¿Qué es, verdaderamente, el ambiente de Navidad? De hecho, en realidad es un sentimiento de alegría sobre las manifestaciones de simpatía movilizadas por otras personas. Como la Navidad es la fiesta de los regalos, y el fundamento de la cultura futura es «mejor dar que tomar», no es extraño que esto dé un ambiente especial a la estación del año en la que este principio del don, del regalo se manifiesta de una manera especial. La mayor parte de hombres del mundo cristiano quieren ser buenos y amorosos la Nochebuena y los días navideños, que se han convertido en días santos. Esto se ha convertido en una importante tradición, y hasta la Navidad hay barcos, camiones y aviones cargados de regalos que tienen que repartirse alrededor del mundo, y se mandan millones de saludos cariñosos a amigos y conocidos. Sería muy bueno si los hombres tuvieran esta tendencia todo el año, pero actualmente está más bien destinada a las circunstancias del pleno invierno, y está muy bien que haya algo vivificante en los días grises del tiempo de oscuridad.

Puede ser importante estudiar más detalladamente esta tradición, porque despliega una cantidad tan colosal de energía que, de hecho, no hay nada en el mundo que pueda mostrar algo parecido. En el evangelio de Navidad se cuenta de un niño pequeño que, en un tiempo muy lejano, nació en un establo en Belén y fue puesto en un pesebre con los animales a su alrededor. En esta narración tiene que haber una fuerza interior o invisible que ha podido dar lugar a una manifestación y a un despliegue de energía así. No está sólo en la mente de los hombres, exteriormente se hace todo lo posible para adornar calles y tiendas, por todas partes hay oro, oropel e inmensidad de luces resplandecientes. Esto no se ha hecho para que la gente se deprima y esté melancólica, sino para ayudarla y animarla. Aquí quizá se objete que la decoración de calles y tiendas es para estimular a la gente a comprar. Pues bien, hoy no tenemos otro camino que el principio de los negocios, y cuando los hombres han adquirido la tendencia de dar regalos, es magnífico que haya otras fuerzas que han recibido la tarea de presentar los regalos, de modo que se pueda tener la posibilidad de verlos y hacer las compras. Pero, quizá también se diga que dar regalos es una tradición, y cuando uno recibe regalos, tiene a su vez que dar regalos, uno no puede atreverse a hacer otra cosa. Imagínense lo maravilloso que sería si todo el tiempo uno no se pudiera atrever hacer otra cosa que ser bueno y amoroso con su prójimo. ¡Sería algo magnífico!

Quizá haya quien afirme que el relato sobre el nacimiento de Cristo sólo es una leyenda, que seguramente no es cierta, y Cristo quizá nunca nació. En realidad, esto carece de importancia, porque es un hecho que hoy esta energía de amor existe. Si sólo fuera una narración ficticia, entonces es fabuloso que una historia así pueda dar lugar a una tradición y a fenómenos tales que durante casi 2000 años han regresado cada año. ¿Se ha visto que otros escritores hayan podido formular una ficción así y crear una tradición tal, que generación tras generación y millones y millones de hombres hayan podido encontrar alegría y experimentar este ambiente de Navidad? No, no lo hemos visto. Los otros fundadores de religiones tienen, ciertamente, muchos seguidores, pero también forman parte de las excepciones. Ahora ha llegado el momento en el que los hombres no sólo comprenderán que el acontecimiento de Cristo no es ninguna leyenda, comprenderán que el evangelio de Navidad es mucho más que el pequeño fragmento que han recibido a través de la Biblia.

