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M1785
La clave para la solución del misterio del destino
Por Martinus

1. Conocer las energías que crean destino
La misión más importante de la ciencia espiritual es resolver el misterio del destino de los seres vivos. Porque si esto no se puede resolver, el concepto de justicia y, por lo tanto, de humanidad y amor como ideales de la vida, nunca podrá convertirse en otra cosa que un postulado ciego. Un postulado ciego quiere decir un postulado que de ninguna manera puede ser tomado como un pensamiento lógico. Por lo tanto, será un postulado que únicamente expresa una emoción, un tipo particular de estado de ánimo. Tengamos en cuenta que los estados de ánimo pueden ser de simpatía o antipatía, cuya culminación es el amor y el odio respectivamente. Dado que estas dos expresiones emocionales constituyen las principales energías creadoras de destino y, por lo tanto, depende de ellas si uno obtiene un destino feliz o infeliz, es de gran importancia que uno llegue a conocer estas dos energías emocionales. Es nuestra relación con estos dos tipos de energía que determina si nosotros, en nuestra relación con nuestro entorno, activamos la justicia y le damos a todos la parte que les corresponde, o si nosotros mismos les robamos el derecho de estos seres y lo sumamos al nuestro.
2. Destinos felices e infelices y la cuestión de justicia
En la conciencia de muchos hombres terrestres es un concepto general que «todos piensan en sí mismos». Y con esta percepción, se aprovecha cada oportunidad para usurpar cosas o beneficios que en realidad pertenecen más al prójimo que a nosotros mismos. Que este prójimo con ello va a echar de menos estas cosas o beneficios y como resultado su vida será degradada, de modo que no le puede dar la verdadera alegría de vivir o deseo de existir, incluso a veces lo lleva a tal hastío de vivir que se suicida, es sólo lo que hace mucho tiempo se ha convertido en un hecho común. Es este robo de los bienes del prójimo que causa pobreza, hambre, angustia y miseria, e, incluso es este que, por supuesto, causa todas las guerras, robos, saqueos y opresión o en definitiva todo lo que entra bajo el concepto de «un destino infeliz». Y pareciera que los que son más desconsiderados o tienen la menor simpatía posible por el prójimo y, por lo tanto, no sienten ningún escrúpulo por saquearlo hasta la piel, tuviesen el destino más feliz. Son ricos, bien vestidos y bien alimentados, viven en hermosas casas y tienen más o menos todos los bienes materiales que los demás extrañan. Además, a través de su riqueza, tienen el poder de hacer un saqueo aún más efectivo de su prójimo. Pero no es solo en relación con el prójimo que el destino puede ser infeliz o arruinado. El ser puede nacer con un organismo defectuoso, estar malformado, loco o anormal y con una apariencia o exterior espeluznante, mientras que otros nacen con un talento extraordinario, incluso como genios, o están generosamente dotados de cualidades por las cuales no pueden evitar recibir simpatía, honor y admiración.
Está claro que todas estas diferencias en los destinos humanos han dado lugar a problemas alrededor de los conceptos de «justicia» e «injusticia». La gran pregunta se ha convertido en esta: ¿De hecho existe una «justicia» o todos los destinos son una coincidencia?
3. La última gran sección de la redención mundial es la ciencia espiritual
Las religiones nos enseñan que Dios y, por lo tanto, la vida es justa y que todo es muy bueno, pero no presentan una justificación lógica para esto. En cambio, la respuesta a esta gran pregunta sobre el destino se cubre con la frase «Los caminos de Dios son inescrutables». Está claro que esta respuesta no es satisfactoria para el pensador o el hombre intelectual. Que una humanidad materialista y con mentalidad científica tampoco encuentre satisfacción en tal respuesta es igualmente evidente. Por lo tanto, la religión ha perdido terreno con esta, su capitulación ante el problema del destino y, por lo tanto, ante el concepto de justicia. La duda y el materialismo dominan hoy una parte extremadamente grande del clima de pensamiento del hombre terrestre. Y la guerra, el materialismo y la injusticia, por lo tanto, también florecerán exuberantemente, hasta que la redención del mundo con su última gran sección, la «ciencia espiritual», se empodere de nuevo de la humanidad. La ciencia espiritual es lo misma que el «portavoz, el Espíritu Santo» anunciado por Cristo, quien / el que (el portavoz) vendría y enseñaría a los humanos todo acerca de la verdad. Entonces, ¿qué nos puede contar este portavoz o la ciencia espiritual sobre la creación del destino? La ciencia espiritual nos muestra cómo, detrás de toda percepción, hay un «algo» eterno. También revela las habilidades y talentos de este «algo» y, con esto, cómo se crea el destino.
4. La formación de experiencias de los seres.
