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M1130
La imagen eterna del universo en formato de bolsillo
por Martinus

1. Una imagen del universo es una visión general sobre los principios básicos de la vida y del universo
¿Qué es una imagen del universo? Es una visión de conjunto sobre los principios básicos en los que descansa toda la naturaleza, la vida de los seres vivos y las reacciones y órbitas de las estrellas y las galaxias. Pero, ¿cómo puede un hombre, un microbio tan pequeño, ser capaz de llegar a tener una visión así? El universo o cosmos no tiene ni principio ni fin. Es, de este modo, infinito en su extensión. Entonces, jamás se podrá llegar a tener una visión de conjunto sobre algo que es infinito en su extensión. ¿Cómo se puede llegar al fondo de algo que no tiene fondo? Decir que se tiene una visión de conjunto del universo sólo pueden decirlo fanáticos. De hecho, así suena la manera de ver moderna común, y especialmente del lado de la propia ciencia materialista. Pero, ¿cómo podrían personas con una orientación materialista corriente llegar a tener cualquier otra manera de ver? Todavía no saben enfocar sus sentidos, su inteligencia y facultad de percepción de una manera tal que, verdaderamente, puedan abarcar el universo y, así, experimentar la solución del misterio o enigma de la vida. No es el objetivo de la vida que el universo no se pueda experimentar. No es el objetivo de la vida que la propia vida, su propia identidad siga siendo misteriosa. Para Cristo la vida y su origen no eran ningún misterio, sino una realidad evidente. Que no pudiera revelar su gran conocimiento de otra manera que de una forma bastante infantil no se debe a él, sino a la humanidad infantil, y en sentido cósmico con un enfoque analfabeto, a la que tenía que hablar. Es el mismo primitivismo e infancia cósmica de los hombres lo que ha condicionado que las grandes religiones tampoco hayan podio revelar el secreto de la imagen del universo en series de pensamientos lógicos, perceptibles para la inteligencia y, con ello, controlables por la razón como hechos. Tener una visión de conjunto del universo no es, de esta manera, imposible. ¿Por qué la ciencia no puede, entonces, con sus formidables aparatos ópticos, telescopios, microscopios y microscopios electrónicos y sus formidables cerebros electrónicos, llegar a esta visión? Con el enfoque que la ciencia moderna y los hombres comunes materialistas tienen, el misterio o secreto del universo es indescifrable. La visión de conjunto sobre el universo no trata, así, de los fenómenos que los científicos son expertos en investigar.
2. Los resultados en pesos y medidas no pueden dar la solución al enigma de la vida
La solución del secreto o misterio de la vida no es un asunto de tamaño, peso y medidas, de la misma manera que el misterio o secreto del ser vivo tampoco puede solucionarse con conocimiento sobre su tamaño, volumen, forma y color. Como el universo es, precisamente, infinito, contiene en sí mismo todos los tamaños. El resultado final de algo que constituye todos los tamaños no puede expresarse en absoluto con un tamaño. Algo que tiene todas las medidas en sí mismo tampoco puede expresarse con un resultado final en cifras. Mientras sólo se esté orientado a la investigación de algo que puede expresarse en cifras o en peso y medidas, uno se encuentra en un callejón sin salida de la ciencia. Y no obtiene ninguna respuesta en absoluto sobre la verdadera y más importante pregunta de la vida: ¿Qué es la vida, qué es el ser vivo, es inmortal, y qué es el universo? Entonces aquí quizá se preguntará qué es lo que, en resumidas cuentas, se quiere con la solución del misterio de la vida. Pero, a su vez, hay que responder aquí: ¿Cómo vamos, si no, a acabar con toda la necesidad y desdicha, depresión y hastío de vivir, dolor y enfermedad y la «guerra de todos contra todos» que todo lo penetra? Ninguna de estas, o semejantes, grandes preguntas fundamentales puede responderse con un resultado numérico. No ayuda conocer la velocidad de la luz, la distancia entre las estrellas, las estructuras del átomo y los electrones, la rotación de la Tierra y la órbita del Sol en el espacio, etc., cuando se sufren enfermedades graves. Este conocimiento tampoco es ningún consuelo en un momento de dolor, de la misma manera que tampoco es útil ante la depresión y el hastío de vivir. Si los resultados de pesos y medidas pudieran solucionarles a los hombres tales problemas de la vida, entonces ya haría tiempo que la Tierra se habría convertido en un mundo de ángeles, en el que no habría dolor, clamor ni sufrimiento. Pero no es así. El mundo culmina, precisamente, en dolor, estertores de muerte y enfermedades destructoras de la vida, a pesar de que los hombres dominan la materia física, aprietan botones y miles y miles de caballos de fuerza de la naturaleza trabajan para ellos. Pero, no obstante, este genial conocimiento y talento en la zona material no les impide a los hombres ser analfabetos ante la solución del misterio o enigma de la vida.
