13. Cuando se dispone a ver que todo lo que existe es Dios
Pero volvamos a los grandes resultados. La pregunta ahora es si estos resultados pueden conformarse con la vida diaria sin el renacimiento. No lo pueden. Ningún ser humano puede encontrar inteligentemente un sentido o una justicia en la vida sin contar con la reencarnación. Por lo tanto, será el análisis de la propia vida, el análisis del renacimiento, el análisis de que uno ha existido antes de esta vida en un pasado eterno y continuará en un futuro eterno, que vencerá. Solo cuando se agrega el análisis de la reencarnación y el renacimiento al cristianismo se puede hacer que éste corresponda a la imagen real del mundo, que es lógica en todos los ámbitos, y solo entonces se llega a ver que la gran conclusión: «Todo es muy bueno» es a la vez verdadera y cariñosa.
Cuando uno alcanza esta actitud, se tiene una idea completamente diferente de Dios y lo entiende de manera completamente diferente que antes. Trato de mostrarles a través de mis análisis que Dios no es un ser sentado en un cielo, en algún lugar, sino que él es omnipresente para que realmente puedan seguir a Cristo donde él dice que «hay que adorar a Dios en espíritu y verdad». Al decirlo, él hizo imposible para los hombres que lo quieren seguir, adorar a la Deidad en ídolos, en un árbol, una roca, una montaña o cualquier otro fenómeno físico. Adorar a Dios en el «espíritu» significa adorarlo con una conciencia pura, y adorar a Dios en la verdad no se puede expresar mediante ningún fenómeno físico, porque cualquier forma física en la que lo adoremos nunca podrá expresar más que una fracción de la Deidad. La deidad es todo lo que existe: la naturaleza, los humanos, los animales, las plantas, los globos, los soles, los sistemas de vías lácteas, etc. Entender que todo lo que existe es Dios es el comienzo para adorar a Dios correctamente. Que esta actitud en un principio cause dificultad se debe a que el ser humano aún no está acostumbrado a considerar las cosas como algo diferente a lo que aparentan ser físicamente. Pero un día se verá que todos los «López», «García» y «Pérez» son algo diferente y mucho más de lo que parecen ser. Lo que ven de mí hoy no es más que una serie de herramientas físicas, una pequeña fracción de la materia que utilizo en una fracción de mi existencia eterna. Lo que yo veo de ustedes es sólo un destello muy fugaz de la existencia eterna en la que viven. Hay algo completamente diferente detrás de su organismo físico que es realmente quien son, es decir, su «yo». Eso es lo que es la Deidad en ustedes. Y es la Deidad que experimentarán en sus semejantes a medida que se evolucionen. Yo no puedo darles a ustedes ni a ningún otro ser humano esta experiencia, la alcanzarán a través de sus propias experiencias. Esta experiencia se debe a un cambio en algunas de sus células cerebrales, un desarrollo o despertar de las células cerebrales latentes con las que pueden percibir esta experiencia. Pero en virtud de mi propia experiencia de la identidad de la Deidad con todo lo existente, puedo guiarles a tener conocimiento de las leyes, cuya observancia es la condición previa para esta experiencia o percepción. La experiencia de esta sensación es percibir las leyes de la naturaleza. Percibir las leyes de la naturaleza es lo mismo que percibir la voluntad de Dios. Cuando se les enseña la voluntad de Dios, llegan a conocer la mentalidad de Dios, y era la mentalidad que era lo mismo que «espíritu y verdad».
