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Lista de artículos

M1193
Higiene de Cristo
por Martinus

1. El niño Jesús en la conciencia de los seres humanos terrenos
Como he explicado anteriormente, en todos los seres que se han convertido en seres humanos terrenos hay un «niño Jesús» que ha nacido en su mentalidad, que es lo mismo que un núcleo de talento cósmico para la verdadera conciencia humana, el cual, cuando se desarrolla por completo, permite al ser humano aparecer a «imagen y semejanza de Dios». Este núcleo de talento está en un estado absolutamente latente en los animales y no puede encontrar expresión en ellos, ya que las condiciones en que viven los animales son tales que deben dar expresión a una conciencia animal para existir. Este no es completamente el caso con los seres humanos y especialmente con los seres humanos avanzados, modernos y terrenos. Por esta razón, la ley para los seres humanos es que, para estar en contacto con su destino o con el objetivo divino, razón por la cual han nacido en la Tierra, deben nutrir a este niño Jesús, este talento divino, con el cual han sido bendecidos. Este talento, que es la mentalidad de Cristo o la mentalidad verdaderamente humana, ha hecho que los seres humanos se conviertan en señores de los animales, y en un altísimo grado, señores de los elementos físicos. Todo lo que ahora les queda por hacer para ser como Dios es ser capaces de controlar los elementos psíquicos. El talento de Cristo en el ser humano hace de este ser un ser psíquico creciente que será capaz de hacer juegos malabares tanto con las fuerzas cósmicas o psíquicas como ahora se ha entrenado en el control de los átomos o sustancias materiales.
2. Cuando crucificamos al niño Jesús en nosotros mismos
El destino final del ser humano auténtico es ser un ser que, como Dios, crea perfectamente y no mata y asesina a sus semejantes, como lo hacen los animales. Al matar, asesinar y mutilar a los seres en su entorno, el ser humano entra en conflicto con el gran talento divino para la conciencia humana, que la conciencia de Cristo es en él. En un sentido absoluto, los seres humanos no pueden soportar matar. En cualquier situación en la que un ser humano realice esta acción, mutila su propia mentalidad cósmica. Se convierte en un Herodes que intenta asesinar al niño Jesús y no entiende que, al hacerlo, está asesinando su propia dignidad real. La dignidad humana, la dignidad real o la mentalidad de Cristo son exactamente la misma cosa. Nutrir, alimentar y cuidar a este pequeño niño Jesús dentro de uno mismo, en la propia mentalidad de uno, es, por ende, el verdadero modo de ser cotidiano. Cualquier desviación en absoluto de esto es un ataque correspondiente a la propia existencia de uno como un ser humano semejante a Dios. Estas desviaciones son una indicación del Cristo mutilado o crucificado en la propia mentalidad de uno. Son estas mutilaciones las que conocemos bajo los términos destinos desdichados, dolor, todas las formas posibles de enfermedad o cualquier desarmonía en nuestra relación con otros seres humanos. No significa necesariamente que estos otros seres humanos estén en desarmonía con nosotros. Cristo no estaba en desarmonía con los que lo estaban crucificando. Él sabía que no sabían lo que estaban haciendo. Esa es la razón por la cual él fue capaz de decir: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Siempre recuerden eso. Sólo están en desarmonía con ustedes mismos o con su ser Cristo en aquellas situaciones en las que persiguen a otros seres, independientemente de la motivación que tengan para perseguir a estos otros seres, e independientemente de cuánto estos seres puedan estar en su contra. En cualquier caso, no pueden ser peores hacia ustedes que lo que los verdugos de Cristo fueron hacia él, y, sin embargo, él los entendió y los perdonó. Lo que sea que uno piense y por mucho que uno proteste, nunca jamás se evita el hecho de que uno se crucifica a sí mismo persiguiendo y crucificando a otros. Y es tan cierto que todos los seres humanos enfermos, todos los que están en el hospital, todos los que están inválidos, todos los que tienen frío y hambre, en resumen, todos los que tienen un destino desdichado, están experimentando los efectos de la crucifixión del ser Cristo en sí mismos.