3. El universo es infinito, tanto con respecto al espacio como al tiempo, no puede pesarse ni medirse. «Algo» que está fuera del espacio y el tiempo sólo tiene un único análisis, a saber, «algo que es»
Para encontrar la solución del propio misterio de la vida es necesario, así pues, salir del callejón sin salida de la ciencia materialista. Esto no se dice como un desprecio de la ciencia materialista, sino más bien como una defensa de ésta. Porque esta ciencia soluciona con gran ingenio los campos del misterio de la vida para los que está calculada y tiene capacidad. Pedirle que solucione problemas y enigmas de una naturaleza totalmente distinta a pesos, medidas, volumen, forma y color es lo mismo que pedirle que sea experta en informar sobre cosas y fenómenos que forman parte de una realidad totalmente distinta a la que puede pesarse y medirse.
¿Cuál es, entonces, esta otra realidad? Es la realidad a la que sólo se llega cuando se comprende que el universo es infinito tanto con respecto al espacio como al tiempo, y que su manifestación no es accesible a ninguna medición ni pesaje. Por consiguiente, no puede tener ningún resultado en las dimensiones de espacio y tiempo. Sin embargo, a pesar de esto, nos vemos obligados a admitir que existe. Aquí estamos, por lo tanto, ante algo que existe fuera del espacio y el tiempo. Aquí tenemos el primer encuentro con una realidad de otra naturaleza que la realidad que podemos medir y pesar. Como este «algo» está fuera del tiempo y el espacio sólo tiene un único análisis, a saber, que sólo constituye «algo que es». Y aquí hemos llegado a una realidad fija que no podemos eliminar. Además, podemos empezar a descubrir algo más en esta realidad que tampoco forma parte del espacio y el tiempo. Sabemos que en este «algo» tiene lugar toda la creación, todo el movimiento, al igual que sabemos que sólo es este movimiento o creación lo que actúa sobre nuestros sentidos. Lo que experimentamos no es, así, «el algo que es», sino algo que se encuentra en este «algo». En virtud de que hay movimiento, puede reaccionar con respecto a los sentidos, que también son movimiento, y allí surge lo que llamamos experimentación de la vida. Por consiguiente, la experimentación de la vida sólo es, en realidad, una serie de choques o colisiones entre la energía de nuestros sentidos y la energía del entorno. Como los movimientos son de distinta velocidad e intensidad, las colisiones son, así mismo, de distinta intensidad. Son estas distintas colisiones lo que experimentamos por medio de lo sentidos, y que se convierten en nuestras penas y alegrías, en nuestra salud y enfermedad, en nuestra paz y conflictos con nuestro entorno. En ciertos casos, estas colisiones de sentidos actúan como sustancia sólida, en otros como sustancias líquidas, gaseosas y en forma de rayos. Y, de esta manera, tenemos conceptos sobre sustancias y materias, de la misma manera que nosotros mismos podemos manejar estas sustancias y materias. A este manejo lo llamamos crear.