14. Todo lo que hacemos contra los demás, lo hacemos contra Dios
Una vez que se conoce la mentalidad detrás de todos los fenómenos físicos, se ve la absoluta perfección detrás de todo lo que sucede, y luego se obtiene una actitud completamente diferente a la vida. Y es solo con esta nueva actitud que uno tiene la oportunidad de experimentar la Deidad. Y es sólo a través de la experiencia de la Deidad que uno se convierte en un ser fundamentalmente libre, totalmente consciente de su propio yo. No se puede tener esta experiencia mientras solo se ve los alrededores como cosas «muertas». Uno debe llegar al punto en que ve a los semejantes, la naturaleza, la materia «muerta» como el cuerpo de Dios. Y cuando uno ve todo como el cuerpo de Dios, entonces la consecuencia lógica de esto es que todo lo que uno hace contra este o aquel, lo hace contra Dios. No puedo hacer nada sin que llegue a tocar a todos. Lo que ustedes hagan afectará al mundo entero. Estamos tan inmensamente conectados, tan inmensamente dependientes unos a otros, que no podemos movernos sin que eso afecte a nuestros semejantes. Cada suspiro que emanamos vibra en los confines del universo. A través de la clarividencia cósmica se consigue la actitud a través de la cual se ve la tremenda unidad que constituimos. Pero solo tienen la actitud correcta cuando han llegado al punto en que cualquier intervención en la carne y la sangre de sus semejantes se percibe como una intervención en su propia carne y sangre. Sus semejantes y todo su entorno son la verdadera imagen de la Deidad. Deben comprender que todo lo que les afecte, todo lo que les suceda, todo lo que les diga a y sobre ustedes, todo lo que experimentan como desorden o como bienestar, que todo esto expresa una correspondencia colectiva entre ustedes y la Deidad. Esta correspondencia se manifiesta a través de su entorno, de modo que cuando quieran adaptarse a la correcta relación con Dios, no deben creer que Dios sea un ser radiante en algún lugar que algún día se les aparecerá, porque así no es como la experiencia de la Deidad se manifiesta. Ver a la Deidad como un ser radiante es ver a un hijo de Dios. Es una imagen imaginada de la conciencia de Dios. «Ver» a la Deidad, por otro lado, es ver los alrededores como una expresión de una conciencia. Pero llegar a tal forma de experiencia naturalmente toma tiempo y requiere práctica, pensamiento y experiencia. Si están inclinados a enfadarse con este o aquel, si están dispuestos a dejar sufrir a este o aquel en respuesta a todo lo que experimenten de incomodidad, entonces esto muestra que no son conscientes de que en todos los casos es la Deidad misma con quien están tratando. Tenemos estas tendencias primitivas de venganza de cuando vivíamos en un estado mental muy bajo y ahora las llevamos con nosotros como conciencia habitual. Creemos que, si alguien nos persigue y luego nos indignamos con la persona en cuestión, entonces es sólo otro ser humano con el que estamos tratando. Pero en realidad es la Deidad quien a través de esta experiencia quiere comunicarnos algo. Y si luego perseguimos a esa persona, de hecho, es a Dios a quien perseguimos. Con tal actitud, nuestra relación con Dios sigue siendo de naturaleza pagana. El paganismo es una expresión de los estados en los que todavía perseguimos al Dios verdadero, aunque esta persecución es de naturaleza inconsciente.
