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M2009
El principio de la reencarnación
por Martinus

Capítulo 1
La muerte dejará de ser un misterio
Algo que debe ser un hecho para todos los hombres cuando, por lo demás, piensan sobre ello es que una vez morirán. La mayoría no piensa sobre ello, excepto cuando lo viven de una manera más cercana que de costumbre con motivo de la muerte de amigos o familiares, y entonces este pensamiento puede directamente llenarlos de terror. La muerte es un enigma para la mayoría. «Nadie ha regresado y ha contado cómo es al otro lado, y quizá ni siquiera haya ’otro lado’», así dice generalmente la gente. Por esto, es natural que en mis conferencias también trate del misterio de la muerte, que poco a poco cesará de ser un misterio y también cesará de ser algo ante lo cual los hombres sientan angustia o terror.
¿Qué es la muerte? Ante todo, es una experiencia que les llega absolutamente a todos los seres físicos de este mundo. No hay nadie entre ustedes que crea que nunca hará esta experiencia, además, está presente de una manera muy evidente en todas las cosas a nuestro alrededor. Aparte de esto, la muerte no es solamente un proceso que llegará una vez, ya está presente en su interior. Usted ya comenzó a morir cuando nació. ¿Dónde está el cuerpo del bebé, con el que vino al mundo? ¿Dónde está la pequeña cara del niño, con la que tenso de expectación aguardaba la Nochebuena, la pequeña cara que resplandecía tanto, cuando de niño vivía la maravillosa aventura de la Navidad y todas las otras horas felices de la infancia?
Esta cara ya no existe en la zona física. Ahora tiene otra cara. Y si hoy usted es anciano, uno puede preguntarse: ¿dónde está el cuerpo joven y ágil con el que abrazaba a quien amaba? ¿Y donde está el cuerpo en su madurez con el que coronó la obra de su vida y experimentó la culminación de su manifestación física en esta vida? Estos cuerpos, si usted es hoy una mujer o un hombre anciano, hace tiempo que han muerto. De hecho, la persona anciana ya ha experimentado la reencarnación o renacimiento varias veces antes de morir.
Capítulo 2
La transformación del organismo
No puede negarse que estos cuerpos físicos ya no existen. Quizá me diga que el actual cuerpo de una persona anciana es el mismo que la persona en cuestión tenía en la infancia y la juventud, simplemente viejo y gastado. Pero una manera así de ver las cosas se basa en una ilusión. Un organismo es una «cosa viva», es una organización de microindividuos vivos que llamamos órganos, células, moléculas y átomos. Con excepción de los órganos, el ciclo de estos microindividuos tiene un ritmo tan rápido que su existencia física tiene una duración mucho más corta que el macroser. Debido a ello, estos seres se van reemplazando constantemente en el organismo del macroser. Cada minuto hay células y átomos que nacen y mueren en nuestro organismo, de modo que éste, de hecho, sigue estando sometido a un proceso de transformación y en tan solo unos pocos meses se ha renovado totalmente. Por consiguiente, el número de cuerpos que una persona anciana ya tiene tras sí no es insignificante. Cada renovación tiene que considerarse como un cuerpo nuevo. Pero usted no nota demasiado estas reencarnaciones o renacimientos, porque tras esta transformación continúa experimentando la vida de una manera continuada, sin interrupciones. El reemplazo sólo tiene lugar gradualmente y de una forma tan débil y adecuada que la experimentación normal de la vida no es estorbada ni interrumpida con él. Pero si uno se imagina que este reemplazo de los microseres hubiera tenido lugar al mismo tiempo para todos estos seres, el organismo habría tenido entonces que sucumbir y ser reemplazado por un organismo diferente. Entre estos reemplazos tendría que tener lugar alguna forma de proceso de muerte. El cuerpo de nuestra infancia no cambiaría hasta el momento en que tuviéramos madurez para tomar posesión de nuestro cuerpo juvenil, el concepto «crecer» sería desconocido para nosotros en el sentido en que lo conocemos hoy. El reemplazo, que no podía tener lugar gradualmente, tendría que suceder repentinamente, tendríamos que caer en una especie de sueño o estado de letargo, y bajo ese sueño tendría que crecer rápidamente el nuevo cuerpo que tenía que soportar la conciencia de nuestra juventud, y el cuerpo de niño tendría que marchitarse con la misma rapidez y ser tirado a favor del nuevo. Entonces despertaríamos en un cuerpo nuevo y lo usaríamos durante un periodo, hasta que tuviera lugar un nuevo reemplazo.
En este mundo físico hay realmente seres que experimentan su renovación de la vida según este principio, a saber, varios insectos que pasan por el estadio de larva, capullo y mariposa. Estos seres tienen que vivir una especie de proceso de muerte entre cada uno de los estadios dentro de la vida terrena local, concreta. ¡Imagínense si nosotros tuviéramos que pasar por lo mismo! El día menos pensado nos sentiríamos desbordados por una intensa necesidad de dormir profundamente, y el cuerpo, con el que nuestra familia y amigos estaban acostumbrados a identificarnos, se marchitaría y languidecería, y surgiría uno nuevo. Entonces, la conciencia diurna se desplegaría de nuevo, y despertaríamos en un cuerpo nuevo y hermoso, aunque nadie «nos» reconocería. Es más, incluso podríamos ir al entierro de nuestro cuerpo, recientemente desechado. A algunos esto les parecerá cómico, a otros macabro, sin embargo, en el universo, e incluso en este planeta, hay seres que experimentan la renovación física de la vida según un principio así.