4. Nuestro yo, que es una realidad eterna al igual que el universo, también tiene que tener el análisis «algo que es». Nosotros tenemos tanto una parte creada como una eterna. Hay dos mundos, el de las dimensiones del espacio y el tiempo y el eterno
Con esto ahora hemos visto aquí que en este «algo que es» no hay sólo movimiento y colisiones y reacciones de movimientos, sino que también hay algo que los experimenta, por ejemplo, nosotros. ¿Qué o quién somos nosotros? Para aclarar quienes somos, tenemos que reconocer que no podemos ser idénticos a nuestro organismo, porque éste sólo representa movimiento, independientemente de que sea la más pequeña función de una glándula o una vibración del cerebro, al igual que musculatura y esqueleto también representan movimiento o vibración. En lo más profundo de nuestro ser o yo no podemos ser idénticos a estos movimientos que no sólo podemos experimentar, sino que nosotros mismos podemos poner en marcha, es decir, que podemos crear. Pero, al no formar parte del movimiento, no podemos ser medidos ni pesados. Por consiguiente, también existimos fuera del espacio y el tiempo. Nosotros o nuestro ser más profundo no es ni él ni ella, ni grande ni pequeño, ni malo ni bueno. Aquí sólo tenemos el análisis que el propio universo tiene, a saber, «algo que es». Ahora sabemos que «el algo», que está en nosotros, es lo que llamamos nuestro yo. No puede, así pues, tener ningún principio ni fin. Es una realidad eterna, al igual que el universo. Pero este yo nuestro está, por lo tanto, por encima del movimiento, puede experimentar i poner en marcha movimiento en forma de creación. Por medio de esta creación, convierte en un hecho que existe. Y también sabemos que sin este yo en nuestro organismo, éste está sujeto a la descomposición y destrucción. El ser vivo constituye con su organismo un yo y una combinación de movimientos que pueden reaccionar ante movimientos del exterior, y él mismo puede poner movimientos en marcha. Aquí vemos que hay un origen tras los movimientos, y que éstos es imposible que se formen en una creación lógica sin, precisamente, la presencia de este yo. Cada uno de nosotros constituye un creador y lo creado y representa, así, dos mundos, el de las dimensiones del espacio y el tiempo y el eterno. El de las dimensiones del espacio y el tiempo es nuestro organismo y nuestras producciones, que son la manifestación o revelación de la existencia de nuestro yo más allá de esta creación. Que somos un ser humano sólo es una provisionalidad de la combinación de la sustancia, las energías y el movimiento creada por nuestro yo, pero no es en absoluto nosotros mismos. Pero, ¿qué pasa entonces con el universo? También era infinito, estaba fuera del tiempo y el espacio, era «algo que es».
5. El universo es el organismo de un ser vivo en cuyo interior nos encontramos. Nuestra dicha y desdicha depende de que vivamos en armonía o desarmonía con el organismo de Dios
Como los movimientos del universo también se muestran en creaciones o combinaciones lógicas de las materias, de modo que sean útiles y una alegría y bendición para seres vivos, también revelan, claro está, que son un resultado de pensamiento, exactamente igual que las manifestaciones y creaciones de los hombres. Y de la misma manera que las manifestaciones y creaciones del hombre lo revelan como un ser vivo, las creaciones de la naturaleza o del universo revelan, así mismo, al universo o cosmos como un ser vivo. El universo es, por consiguiente, un organismo para un yo eterno, de la misma manera que nuestro organismo lo es para nuestro yo. El universo es, así pues, el organismo de un ser vivo, en el cual nos encontramos nosotros con nuestro organismo. Y nuestra experimentación cotidiana de la vida es cuestión de un trabajo conjunto armonioso o sin armonía con las energías de este gran organismo y nuestras energías o sustancias. De esta relación depende, de manera correspondiente, nuestro destino feliz o desdichado. La experimentación de la vida es, por lo tanto, un producto de nuestra relación con la estructura del universo, de la misma manera que la experimentación de la vida de nuestros microorganismos corresponde a su relación con la estructura de nuestro organismo. Con nuestra manera de actuar podemos estar en desarmonía con la estructura del universo, o sea, en desarmonía con el organismo de Dios, y nuestro destino es desdichado, de la misma manera que podemos estar en desarmonía con los microindivíduos de nuestro propio organismo y experimentamos enfermedad, que también es un detalle en la serie de destinos desdichados. Cuando estamos en armonía con el organismo de Dios y con los microseres de nuestro propio organismo, nos hemos convertido en el hombre perfecto a imagen de Dios. Este es el gran objetivo de la creación.