15. La química cósmica.
La ley de la reacción de las materias En sí mismo, no importa si uno es consciente o inconsciente en la existencia de la Deidad, pero cuando uno es consciente de que todo lo que nos toca es Dios, entonces ya no se puede perseguirlo. La condición para tener una relación correcta con Dios es aceptar que todo lo que sucede no es algo que esté hecho para perseguirnos y atormentarnos. No somos pecadores, no existe el «pecado» en absoluto. Nunca podremos hacer algo que no nos está permitido hacer. Probablemente todos recuerden estas palabras: «Si haces lo bueno, ¿acaso no serás enaltecido? Pero, si no lo haces, el pecado está listo para dominarte.» Es lo mismo que: «¡Puedes hacer lo que quieras, pero debes asumir las consecuencias de tus acciones!» Somos químicos cósmicos eternos y tenemos, dentro del área donde tenemos conocimiento, el libre albedrío para mezclar las energías mentales como queramos, pero tenemos que aceptar que la materia que usamos funciona según leyes exactísimas, y que nosotros mismos experimentaremos las reacciones que nuestras mezclas ocasionan. Es una expresión del mayor amor que estamos permitidos a mezclar las energías de acuerdo con nuestros deseos, y que así podamos averiguar las reacciones de nuestras mezclas de pensamientos. Las reacciones constituyen nuestras experiencias. Crear experiencias es, por lo tanto, nuestra vida. Sobre nuestras experiencias vividas creamos nuestro destino. Que sea así es divino y no tiene nada que ver con castigo. Pero cuando uno comprende que es divino, se ve el amor en ello, y entonces también se comprende que todo lo que llamamos obstáculos y adversidad es algo diferente de lo que parece ser. Muchos se quejan, p. ej. del frío y todos los problemas que genera. Experimentamos que los pájaros sufren y que los hombres mueren en los campos de nieve, y muchos creen que son fuerzas «diabólicas» las que se han desatado. Pero, ¿qué es lo que muere? No es el ser vivo, porque nunca puede morir. Lo que «muere» es sólo el cuerpo físico, una colección de materias en transformación. Los seres que mueren en los campos nevados han experimentado con las materias sin conocer la ley de su reacción. Las materias siempre reaccionan como deberían, pero a menudo de una manera diferente de lo que la gente piensa. Pero a través de esto, los hombres vayan entendiendo la ley de la reacción de las materias y aprenden a mezclar sus pensamientos y deseos de tal manera que sus vidas futuras sean mucho más felices. En el pasado, la gente pensaba que la guerra era una forma afortunada de química cósmica y también lo era en una zona determinada, pero ya no lo es. Los acontecimientos actuales enseñan a los hombres a mezclar las energías mentales de una manera nueva. El hecho es que la humanidad de hoy no crea la guerra porque se siente feliz por ella, sino porque cree que mediante la guerra puede crear la existencia perfecta, la paz eterna que anhela en su corazón. Pero la paz no se puede crear mediante la multiplicación de la guerra. Por otro lado, a través de la guerra surgirá un conocimiento de su naturaleza, lo que significa que las generaciones futuras verán que la guerra es algo indigno para el hombre, porque es un proceso cósmico-químico erróneo basado únicamente en la ignorancia. La guerra es una mezcla incorrecta de las energías mentales y crea exactamente lo contrario de lo que uno hubiera querido.
16. El globo terrestre tiene una crisis religiosa antes de la experiencia del «gran nacimiento»
Hubo un tiempo en que la guerra era un ideal. En ese momento uno no era un hombre de verdad, si no se perecía por la espada, porque solo así se podría llegar al Valhala y disfrutar de su dicha en forma de carne, hidromiel y valquirias. Pero así ya no es. Los humanos de hoy no van a la guerra porque están felices de matar, porque anhelan ver sangre, al contrario, gimen con los horrores de la guerra. La guerra es como una avalancha puesta en marcha y es casi imparable. Aquellos que comenzaron la guerra no podían ver qué tipo de incendio mundial causaría, pero tenía que desencadenarse para que los humanos pudieran tener la experiencia necesaria para que vieran por experiencia propia que la guerra no es el camino a la paz. Pero a medida que la guerra se desata en los continentes, las fuerzas que la causaron se van extinguiendo de su conciencia y organismo. Los severos inviernos que hemos tenido en los últimos años están asociados con la guerra. El ser planetario está sacudido por una fiebre violenta y, por lo tanto, debe movilizar toda su energía de sentimiento para atar la energía del peso que se inflama violentamente. Dado que el frío del universo es lo mismo que lo que de otro modo llamarían «sentimiento», y el «fuego», que produce fiebre y guerra, es lo mismo que la energía del peso, vemos aquí la interacción entre dos de las fuerzas fundamentales en lo que actualmente está pasando en el organismo de la Tierra. El ser planetario se encuentra actualmente en medio de una tremenda experiencia religiosa. Está en proceso de experimentar «el gran nacimiento», y previo a esta experiencia hay una crisis religiosa que ejerce una enorme presión sobre su organismo. Esta presión es lo que la humanidad experimenta como guerra y mutilación. Este estado nos parece tan grande e inmanejable porque somos microseres en el organismo del planeta.