Capítulo 3
El reemplazo del organismo de los hombres terrenos
En realidad, sólo me he referido a todo esto, porque levanta el primer pequeño borde del velo que cubre el proceso que los hombres llaman muerte, y del que frecuentemente tienen tanto terror. Pero los únicos motivos que los hombres tienen para temerle a la muerte son los que ellos mismos crean. Y por medio de la ciencia del espíritu, aquellos hombres de nuestro tiempo que buscan tienen la posibilidad de familiarizarse tanto con lo que sucede con el proceso de la muerte, que la angustia y la incertidumbre pueden ser dominadas y reemplazadas por la confianza y la seguridad. Bien es verdad que en el proceso de muerte, conocido por el hombre terreno, lo único que queda es el cuerpo físico desechado o cadáver, sin que se vea al ser manifestarse bajo un nuevo aspecto. Pero, ¿hay alguna prueba inquebrantable de que la conciencia se destruya con la muerte? No, la conciencia de otro hombre sólo la podemos experimentar físicamente, cuando este otro hombre tiene un cuerpo físico, a través del cual puede manifestarse, del mismo modo que sólo podemos experimentar las ondas de radio, cuando también hay un aparato de radio, a través del cual se transforman en ondas sonoras.
Pero, ¿dudamos, acaso, de que las ondas de radio existan, aunque no las podamos ver? La conciencia o psique del ser vivo es también una realidad, que existe en forma de rayos y ondas. Estas energías son las causantes de toda la renovación de la vida y transformación del organismo, tanto cuando tienen lugar en etapas separadas como en los citados insectos, y cuando tiene lugar una transformación gradual, casi imperceptible, como en el hombre terreno. Y en la comparación entre el reemplazo del organismo de estos insectos y el reemplazo de la especie de seres a los que pertenece el hombre terreno, ¿no tenemos, precisamente, una prueba de que la facultad de reemplazo, al igual que todas las otras facultades, está sujeta al concepto evolución? La facultad del hombre terreno de transformar su organismo está, en realidad, mucho más evolucionada que la de los insectos.
Poder cambiar de organismo casi imperceptiblemente, como hace el hombre terreno en una encarnación física, a través de los estadios de la infancia, la juventud, la edad adulta y la vejez, sin tener que interrumpir la función de la conciencia diurna y con la sensación de que sigue siendo el mismo organismo, sin que en realidad lo sea, es algo semejante a un ideal en relación con el estadio evolutivo en el que los seres tienen que pasar en una encarnación por una especie de proceso de muerte varias veces.
El hombre terreno ha llegado a un estadio evolutivo en el que está liberado de este tipo de interrupciones desagradables en la transformación del organismo, hasta que su vida terrena, a través de enfermedades, accidentes o el desgaste natural de la vejez, se interrumpe, y su conciencia es soportada por los cuerpos espirituales o en forma de rayos que también soportan la conciencia durante el sueño. Pero cuando tiene lugar un reemplace más primitivo del organismo que el de los hombres, es igual de natural que también haya otro, en relación con el cual se pueda decir que el de los hombres es primitivo, pero gradualmente pueden evolucionar para usarlo. Es decir, un reemplace de organismos en el que el proceso que llamamos muerte también puede modificarse en un proceso de transformación gradual, en vez de un paso brusco de un estado a otro. Y, de este modo, «el horror a la muerte» se habrá superado, no habrá ningún estado de conmoción que deje efectos en relación con este proceso de transformación, tal como ahora puede tener lugar para quienes hoy ven con sus ojos físicos los cuerpos físicos de otros hombres convertirse en cadáveres, sin que con los mismos ojos puedan ver a estos hombres en los cuerpos en forma de rayos, que ahora soportan su conciencia.
Capítulo 4
Reemplazo total o parcial del organismo
Que la transformación del organismo, que el principio del renacimiento o de la reencarnación del organismo esté, de este modo, sometido a evolución debe ser porque tiene que haber un objetivo con esta evolución, y este objetivo es hacer el reemplazo cada vez más imperceptible. Los hombres terrenos y las categorías de seres emparentados con ellos han alcanzado este objetivo hasta la perfección dentro de una sola vida. De hecho, lo han alcanzado tan perfectamente que los hombres no notan en absoluto el reemplazo de su organismo y niegan la reencarnación. Sólo se dan cuenta del proceso de reemplazo donde éste todavía no es perfecto y se llama muerte. Aquí todavía no han conseguido crear un reemplazo parcial del organismo y, como sólo están acostumbrados a una «muerte parcial», creen que el reemplazo total del organismo significa una «muerte total». Pero el hombre sólo tendrá durante un breve periodo de tiempo una creencia así, debido a falta de conocimiento de las leyes eternas de la vida; muchos hombres, que buscan, ya han comenzado a encontrar una solución al enigma de la muerte.
