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M0180
Factores culturales moribundos
Por Martinus

1. Los pueblos orientales son muy religiosos y de mentalidad espiritual, pero poco intelectuales
En las religiones orientales se enseña que la meditación es el camino a la perfección. Se enseña que hay que abandonar todos los lazos terrenales y los deseos y anhelos materiales y entrar en la soledad y concentrar los pensamientos exclusivamente en Dios y las cosas más elevadas. Esto, haciendo de esta la principal actitud en la cultura de los pueblos orientales, ha moldeado completamente la actitud de estos ante la vida y la forma de ser. Pero no les ha dado la perfección. Millones de personas en los países del Este viven una vida miserable en peligro de morir de hambre, y otros millones mueren de hambre, y casi nada se hace para ayudarlos. Los pueblos orientales son muy religiosos y de mentalidad espiritual, pero poco intelectuales. Es cierto que entre estos pueblos han surgido varios hombres más o menos sabios a quienes el público en general estima mucho, pero, aunque estos sabios, por supuesto, en muchas áreas han sido instrumentos divinos para los pueblos entre los que han vivido, no han podido salvar a su pueblo o crear una cultura sólida y pacífica. Con excepción de los redentores del mundo que han vivido en Oriente, estos sabios no han tenido una conciencia verdaderamente cósmica; han adquirido cierta habilidad en experimentos psíquicos u ocultos, que ahora pertenecen a estadios pasados de desarrollo.
2. La actitud espiritual y poco intelectual oriental se ha convertido en un escape de este mundo
La actitud religiosa original de los pueblos orientales era, pues, la de concentrarse lo menos posible en lo material y pensar sólo en lo espiritual, y si bien tal actitud puede ser beneficiosa en cierto sentido, también puede, como ha sido el caso, conducir al descarrilamiento, de modo que el hombre se estanque o se desvíe del camino que conduce a las metas que son el verdadero destino del hombre. Esta actitud poco intelectual y espiritual se ha convertido en una especie de almohada para dormir, un escape de este mundo. Lo más importante en la vida se ha convertido en demasiada meditación sobre asuntos espirituales y muy poco desarrollo y entrenamiento en el trato con el prójimo.
A través de un entrenamiento artificial en la meditación, la actitud espiritual de muchas personas se volvió desproporcionada con respecto a su desarrollo moral prefiriendo así vivir en soledad lejos de otras personas. Si bien muchos de estos ermitaños pueden ser personas encantadoras y agradables con quienes hablar, eso no significa que sean modelos de lo que es el verdadero objetivo de la humanidad. La vida no es esto, que uno tiene que huir de la gente a la soledad y pensar sólo en Dios. Huir de las personas es huir de las experiencias y de las vivencias enriquecedoras que inevitablemente proporcionará la convivencia con otras personas.
3. La concepción dogmática y anti-intelectual del cristianismo en el mundo occidental
Esta tendencia a pasar por alto el verdadero camino, la coexistencia con otras personas y el entrenamiento que esta coexistencia hace posible para hacerla perfecta, también se ha manifestado, aunque de manera diferente, en Occidente en la religión mundial cristiana. Aquí, a pesar de que Cristo ha mostrado el ejemplo del comportamiento del hombre perfecto, se ha creado la almohada llamada «el perdón de los pecados» y «la salvación por la sangre y gracia de Jesús». En esta visión dogmática del cristianismo, el objetivo del esfuerzo humano no es ciertamente las buenas acciones que son la meta del esfuerzo humano, sino simplemente unirse a las filas de aquellos por los que Cristo fue crucificado. Según este cristianismo dogmático, todos nacemos en pecado y hemos heredado el pecado original y ya, antes de nacer, estamos calificados para la condenación eterna, si no imploremos misericordia a Dios y redención por la «sangre del cordero».
Esta es, aquí en Occidente, la gran almohada para aquellos humanos cuya mentalidad todavía es tan poco intelectual en el ámbito espiritual que les parece que este ideal es divino. Pero no tiene nada que ver con el propio modo de ser de Cristo.
4. El único camino hacia un mundo de paz es el desarrollo del verdadero arte de vivir en la conciencia humana
Estas actitudes espirituales orientales y occidentales poco intelectuales han demostrado claramente que no pueden conducir a la humanidad a una paz mundial ni a un estado en el que los bienes de la vida se distribuyan equitativamente entre los hombres. El único camino a tal mundo de paz es el desarrollo del verdadero arte de vivir en la conciencia del hombre, es decir, el desarrollo de una habilidad para poder vivir en perfecta armonía con otros seres de la existencia. El camino de la vida no es uno en el que las personas deban huirse mutuamente y vivir aisladas en lugares solitarios, ni uno en el que hay que abrirse camino a codazos a expensas de los demás, creyendo que uno está salvado si solo se ora por misericordia y el perdón de los pecados.