Pero lo que está sucediendo no es en realidad más que el efecto recurrente de la forma en que la humanidad ha tratado la materia. A través de este retorno, la humanidad experimenta la creación de experiencia que crea el prerrequisito para una paz verdaderamente duradera. Cuando hoy en los campos de batalla de todo el mundo sucede que muere un número inconmensurable de humanos, no hay que creer que esas personas realmente mueren. Lo que ocurre es solo una disolución de materia. Es una química cósmica practicada que no está en contacto con las grandes leyes de la existencia. Cuando los humanos realmente desean una existencia brillante y feliz, también deben conocer las leyes de la vida, de modo que puedan aprender a mezclar correctamente las materias para el pensamiento. Sin un conocimiento consciente de la ley de reacción de las materias, no pueden alcanzar el estado en el que pueden ver su propia inmortalidad, experimentar sus vidas pasadas, mirar hacia adelante en el tiempo y con sus propios sentidos experimentar conscientemente toda la historia de la Tierra. No llegarán a todo esto hasta que no cambien su actitud hacia las energías mentales. Pero como la gran mayoría solo quiere ampliar sus horizontes, quiere venir a vivir en condiciones distintas a las actuales, este cambio de actitud de conciencia ya está en camino. Lo que estamos experimentando ahora es el efecto de la antigua forma de pensar de los hombres. A medida que la oscuridad mental del mundo aumente ahora, habrá un anhelo enorme de una paz verdaderamente duradera y feliz para toda la humanidad.
17. Una paz duradera se tiene que crear en su propio mundo interior
Pero para experimentar una paz duradera, primero debe construirse en el propio mundo interior. No es suficiente que todas las partes beligerantes hagan las paces, el individuo bien puede ser infeliz a pesar de eso. La paz duradera no es algo que se pueda obtener del exterior. No depende de si los que hoy están en guerra entre sí, hagan las paces. Básicamente, esto no es decisivo para ustedes mismos. Están muy por encima de la materia. No, no experimentarán la verdadera paz hasta que no hayan ganado la batalla en su propio frente interior. Cuando hayan derrotado a su propias naturalezas e inclinaciones inferiores, entonces la paz real vendrá a su mente. Al prepararse para esta batalla, descubrirán la dirección en la que deben actuar. Entonces verán que, si quieren cosechar amor, comprensión y todo lo que anhelan encontrar en su vida diaria y de sus alrededores, entonces deben sembrarlo primero. Si quieren la paz, deben dejar de expresar ira, irritación, rabia y violencia. Estas expresiones son tormentas mentales y no traen la paz. Donde en la vida diaria encuentren tormentas mentales por parte de otra persona, deben contestar con calma y equilibrio y tratar de no molestarse – así se crea la paz.