6. La imagen del universo en formato de de bolsillo muestra que el universo vivo es una expresión del más alto despliegue de conciencia, de creación y manera de ser física y psíquica
La imagen de bolsillo del universo mostrará que el universo es un ser vivo, una expresión del más alto concepto de expansión de la conciencia, de creación y manera de ser física y psíquica. Es este ser vivo al que los hombres a lo largo de milenios –y con razón– han adorado como Dios. Y como nosotros somos microseres en esta Divinidad y, de esta manera, estamos anatómicamente unidos con el organismo de este Dios, es evidente que todo nuestro bienestar físico y anímico está exclusivamente determinado por si somos una alegría y bendición para todos los demás seres vivos. Si no cuidamos nuestro organismo físico y no cumplimos sus exigencias vitales de salud sobre alimentación e higiene, destruimos, en mayor o menor grado, la vida y el bienestar de los microindividuos de nuestro propio organismo, con lo cual surge, de manera correspondiente, la enfermedad. Y si sentimos enojo y resentimiento contra otros seres y buscamos perseguirlos, porque pensamos que han cometido una injusticia contra nosotros, entonces son los microseres del organismo de Dios que perseguimos. Y Dios tiene que empezar a luchar contra nosotros para mantener la salud de su propio organismo. Y esta lucha de la Divinidad contra la falta de salud en su cuerpo u organismo tiene lugar con una exactitud y precisión tal que «lo que un hombre siembre eso recogerá». Es más, incluso todos los cabellos de su cabeza «están contados», de la misma manera que es imposible que ningún pájaro «caiga en tierra sin que sea la voluntad de Dios». No es extraño que amar a su prójimo como a sí mismo sea el cumplimiento de toda la ley.
7. El camino a la salud, la felicidad y la alegría de vivir es ser una alegría y una bendición para todo aquello con lo que uno entra en contacto
Con esta actitud hacia el universo hemos entrado en un camino que no era un callejón sin salida, sino un camino directo a la comprensión de que el universo es el organismo de la Divinidad, por encima del espacio y el tiempo, en el que nosotros, como seres igual de eternos, «vivimos, nos movemos y somos» y de que toda nuestra manera de proceder como feliz o desdichada es exclusivamente, y de manera correspondiente, una cuestión de anatomía. Todos los seres vivos son órganos vitales de un organismo mayor. Si con nuestro pensamiento y nuestra manera de ser destruimos la vida de otros seres vivos de este organismo, o estimulamos su hastío de vivir, creamos áreas de enfermedad y zonas insanas en el gran organismo en el que experimentamos la vida. Aquí es fácil ver que la causa fundamental de todo el sufrimiento en el mundo es una rotura de la anatomía perfecta, en virtud de la cual toda la vida del universo está entrelazada en una unidad. Hemos visto otra y vivificante manera de pensar que aquí nos muestra que somos un centro de esta unidad que colabora eternamente, y que el único camino a la salud total, la felicidad y la alegría de vivir es, por consiguiente, ser una alegría y bendición para todo aquello con lo que uno entra en contacto. Esta es la imagen del universo en formato de bolsillo
Título original danés: Det kosmiske verdensbillede i lommeformat. Martinus escribió el artículo como preparación de una conferencia en el Instituto Martinus el viernes 10 de febrero de 1955. Títulos de los apartados de Ole Therkelsen. Publicado por primera vez en el Kosmos danés n.º 1, 1983. Traducción Martha Font. ID de artículo: M1130.

© Martinus Institut 1981, www.martinus.dk

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