3. Cada uno de nosotros tiene que llegar al punto en que no matemos ni mutilemos, ya sea física o psíquicamente
Si juzgamos a estos seres humanos y decimos que ellos mismos se lo han buscado, y revelamos en todos los sentidos insensibilidad extrema y falta de entendimiento y los despreciamos, entonces estamos crucificando a Cristo dentro de nosotros mismos. Entonces no estamos entendiendo, como lo hizo Cristo en su tiempo, que no saben lo que hacen. Por esta razón, nunca existirá ninguna situación en la que tengamos el derecho a perseguir y despreciar a nuestros semejantes, no importa lo que hayan hecho. Cuanto mayor es la conciencia animal que manifiestan, mayor es el hecho de que la conciencia de Cristo de estos seres sigue siendo la conciencia de un niño. Y sobre este punto, ¿no dice Cristo: « Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios»? Algunos pensarán quizá al respecto que uno no puede dejar que la gente haga lo que le plazca. Eso significaría que nada funcionaría como debería en este mundo. Pero no piensen que el mundo no funciona porque ustedes, con toda su conciencia, se convierten en unos seres que entienden el verdadero núcleo en la situación y, por lo tanto, entienden y perdonan. No piensen que sólo porque se convierten en vegetarianos, todos los demás seres humanos se convertirán de inmediato en vegetarianos, dejando así a los matarifes sin trabajo. No crean que porque no quieren castigar a un ser humano todos los demás tendrán exactamente el mismo pensamiento que ustedes, eliminando así la necesidad de las autoridades públicas o el sistema judicial. Seguirán existiendo mientras haya la menor necesidad de ellos; tales instituciones existen con el propósito específico de ayudar a los seres humanos a no tener que protegerse ellos mismos contra el comportamiento animal tosco. Sin embargo, no pueden protegerlos a ustedes contra ser asesinados si está inextricablemente ligado a su evolución y destino. No pueden protegerlos en ninguna situación donde ustedes mismos están crucificando a Cristo dentro de sí mismos, en otras palabras, donde están persiguiendo a otros seres humanos. No, ustedes pueden perfectamente decirse a sí mismos: «De ahora en adelante, bajo ningún concepto participaré en actos que lleven consigo asesinatos, muerte o mutilación», y esto es válido tanto en el plano psíquico como en el plano físico.
4. El comercio mental de bienes robados es un sabotaje de la mentalidad de Cristo
A estas alturas, ustedes pueden pensar quizá para sí mismos que están realmente muy avanzados en lo que respecta a cuidar a su niño Jesús. ¿Pero es de hecho el caso? ¿No es así como el redentor del mundo dijo una vez: «Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga»? En conclusión, voy a mencionar un tema que es realmente uno de los más difíciles de erradicar y, por consiguiente, también uno de los más perjudiciales para el niño Jesús en los seres humanos en cuestión. Es el acto de comerciar bienes robados. Normalmente, ustedes conocen el comercio de bienes robados simplemente como comprar bienes robados a un ladrón, en otras palabras, comprar a otro ser humano cosas que obviamente han sido robadas. Pero comprar bienes robados es, en realidad, una expresión de la misma mentalidad que la de la persona que llevó a cabo el robo. Uno podría quizás decir que el comerciante de bienes robados es más cuidadoso, más temeroso de ser descubierto que el ladrón. Él no se atreve a robar las cosas él mismo, pero a escondidas o en secreto se siente contento de poder vender los artículos a otros, ya sea en su propia tienda o de una manera totalmente clandestina en las calles o los lugares de trabajo. Si es descubierto, el comerciante de bienes robados será castigado tanto como el ladrón. Pero no es sólo simple y llanamente por robo que uno puede ser un comerciante de bienes robados, es decir, un asistente en mutilar o crucificar a otros seres humanos. Un área en la que un número infinito de seres humanos asesinan, matan y mutilan a diario es con su don de la palabra. Las palabras son las últimas armas asesinas que los seres humanos dejarán. He experimentado que lo que parecen ser seres humanos extremadamente buenos, seres humanos que están muy interesados en asuntos espirituales, incluso sentados con lágrimas en sus ojos cuando vienen a conferencias espirituales, son, no obstante, asesinos formidables con sus palabras. Tales seres pueden, en ciertas situaciones, ocasionar un entorpecimiento en el modo de ser de muchos otros seres, quienes, por otra parte, han avanzado bastante en el desarrollo y cuidado de la conciencia de Cristo en sí mismos. Difundir noticias degradantes o aparentemente comprometedoras sobre otros seres humanos es asesinato. Es una crucifixión de Cristo no sólo en ellos mismos; también entorpecen la conciencia de Cristo de sus oyentes, quienes no son lo suficientemente estables. Basta pensar cuánto entorpecimiento de la mentalidad de Cristo tiene lugar sobre la base del comercio mental de bienes robados. Algunos seres humanos son atraídos por un movimiento religioso o espiritual, y asisten a las conferencias del movimiento en cuestión, y son muy estimulados a desarrollar su mentalidad de Cristo. Pero hay algunas personas en el movimiento que, de un modo u otro, se apoderan de algunas palabras que han venido de movimientos espirituales insatisfechos o rivales, las cuales ellos, debido a que ellos mismos, de un modo u otro, se sienten ofendidos o creen que han sido perjudicados, hasta un cierto grado, disfrazan y transmiten a una u otra de las personas que lo están haciendo bien. Entre estas personas siempre habrá algunas que no son lo suficientemente estables y que escuchan con gran interés las habladurías y las calumnias y sienten antipatía o enojo hacia la causa que, por otra parte, ha sido un salvavidas para ellos. Y así sucede que ya no asisten a conferencias ni leen libros de este movimiento ni de su autor. Y al hacerlo, han comenzado la crucifixión de su propia mentalidad de Cristo. Y podemos ver que Jesús tenía razón: «Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga».