18. Tolerar cualquier forma de insulto es lógico
Para que les sea más fácil resistirse a estas cosas, he creado mis análisis. Estos análisis les mostrarán que está en contacto con las leyes de la vida y, por lo tanto, es lógico «presentar la mejilla derecha cuando le hieran en la izquierda». Cuando uno no tiene una explicación lógica de por qué se debe actuar de manera diferente a lo que uno está acostumbrado, no se quiere cambiar su manera de actuar. Pero cuando uno obtiene una justificación lógica para este cambio y también obtiene la claridad de que las energías mentales funcionan de la manera más exacta según su finalidad, uno puede aguantar cualquier tipo de insulto. Es muy importante darse cuenta de que cuando alguien hace algo en nuestra contra, solo está haciendo algo que está absolutamente obligado a hacer, porque en ese momento no puede ser diferente a lo que es. Todos estamos en lo que ustedes llaman el presente, en la cúspide de nuestro desarrollo y nuestro conocimiento y nuestra experiencia, y actuamos en el presente sobre la base del conocimiento real, es decir, auto experimentado, que poseemos. A partir de nuestro conocimiento, expresamos nuestra voluntad, si no ¿desde dónde debería expresarse? Dado que todos estamos en diferentes estadios de desarrollo, todos actuamos de maneras distintas. Exigir que todos actuemos de la misma manera no tiene nada que ver con la lógica. A través de nuestra ignorancia y la consiguiente forma incorrecta de pensar y actuar, aprendemos las leyes del pensamiento. A través del pensamiento vemos cómo los grandes resultados religiosos, que se expresan en el cristianismo, se conectan con la vida práctica diaria. Con nuestra propia conciencia diaria despierta veremos poco a poco que estos grandes resultados llegarán a formar el fundamento inquebrantable de todas las culturas futuras. Los humanos llegarán a reconocer estos resultados porque serán analizados de tal manera que cualquier ser humano pensante pueda ver sus ramificaciones en cualquier forma de acción. Y cuando uno puede ver con su propia visión que esto de estar compasivo y amoroso es lo único correcto, lo único que realmente conduce a la felicidad, el único curso de acción verdaderamente lógico no importa cuán ilógico pueda parecer desde el exterior, entonces uno solo puede esforzarse para estar en contacto con esta manera de actuar. Y al comportarse así, al comprender que todo el misterio de la vida es la expresión de la existencia de una providencia lógica y amorosa, de expresiones de vida y manifestaciones de voluntad, entonces se empieza a experimentar que todo es muy bueno, que todo solo tiene amor para su finalidad, y que todo debe resultar en amor – y así se ayuda a formar la base de una nueva cultura mundial.
19. La experiencia de un bautismo de fuego
Aunque hoy han estado expuestos a un sufrimiento, cuya finalidad no pueden ver en este momento, este sufrimiento, sin embargo, está ayudando a preparar este estado de amor dentro de su propio interior. Los humanos que más han sufrido son también los que más comprenden y perdonan. Al abstenerse de tomar partido por uno u otro poder, al mantener la calma y el equilibrio sin ser molestados, al brindar a nuestro entorno una comprensión amorosa, no importa lo que el entorno nos haga o piense de nosotros, la vida comienza a abrirse para nosotros, y la unidad de todo se nos aparece. Al actuar así, es posible que algún día experimenten algo maravilloso. La mayoría de las veces es cuando menos lo esperan. Puede suceder cuando están en plena naturaleza mirando un hermoso paisaje, o cuando están en su casa en su sala de estar, que de repente sienten una enorme sensación de felicidad. De ustedes irradia una luz tremenda que se conecta con el entorno, con todo el resto del mundo. Lo sienten como un poderoso fuego que se convierte en una llama. Llamo a esta experiencia un bautismo de fuego, pero es más que eso. En realidad, no significaría nada si fuera solo una visión, una experiencia. Pero esta experiencia lleva consigo, cuando este «fuego» toca el cerebro, que ciertas células o centros que antes estaban latentes se abren, y todo lo que antes no estaba claro para ustedes, ahora se irradia con una claridad inconmensurable. Les pasa esta peculiar experiencia que no importa hacia dónde dirijan sus pensamientos, las cosas les revelan su secreto con tanta claridad que puedan analizar todo lo que experimenten. Ahora ven con sus propios ojos que «mil años es como un día, y un día como mil años». Descubren que el «tiempo» es solo algo que pertenece al cuerpo físico, que es una cosa física, una realidad creada, y que lo que realmente es Usted, su yo, está detrás del cuerpo físico y nunca podrá perecer. Al mismo tiempo que este mar de fuego les envuelve, sienten la Deidad. Esto no es tan fácil de entender, y pueden pensar que en ese momento la Deidad bien podría decir: «Yo soy el Padre», para que puedan ser más conscientes de ello; pero esto no se puede decir bien con palabras. Cuando es la experiencia verdaderamente personal del Padre, no se escucha con palabras, pero se siente con cada fibra de nervio que uno se encuentra delante del Padre Eterno. Una vez que hayan experimentado esto personalmente, nunca será posible ver las cosas como separadas.