Conocimientos A, B y C El primer hecho que presenciamos es que hay un «algo» que experimenta. Tal «algo» constituye nuestro propio «yo». Esta experiencia siempre será una reacción entre dos grupos de energía, a saber, el organismo del que experimenta algo y el entorno de este organismo ya sea las manifestaciones de otros seres en habla y acción, o sea una manifestación de las fuerzas de la naturaleza. Pero para que nuestro «yo» pueda experimentar algo, de antemano debe tener un organismo que pueda reaccionar de alguna manera a las influencias externas. Estas reacciones entran en nuestra conciencia como impresiones sensoriales: como el frío y el calor, la luz y la oscuridad, el placer y la incomodidad, etc. y pueden definirse cada vez más a medida que el ser evoluciona hacia escalones cada vez más altos, en detalles particulares, que a su vez son los mismos que análisis o conocimiento diurno consciente. A base de este conocimiento creamos nuestra propia liberación de energía al medio ambiente, lo cual quiere decir nuestro pensamiento y voluntad o la creación de nuestras intenciones. Estas a su vez hacen que nuestro entorno reaccione ante nosotros. Y estas reacciones luego se convierten en nuevas experiencias o conocimientos.
En esta parte de nuestra relación con el entorno, estamos despiertos con conciencia diurna. A este conocimiento le he dado el nombre de «conocimiento A», ya que existen otros dos estadios de conocimiento en los que el hombre en general no está consciente con conciencia diurna. El conocimiento A mencionado no sigue siendo conocimiento de consciencia diurna despierta, ya que este conocimiento se transforma en voluntad, en habla y acción. A este estadio le he llamado «conocimiento B». Donde esta acción es vital y requiere repetición constante, se convierte gradualmente en una función independiente, es decir, una función que puede funcionar de manera completamente automática. Ya no hace falta que el cerebro participe. Se forma un órgano independiente, una especie de sub-cerebro, a través del cual se puede activar dicha función a base de sus necesidades. Este tercer estadio de conocimiento se expresa como «conocimiento C». De esta manera todos los órganos que funcionan automáticamente en nuestro organismo han ido surgiendo gradualmente.
5. El desarrollo de organismos como función automática
De esta manera es posible que nuestro organismo llegue a existir sin que nuestra propia conciencia diurna contribuya. El pequeño feto en el útero de la madre se crea a base de funciones automáticas puras. Por lo tanto, representa una combinación de funciones de conocimiento C. ¿Cómo han surgido estas funciones de conocimiento C? – ¿Y dónde y cuándo eran funciones B o voluntad consciente diurna? – Que han sido conocimiento A en el pasado es un hecho, ya que es imposible que el conocimiento B y C llegue a existir sin antes haber sido un conocimiento consciente diurna o «conocimiento A». Se puede decir que es el organismo de la madre que inicia este desarrollo del feto, pero esto no es la solución, porque la madre tampoco participa con conocimiento consciente diurna en la formación del feto. Para ella, también es una función automática, así como la creación de su propio organismo ha sido creado a través de una función automática. Dado que la conciencia diurna despierta resulta en dos estadios posteriores, y estos dos estadios no pueden surgir de otra manera, se convierte en un hecho que detrás de la experiencia de conciencia diurna hay un proceso psíquico en el que los recuerdos y los centros de función automática están vinculados a un algo que puede sobrevivir el hundimiento de un organismo y el consecuente cese del proceso de experiencia de conocimiento A y de nuevo poner en marcha la creación de un nuevo organismo cuando las condiciones externas están presentes, lo que en este caso quiere decir el acto de apareamiento de dos seres y los órganos de la madre para la creación fetal. Cuando el desarrollo del organismo está lo suficientemente avanzado, la experiencia consciente diurna comienza de nuevo, y reaparece una corriente de nuevos conocimientos A, que se convierten en conocimientos B y luego en conocimientos C, lo que significa una recreación del organismo a nuevos conocimientos y mejores formas. Las funciones automáticas que gradualmente se vuelven superfluas y por lo tanto no se utilizan, se marchitan y mueren o se eliminan. De esta manera, el organismo seguirá estando a la par consigo mismo.
6. La voluntad antinatural da lugar a funciones automáticas antinaturales
De esta manera, cada individuo es el dueño de su propio destino y el herrero o creador de sus propios talentos. Si uno se acostumbra a una voluntad y una acción que es un conocimiento antinatural B, habrá funciones antinaturales en el organismo que también se convertirán en funciones automáticas independientes y, por lo tanto, estarán fuera del control de la consciencia diurna. Dado que estas se aplicarán en la nueva formación fetal, junto con las funciones automáticas naturales, está claro que el nuevo feto se verá afectado por estas nuevas funciones y, por lo tanto, hará del nuevo organismo un organismo similarmente fallido o antinatural. Seres que nacen con retraso mental, discapacitados o retardados tienen tales organismos fallidos.
El presente artículo es una reproducción de un manuscrito inacabado de Martinus para una conferencia celebrada en la sala de conferencias del Instituto el lunes 21 de noviembre de 1948. Subtítulos de Torben Hedegaard. Aprobado por el Consejo el 04.02.2007. Título original: Nøgle til skæbnemysteriets løsning. Traducido del danés al castellano por Else Byskov y revisado y corregido por David Pinzón Cadena en abril de 2021. ID de artículo: M1785.

© Martinus Institut 1981, www.martinus.dk

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