5. La meditación y la soledad no son los ideales que pueden llevar a la humanidad a la perfección, la paz y la felicidad
Si uno cree que la salvación está en la separación de las demás personas, no se entrena en conocer a otras personas. Uno se aleja del entrenamiento de todas las facultades de la conciencia que son necesarias para perdonar a los demás, servir a los demás y comprender a los demás. No se saca todas las naturalezas malas e inacabadas de su propia mente estando en soledad. Pero eso es sólo una ventaja, dirán algunos. No, porque si no los sacas a la luz, obviamente no puedes superarlos y deshacerte de ellos. Al fin y al cabo, una persona puede parecer una buena persona cuando vive aislada de los demás e incluso si le alimentan y visten y se le honran y se le consideran un hombre santo. Está muy bien sentarse y entrenarse en los buenos pensamientos; todos lo necesitamos de vez en cuando. Pero no basta con que pensemos en lo bueno, hay que llevarlo a la práctica para que tenga un significado real. ¿Cómo les iría a varios ermitaños si la vida los arrojara de repente en medio de gente que los calumniara, mintiera sobre ellos, los persiguiera y les infligiera todas las experiencias desagradables de la existencia humana cotidiana? ¿Podrían, sin estar capacitados para vivir en tales condiciones, preservar su atmósfera sagrada? ¿No perecerían materialmente? Pero eso es lo que han hecho los pueblos de Oriente. Han permitido que una actitud espiritual no intelectual los haya alejado del desarrollo en la vida material, práctica y diaria, y sobre esta base la gente de Occidente se ha convertido en sus opresores durante siglos. Está plenamente demostrado que la meditación y la soledad no constituyen los ideales que pueden conducir a la humanidad a la perfección, la paz y la felicidad.
6. La vida está destinada a conectarse con la vida a través del amor
Pero el «perdón de los pecados» y la «salvación por la sangre de Jesús» y la «gracia» de Occidente tampoco han logrado dar la verdadera protección o paz a su gente. Se han luchado innumerables guerras en el nombre de Cristo, los sacerdotes han bendecido las armas y orado a Dios por la victoria, y la multitud de los verdaderos creyentes ha disminuido a medida que se ha desarrollado la capacidad intelectual. Las personas de Occidente hoy en día están dotadas de habilidades prácticas e intelectuales, desarrolladas en la lucha por la existencia, pero precisamente por esto, los dogmas religiosos también han perdido su significado para ellos, y los valores de la vida se han convertido principalmente en valores materiales.
Hay guerra tanto en Oriente como en Occidente. Todo el mundo está en guerra con todos los demás, y apenas queda ninguna posibilidad de escapar a la soledad. El propio Tíbet, que ha sido un enclave religioso durante miles de años, ahora también está siendo arrastrado a la esfera del materialismo a través de los comunistas.
Entonces, ¿qué estamos presenciando ahora? Estamos viendo la capitulación de la meditación y el «perdón de los pecados» y la «gracia» como factor cultural sustentador. Entonces, ¿es el materialismo y el ateísmo lo que debe prevalecer? No, no será una victoria ni para Oriente ni para Occidente, y aunque se ha demostrado que tanto las creencias ortodoxas de Oriente como las de Occidente han degenerado y deben sucumbir ante el materialismo práctico, este factor cultural por sí solo resultará tan insostenible como una actitud espiritual parcial y poco intelectual.
Lo único que puede ayudar a la humanidad a salir de la guerra de todos contra todos que hoy domina el mundo es un conocimiento profundo de las leyes físicas y psíquicas de la vida. La vida tiene un solo sentido, y es que la vida debe conectarse con la vida, y esta conexión solo puede surgir a través del amor.
7. El amor o el «Espíritu Santo» transformará el mundo
Pero el amor no es sólo caricias y la unión de los cuerpos físicos de los seres vivos con la consiguiente multiplicación del linaje. El amor es una fuerza que impregna el universo, también lo conocemos a través de la expresión «el Espíritu Santo». De lo que han hablado los grandes redentores del mundo, y lo que Cristo ha mostrado al hombre con su ejemplo, es que es posible para el ser humano individual conectarse con el amor divino o universal de tal manera que en vez de escapar de la vida aquí en el mundo físico deje que este amor fluya hacia el mismo mundo y lo transforme con su modo de ser práctico.
8. La ciencia espiritual formará la base de una nueva cultura mundial
Pero hemos aprendido que, para orientarse intelectualmente en el mundo físico con sus diversas leyes naturales, debemos tener una ciencia a través de la cual se lleguen a conocer estas para poder desplegar una vida y una creación en conformidad con ellas. Debido al desarrollo gradual de la facultad de pensar del hombre, que es un poder espiritual, éste vive tanto en un mundo espiritual, el mundo del pensamiento, como en el mundo físico. Para orientarse en este mundo espiritual, que también tiene diversas leyes, el hombre debe tener también una ciencia a través de la cual pueda llegar a conocer esas leyes para obedecerlas. Es tal factor de ayuda, dado a los humanos a través de la ciencia espiritual moderna, que, puesto en práctica por cada vez más personas en el Este como en el Oeste, será la base de una nueva cultura mundial cuyo lema será «Cada uno ame a su prójimo». La gente de una cultura así no huirá hacia la soledad, aunque a veces disfrutará de estar sola. Tampoco buscarán pertenecer a un pequeño grupo de «salvados» o «elegidos» y creerán que todos los demás están condenados al «fuego eterno». Sabrán que el «infierno» es el mundo de la guerra, de la venganza, del odio, de la amargura, de la incomprensión y del sufrimiento autocreado que los hombres siembran y cosechan vida tras vida mientras no vivan según la ley universal que es la plenitud de todas las leyes, la ley del amor universal.