20. Cuando la vida diaria se convierte en una conversación con Dios
Cuando estoy aquí ante Ustedes, estoy ante la Deidad. Por supuesto, puedo distinguirles individualmente, pero aún les veo como una entidad única. Veo que a través de su resplandor espiritual están conectados entre sí en una luz radiante. Su resplandor espiritual está también conectado con el resplandor espiritual del globo terrestre, con el resplandor del universo. Todo es luz, y este océano de luz es la Deidad, y él está enfocado en mí. Él usa sus bocas y acciones para llegar al alcance de mis sentidos. Todas sus acciones y todo lo que dicen, lo conecto con lo que los demás dicen y hacen, y cuando examino todas estas acciones y declaraciones, resulta que la vida es en realidad una manifestación unificada de un pensamiento vivo, creado por la Deidad. Puedo ver que la Deidad a través de la vida diaria me dice algo, y así llego a vivir junto con la Deidad, como se vive con el prójimo. Hablo con Dios como un hombre habla con su prójimo. Cuando uno ha alcanzado este estadio, la paz entra en la conciencia. Entonces la conciencia está unificada con la Deidad de tal manera que se ve que todo lo que sucede es perfectamente lógico, que es el amor de Dios lo que hoy está detrás del desarrollo forzado que ahora vive la humanidad, y que los conducirá a las diferentes naciones a aproximadamente el mismo peldaño, para que la Tierra pueda experimentar así un orden social armonioso. Si este desarrollo no fuera forzado, pasaría mucho tiempo antes de que se pudiera ver un cambio verdaderamente significativo. Si los sufrimientos no estuvieran tan concentrados como ahora, los seres humanos podrían vivir siglos sin entrar en contacto con la experiencia que les acabo de contar. Este desarrollo forzado conducirá a que los estados de la Tierra se junten en una unidad superior, un estado que no podría tener lugar sin todo lo que está sucediendo hoy.
21. El humano individual no puede ser distinto de lo que es
Pero debe haber alguien que les cuente a los humanos sobre todas estas cosas, que les empuje un poco adelante, de lo contrario podrían seguir viviendo sin conocer realmente las leyes cósmicas. Uno no puede encontrarse con la Deidad donde uno odia y persigue, donde uno siente antipatía hacia alguien o algo. Dondequiera que lo hagan, cierran sus sentidos así que no pueden entrar en contacto con la Deidad. Por lo tanto, es una condición para llegar a «hablar» con Dios que uno se limpie de todas las inclinaciones mortíferas y esté dispuesto a ser amoroso y a perdonador. Esta actitud no es tan difícil de adquirir cuando uno sabe que el ser humano individual no puede ser diferente de lo que es. No se enoja con un cardo porque es un cardo y por lo tanto pica si se acerca demasiado a él. Pero cuando se trata de los humanos, a menudo se piensa que un «cardo» bien podría ser una «violeta», pero tampoco como en el mundo vegetal un cardo puede ser una violeta, tampoco los humanos pueden ser otra cosa que lo que son. Los seres humanos son tan diversos como las flores y las plantas. Algunos humanos tienen características que pueden resultar en malestar para los demás y para ellos mismos; otros tienen cualidades que solo promueven la alegría y la felicidad. Si comenzamos a bombardear a los que son «malvados» con sermones morales y les exigimos que sean diferentes de inmediato, no somos realmente mejores. Debemos comprender que los alrededores son un gran mar de llamas de luz, un océano de fuerza de voluntad, de caricias de la Divinidad. Cuando nos enojamos y enfurecemos con aquellos que sienten antipatía hacia nosotros, destrozamos nuestra conciencia de Dios y perdemos la experiencia que describí antes. Esto no significa que uno deba dar vítores por todo lo desagradable que uno experimenta, sino solo que debemos dejarlo, donde no seamos capaces de mejorarlo con amor y comprensión. Solo donde somos capaces de mejorar las cosas con amor tenemos nuestro campo de trabajo.