El sentido de la vida no es que los hombres se ocupen con «la muerte» y «el mundo espiritual» como algo misterioso, ambos se convertirán en ciencia cotidiana y los hombres, con el tiempo, estarán en condiciones de vencer a la muerte con su conocimiento y su facultad creadora.
Es la voluntad de la Providencia o de la Divinidad que el ser vivo, a través de un largo periodo en la espiral de evolución, llegue a poder experimentar su existencia eterna sin las interrupciones del organismo que tienen que tener lugar en la espiral de evolución de un reino vegetal y un reino animal. Es decir, que un reemplazo imperceptible del organismo, tal como el que el hombre terreno ha llegado a dominar dentro de una sola vida terrena, una vez en el futuro también será dominado por este ser, cuando pase del estado físico al estado en forma de rayos.
De hecho, el concepto «resurrección» se convertirá con el tiempo en una realidad para el hombre terreno, del mismo modo que, cuando haya llegado a un estadio de evolución tal que con la fuerza de su voluntad domine la materia, ya no podrá seguir siendo designado como un «hombre terreno», sino como un «hombre verdadero», un «hombre a imagen de Dios».
En mis análisis y símbolos cósmicos puedo mostrar en qué lugar de la espiral de evolución este objetivo será una realidad. En la última parte del tercer reino de la espiral, el verdadero reino humano, una existencia así de perfecta comenzará a ser un hecho. Entonces la transición entre la experimentación de la vida física y espiritual del ser ya no será frenada por ningún «proceso de muerte», el paso será igual de perfecto como el paso de la infancia a la juventud y de la juventud a la edad adulta y de la edad adulta a la vejez es hoy para el hombre terreno.
Capítulo 5
Aprender a morir aprendiendo a vivir
Hasta que no se llegue a esta época evolutiva, el hombre terreno tiene, sin embargo, que seguir viviendo su existencia como una manifestación limitada por una vida local física y espiritual, donde las transiciones sólo pueden tener lugar como reemplazos totales de los organismos, que, a su vez, hacen que el ser en general sólo sea consciente en aquella de las dos esferas en que se encuentra en el momento, en todo caso, frecuentemente durante su estancia en el mundo físico tiende a negar la existencia de la otra esfera. En principio es, de alguna manera, lo mismo que si la larva quisiera negar la existencia de la mariposa. Por medio de la ciencia del espíritu moderna, los «hombres larva» de nuestra época tienen, sin embargo, la posibilidad de conocer en su búsqueda algo más que su propio, pequeño y local «mundo de larvas». Pueden tener una visión de conjunto de la evolución de la vida, del proceso de creación, en medio de los que se encuentran, y pueden tener conocimiento sobre qué es lo que estimula la evolución del estado en el que se supera el dolor, el sufrimiento y la muerte.
Naturalmente, ha tomado mucho tiempo llegar al estado de reemplazo imperceptible del organismo que el hombre terreno experimenta, ahora, en una encarnación física, y que la transición al mundo espiritual pueda tener lugar de la misma manera, tiene también naturalmente que tomar su tiempo. Pero cada hombre terreno ya tiene ahora la posibilidad de hacer de la muerte algo hermoso en vez de terrible. Puede aprender a morir aprendiendo a vivir, es decir, llegando a conocer las leyes de la vida y buscando vivir de acuerdo con ellas. Cuanto más vive un hombre con sus pensamientos, sentimientos y actos en sintonía con el tono fundamental del universo o la moral universal: ser una bendición y una alegría para los seres vivos, más fácil será la muerte para él cuando una vez le llegue. La sentirá como una renovación de la vida, un maravilloso descanso de la vida en la materia física, a veces algo penosa. Pero no será un descanso como el que se obtiene en un sillón o un sofá, sino que será del mismo modo que cuando se pasa las más maravillosas vacaciones que uno se puede imaginar. Con el pensamiento como medio de transporte se visitan zonas o esferas según se desee, y esto también se basa en leyes universales. Luego hay de nuevo un reemplazo del organismo, el ser tiene que regresar al mundo, donde hay resistencia que hace evolucionar, y donde pensar de manera equivocada hace daño. Pero ahora recibe un organismo nuevo y fresco, que se construye en el seno de la madre, y nuevas posibilidades para aprender en una vida venidera a pensar y a vivir, de modo que poco a poco pueda vencer a la muerte.
De una conferencia dada por Martinus el 12 de diciembre de 1943 en el Instituto Martinus. El manuscrito de la conferencia ha sido elaborado por Mogens Møller y aprobado por Martinus. Publicado por primera vez en la edición danesa de Carta de Contacto n.º 6, 1958. El presente texto es una copia del libro El principio de la reencarnación (librito temático 16) Título original danés: Reinkarnationsprincippet. Traducción del danés al español por Martha Font (2012), con la colaboración del equipo de lengua castellana ID de artículo M2009.

© Martinus Institut 1981, www.martinus.dk

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