El entrenamiento para vivir según esta ley es el único camino real hacia la paz en un mundo en el que lo mejor de las culturas orientales y occidentales puede unirse. Entonces no se huye del «valle de lágrimas» de este mundo en una meditación demasiado unilateral sobre lo espiritual, ni se olvida la realidad espiritual y sus leyes para todo lo que ocurre en el mundo físico.
9. Los llamados hombres cristianos de Occidente no son en sí mismo discípulos de Cristo, mientras que no traten de vivir según sus mandamientos
Muchos seguidores del cristianismo en Occidente han mantenido durante mucho tiempo la opinión de que deben salir como misioneros y seguir así los mandamientos de Cristo. «Id y haced discípulos a todas las naciones». Y por ello han tratado de convertir a los pueblos de Oriente al cristianismo dogmático, creyendo en el «perdón de los pecados», la «gracia» y la «salvación por la sangre de Jesús». No cabe duda de que han hecho un gran bien, sobre todo por su capacidad práctica e intelectual, actuando al mismo tiempo como médicos y profesores. Pero mientras el cristianismo entre los pueblos de Occidente sea sólo una enseñanza dogmática que hay que aceptar para salvarse, y no una vida que intenta vivir según los mandamientos de Cristo, los llamados cristianos de Occidente no son ellos mismos discípulos de Cristo que puedan crear una cultura cristiana.
Cuando Cristo ha dicho: «De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros», es tan contrario a la cultura de los llamados países cristianos que todo oriental, que ha comenzado a desarrollar su sentido lógico y también es receptivo a nuevos impulsos, dirá: «Quédense con su cristianismo, que no produce ningún buen resultado, pero déjennos su ciencia y tecnología, para que podamos crear nosotros mismos una sociedad moderna».
10. Todos los pueblos de la tierra serán bendecidos por la semilla sembrada por Cristo
Los occidentales pueden hacer trabajar a las fuerzas de la naturaleza para ellos, aunque usan esas mismas fuerzas para crear bombas y otros medios de destrucción que usan tanto entré si como contra los orientales. Toda clase de guerras y luchas asolan las naciones de Occidente, por lo cual los pueblos de esas naciones necesitan ser discípulos de Cristo al menos tanto como los pueblos de Oriente.
Lo que la humanidad está experimentando tanto en Oriente como en Occidente es la caída de una cultura antigua. Esa cultura fue construida sobre factores culturales religiosos, que ahora están muriendo. El materialismo que los sustituye no es más que el embrión de una nueva cultura, un inicio primitivo de la estructura orgánica, que abarca todo el globo, y que será el cumplimiento de las antiguas profecías de «un cielo nuevo y una tierra nueva» y «un solo rebaño y un solo pastor». Será una realidad que por la semilla sembrada por Cristo «todos los pueblos de la tierra serán bendecidos», no por el bautismo con agua, por los dogmas y los sacramentos, sino, como también dijo Cristo, «por el bautismo con el Espíritu Santo».
11. La ciencia cósmica o ciencia espiritual es una ciencia de las leyes físicas y psíquicas de la naturaleza
El Espíritu Santo, que es lo mismo que la ciencia cósmica o la ciencia espiritual, paulatinamente podrá ser recibido y entendido tanto por la gente de Oriente como por la de Occidente. No como una doctrina religiosa que debe aceptarse para ser salvado, sino como una ciencia de las leyes naturales, tanto físicas como espirituales. A través de la ciencia espiritual, la gente de Oriente aprenderá a conectar su actitud espiritual con la actividad práctica y lógica y la organización del mundo físico para el beneficio del todo. Y enseñará a los pueblos de Occidente que el cristianismo no es dogmas y ritos y oración por la gracia, sino imitación del modo de ser de Cristo: el servir. Y eso significa, en sentido moderno, utilizar la capacidad creativa altamente desarrollada que uno ha adquirido poco a poco, para crear una cultura basada en gran medida en la paz y la cooperación entre los pueblos de la tierra.
Y la gente en Oriente como en Occidente entenderá que si dicen en su oración a la Providencia: Dios, Padre, Alá o Brahma, son simplemente diferentes nombres de la Deidad en la que todos «vivimos, somos y existimos» y cuyo espíritu santo o conciencia divina impregna todo el universo.
De una conferencia de Martinus celebrada en el Instituto Martinus, el domingo 19 de octubre de 1952. El manuscrito de la conferencia ha sido editado por Mogens Møller. La edición ha sido aprobada por Martinus. Publicado por primera vez en la carta de contacto n.º 11, 1957. ID del artículo: M0180. Título original: Døende kulturfaktorer. Traducido del danés al castellano por Else Byskov y revisado y corregido por David Pinzón en abril del 2022.

© Martinus Institut 1981, www.martinus.dk

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