22. Ver a todo como el cuerpo de Dios y como una gestión divina hacia nosotros
Está escrito que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Pero nuestro prójimo no es solo el que está más cercano a nosotros, nuestro prójimo es todo nuestro entorno. La materia está formada por seres vivos, es parte del cuerpo de Dios. Pero Dios no tiene forma, es, si lo entienden, la forma de todas las formas. No importa lo que vean, es la Deidad. Los diversos seres humanos, plantas, animales, minerales, moléculas, átomos, electrones, etc. todo es el cuerpo de Dios, sus órganos de los sentidos, a través de los cuales se revela. Si no fuera así, la imagen de Dios se reduciría a un hecho temporal imperfecto. Dado que todo lo que existe es la Deidad, uno puede acariciar a la Deidad en cualquier lugar, y solo cuando uno puede hacer eso, se tiene la imagen correcta de Dios como idéntico a todo nuestro entorno.
En mi trabajo, todo se basa en enseñarles a entender la naturaleza, a entender la lógica con la que se ha construido el universo y a entender que todo lo que existe son expresiones de vida que irradian desde la conciencia de Dios. Si uno comprende esto, surge una imagen de Dios completamente diferente. Los humanos del futuro vivirán con una imagen de la Deidad completamente diferente a la del presente. Esta Imagen se unirá a todo lo que sucede en el mundo, estará en contacto con las leyes de la existencia y, por lo tanto, fundamentada en la lógica. Ver todo como el cuerpo de Dios, ver todo lo que sucede como una dirección divina a uno, ver todo como una expresión de algo que la Deidad quiere decirle a uno, un día llevará al hombre a preguntarse qué es lo que Dios quiere comunicarle. Y en todos los aspectos de la vida, la Deidad quiere mostrarle al hijo de Dios que todas las experiencias de sufrimiento, por muy difíciles que sean de atravesar, enriquecen la conciencia con nuevos conocimientos y así llevan a una expansión de la conciencia, a un mayor horizonte mental, lo que quiere decir una capacidad mayor de experimentar la vida. Esta mayor capacidad de experiencia es lo que se siente como una caricia de la Deidad. Conduce a una demostración de que el destino de uno es siempre una expresión de luz y más luz y luego uno obtiene paz en la mente. Dios quiere transformar la actitud de los hombres a su entorno. Y la verdadera relación con Dios es la misma que la actitud del hombre de que todo lo que lo rodea es la Deidad.
23. «Padre, hágase tu voluntad, no la mía»
Como les dije antes, la relación del hombre primitivo con la Deidad se basa en una función automática, no está capaz con su conciencia despierta de entender la conexión real. El hombre cultural de hoy se ha alejado lo más posible de la Deidad, pero esta condición ha llevado a sufrimiento y más sufrimiento. En el relato de Jesús sobre el hijo pródigo, que regresó al Padre después de haber «comido con los cerdos», tenemos una excelente ilustración de la relación de los humanos de hoy con Dios. Cuando uno «come con los cerdos», es decir, manifiesta formas animales de pensar y comportarse, entonces uno cultiva el paganismo. Ya no hace falta matar para vivir. Hace falta aún menos matar a nuestros semejantes. Por lo tanto, es necesario aprender a acostumbrarse a estas cosas, no solo en las formas más crudas, sino también donde p. ej. sólo se trata de un 10% de asesinatos. Todos los pensamientos oscuros son asesinatos en menor escala y, por lo tanto, es importante mantener alejados todos los pensamientos oscuros y destructivos y solo estar dispuesto a amar al prójimo como a uno mismo.