5. El mentiroso patológico
No siempre es el caso de que el comercio mental de bienes robados tenga intención de algo malo por parte de su origen. Muy a menudo, es más a través de la irreflexión que dicen las noticias a personas que piensan que no las transmitirán. Y aún cuando esas noticias sensacionalistas están acompañadas por la petición de no transmitirlas a otros, se puede estar seguro de que esto no impide que las noticias vayan más allá, sino que es simplemente una frase vacía que acompaña a la noticias. En los seres humanos hay un cierto deseo de ser el centro de atención, incluso hasta el punto de ser la «estrella de la jornada», y entonces esas noticias son una herramienta absolutamente excelente. Y con el fin de crear un efecto particular, unas pocas palabras y expresiones faciales se agregan para que los oyentes estén conmocionados. Y si la persona en cuestión, que es el comerciante de bienes mentales robados, tiene algo contra el objeto de la habladuría o la noticia, pueden estar seguros de que el arma asesina (las palabras) será extremadamente afilada para que pueda realmente agrandar la herida dando lugar a muerte o mutilación. Hay seres humanos que han entrenado esta habilidad para calumniar al nivel de un talento —dicen mentiras permanentemente— de modo que finalmente no tienen absolutamente ningún recuerdo de lo que ellos mismos han añadido a las habladurías y lo que ellos mismos oyeron en primer lugar. Y en esta etapa el ser se ha convertido en un psicópata o un mentiroso patológico. El descarrilamiento está completo. Terminarán en una época futura, ya sea en su vida actual o en vidas futuras, pasando por estados muy severos que, paulatinamente, los apartarán del hábito de mentir. Tales seres tienen incluso conciencia diabólica. Asesinan a todos los que no están a su favor. Por lo tanto, el deseo de calumniar es tan peligroso para la salud como el alcohol y otros vicios similares. De hecho, es aún más peligroso porque es invisible. Uno no puede implantar suficientemente la idea en aquellos seres humanos que están en camino de cuidar a su niño Jesús de no escuchar las calumnias, porque no habrá nada que transmitir y entonces uno no se descarrilará. No es de extrañar que el redentor del mundo nos exhorte: «Cuando ustedes digan «sí», que sea realmente sí; y, cuando digan «no», que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno».
6. Noticias sensacionalistas comprometedoras en libros y periódicos
El comercio mental de bienes robados es la enfermedad más contagiosa de nuestros tiempos. Podemos ver que está extremadamente extendida, hasta el punto de ser autorizada. ¿Cree usted que las noticias sensacionalistas comprometedoras en los periódicos y revistas están controladas para que aquí no haya ningún grado de crucifixión o persecución de los objetos de la noticia sensacionalista? ¿Por qué deberían hacerse públicas las cartas privadas de personas conocidas? Siempre que la gente quiera entrometerse en los asuntos íntimos de otras personas, tales noticias sensacionalistas serán un elemento atractivo del comercio. ¿No debería uno cancelar la suscripción o evitar periódicos y libros que estén diseñados para ser material sabroso para buscadores de noticias sensacionalistas y calumniadores? ¿No es para mostrar esto que los anuncios para los periódicos están diseñados? ¿No suele uno leer estas cosas: esta o aquella persona conocida está en la cárcel o de alguna otra manera se ha visto envuelta en una situación comprometedora? ¿Creen ustedes que el discurso de los periódicos es sí, sí y no, no? En todas las situaciones en que difunden noticias despectivas sobre otras personas son instituciones de crucifixión, con las cuales es mejor no comerciar. No me refiero a que no se deben leer los periódicos; lo que trato de decir es que uno debe ordenar el material que se lee para que uno no se infecte, convirtiéndose en un comerciante de bienes robados, transmitiendo esas noticias mutiladoras. No es lo que entra en la conciencia lo que es peligroso, sino lo que sale de la boca que puede ser impuro y letal. Hay, por supuesto, mucho que es bueno en los periódicos, y uno no debe tirar las frutas frescas con las podridas.
7. Convertir las palabras de Cristo en su lema de vida
La inmensa mayoría de los seres humanos son, debido a sus torrentes de palabras despectivas e incontroladas, por así decirlo, asesinos fuertemente armados. Como asesino, ya sea mental o físicamente, uno no es un muy buen cuidador del niño Jesús o del hijo de Dios interno de uno. Todo aquel que quiera tener un niño Jesús en crecimiento más sano o una mentalidad de Cristo, debe, en todas las situaciones en que se sienta crucificado por otros, convertir en su lema de vida las palabras de Cristo en la cruz: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Esta es absolutamente la única manera de llegar al gran nacimiento, a la conciencia cósmica, a ser uno con Dios y, por tanto, a ser uno mismo el amo de la vida y la muerte, el ser humano a imagen de Dios.
Título original danés: «Kristushygiejne» Título inglés: «Christ-hygiene» El artículo es una transcripción de un manuscrito que Martinus escribió en preparación para una conferencia en el Instituto Martinus el 11 de enero de 1952. Correcciones y títulos por Torben Hedegaard, aprobado por el Consejo el 11 de abril de 2016. Publicado por primera vez en la edición danesa de Kosmos n.º 9, 2016. Traducido del inglés por Phillip Schulz, 2017. ID del artículo: M1193.

© Martinus Institut 1981, www.martinus.dk

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