Es necesario que les muestre estas cosas a través de todos mis análisis, para que en el estudio de todo lo que les digo, puedan llegar a ver que todo lo que los humanos en general están acostumbrados a considerar como cosas «muertas» p. ej. la materia, el oleaje del mar, el aire, la tormenta, el paso de los globos, etc. es vida, es expresión de una manifestación de voluntad, es creado para sus sentidos, para ser experimentado con su inteligencia. Un buen día todo será experimentado por Ustedes como algo dirigido a Ustedes mismos, y es sólo cuestión de tiempo antes de que respondan apropiadamente a esto y con humildad bajan su cabeza y digan: «Padre, no la mía, sino tu voluntad divina.» Cuando puedan decir eso, están en el camino correcto hacia la Deidad. Yo puedo darles el conocimiento teórico, pero el conocimiento práctico solo lo pueden adquirir Ustedes mismos a través de sus propias experiencias. Pueden mezclar las energías mentales completamente según su propia voluntad, pero si quieren la experiencia real de la Deidad, es necesario que cambien su forma de ser y aprendan a aplicar la química cósmica correctamente. Una nueva forma de ser no llega por sí sola. Deben aprender a mezclar sus pensamientos de la manera correcta. Al elegir entre dos cursos de acción, no siempre es fácil saber cuál es el correcto. A menudo, uno puede estar en tal situación que, haga lo que haga, será un mal. Ante dos males, siempre es importante elegir el menor mal, que no siempre es el menos perjudicial para uno mismo.
24. Los humanos se encontrarán el uno al otro y formarán una unidad grande
Deben aprender que de la misma manera que siempre están rodeados de seres físicos, también están rodeados de una multitud de seres invisibles. Nunca están completamente solos, están siempre, consciente o inconscientemente, en correspondencia con la Deidad. Deben saber que no importa a qué ojos miren, son las herramientas sensoriales de la Deidad las que encuentran. Sea lo que sea lo que experimenten, es la Deidad quien les habla. Muchas personas han dejado de orar porque dudan del valor de la oración. Esta actitud es muy incorrecta. La oración es el medio de comunicación más valioso entre la Deidad y el hijo de Dios. Cuando aprendan que las cosas que les he dicho aquí son verdad, tendrán paz en su conciencia. Entonces entrarán en un estado de percepción en el que hay paz y equilibrio. Tengo paz completa y equilibrio total en mi conciencia, no importa cuán severa sea la guerra. Sé que serán las fuerzas de la luz las que triunfarán en la batalla que hoy se libra en el mundo, y que traerán un «cielo nuevo» y una «tierra nueva». Sé que solo sucederá lo más perfecto, y entonces solo puedo alabar a la Deidad.
Después de todo lo que están experimentando ahora, los hombres se juntarán y formarán una gran unidad. Toda monopolización cesará, ya que los humanos aprenderán que el único valor real que existe en el mundo es la capacidad del hombre para crear, para producir. La diferencia económica que prevalece en el mundo de hoy es una diferencia antinatural y desaparecerá. Habrá arreglos sociales completamente nuevos, la Tierra se convertirá literalmente en una Tierra «nueva», donde la administración de los valores físicos encontrará su equilibrio. La actitud espiritual de los hombres irá en la dirección que les he descrito esta noche. Los humanos aprenderán que Dios es todo lo que existe y que todo lo que hagan, lo hacen contra Dios. Pero dado que Dios es todo lo que existe, nosotros mismos somos parte de él y, en consecuencia, todo lo que hagamos contra él será también algo que hacemos contra nosotros mismos. Nuestro destino depende, así, de nuestra forma de ser. Una vez que los humanos hayan entendido esto, estarán ansiosos por comportarse de manera amorosa a todo y a todos, y con esa actitud, la paz mundial llegará a hacer su entrada en la Tierra.
El artículo es un resumen de una conferencia de Martinus, presentada el 26 de enero de 1942 en el buró de Livets Bog. El resumen se basa en un taquigrama de Hans Bønnelykke y otros.
La nueva ortografía y los subtítulos por Torben Hedegaard han sido aprobados por el Consejo el 8 de agosto de 2013. Publicado por primera vez en la edición danesa de carta de contacto nos. 9-11 1942. Identificación del artículo: M2044.
Título original: Det sande gudsforhold. Traducido del danés al castellano por Else Byskov en septiembre de 2021. Revisado y corregido por David Pinzón Cadena.

© Martinus Institut 1981, www.martinus.dk

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