El evangelio de Navidad con el nacimiento del niño en Belén sólo es un desencadenamiento de un principio gigantesco que existe como un hecho real. Si este principio no existiera, iríamos por ahí como animales en la selva y jamás nos habríamos convertido en hombres. En virtud de este principio divino, que el acontecimiento de Belén representa, nos hemos elevado por encima de los animales. Nuestra conciencia ha sido ampliada, esta ampliación crece y está a punto de vencer sobre la conciencia animal. A esta ampliación de la conciencia podemos llamarla niño cristo, y, por consiguiente, todos llevamos en nuestro interior un niño cristo. El acontecimiento histórico con el nacimiento en el establo simboliza que en un momento determinado, cuando éramos animales, nació en nosotros una chispa, nació algo particular. El incipiente hombre había nacido en el animal, y comenzó una transformación de los polos. El animal está simbolizado por el establo con su suciedad y su atmósfera inmunda. Este principio nuevo, depositado en el animal, se deja sentir hoy como lo humano en el hombre en forma de que éste quiere dar regalos y alegría a otros. Es lo mismo que amor. Todos los hombres tienen algo de él, indiferentemente de que sean delincuentes o personas con una condena, todos tienen este pequeño estado de conciencia en su propio interior. Muchos hombres no pueden hacer nada ante el hecho de que lo que domina en ellos sea el establo; a nadie se le puede reprochar esto, cada cual se encuentra en su estadio evolutivo especial. Lo que no se ha experimentado, lo que sólo se experimentará mañana o más tarde, no se puede representar hoy. Los hombres que representan el niño cristo y, simultáneamente, son su establo, hoy sólo pueden representar el estadio hasta el que el niño cristo ha crecido en ellos. Este principio es un hecho para aquellos que quieren investigarlo y tienen la facultad de poderlo observar y estudiar.

Este formidable nacimiento del principio divino comenzó hace unos 90.000 años, cuando la humanidad fue fecundada por unos seres extraordinarios que se encarnaron en la Tierra. Así mismo, depositaron en las pirámides de Egipto los principios básicos de toda la ciencia material. No voy a entrar en detalles, pero fue un nacimiento en el que nacieron los primeros estados humanos. Entonces los hombres eran una especie de hombres animales, pero algunos tenían sin embargo la madurez necesaria para que se pudiera comenzar a ejercer una influencia sobre ellos, de modo que pudiera crecer el humanitarismo. Este humanitarismo sigue creciendo, pero quizá haya quien objete que lo que crece es el principio de la guerra. Pero esto no es cierto, porque no hay nadie que, en un sentido absoluto, quiera la guerra, todos quieren la paz, pero simplemente no saben cómo van a lograrla. Creen que tienen que luchar por la paz y tener una fuerza de defensa inmensa y una superioridad colosal sobre otros seres para lograr la paz. Pero nunca se puede tener paz usando la fuerza, la paz sólo se puede lograr siendo uno mismo la paz.

¿Qué quiere decir ser uno mismo la paz? Quiere decir que uno no se ofende jamás ni responde a la brutalidad y la violencia. Se nos da tanto conocimiento como entendimiento sobre el niño Cristo de Belén, cuando lo acompañamos hasta su edad adulta. Cristo venció todo lo animal y fue tan perfecto que en la cruz del Gólgota, en el sufrimiento más duro que se le puede causar a un cuerpo animal, pudo amar a sus enemigos y bendecir a quienes lo maldecían. Pudo exclamar: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».

El niño Cristo creció convirtiéndose en el modelo de toda la humanidad, y este principio crece ahora en el hombre. Naturalmente, no hay que olvidar el acontecimiento de Belén y a Cristo en la cruz, pero lo más importante es pensar que no hay que crucificar al pequeño niño cristo que llevamos en nuestro propio interior. Los hombres se crucifican a sí mismos, cuando dan lugar a causas que regresan y destrozan sus vidas, por ejemplo con estimulantes desafortunados y actitudes del pensamiento equivocadas o descarriadas.

Está muy bien y es divino que se pueda recibir orientación de otras personas y estudiar en centros docentes, etc., pero cuando se trata de alcanzar la forma de vida moral, en este caso, se les ha dado a los hombres una inmensa oportunidad que, frecuentemente, no conocen. Tienen incorporada dentro de ellos la oración que es un misterio para ellos y, mientras lo sea, no pueden usarla correctamente. La oración tiene una magia inmensa que puede ser usada, cuando uno comienza a querer vivir del modo verdadero y crear un modo de ser que en su totalidad sea humanamente digno. Se puede obtener mucha ayuda por medio de la oración, hay mundos enteros de seres invisibles cuya única tarea es ayudar a los hombres, pero sólo se puede entrar en contacto con ellos poniéndose a su misma onda.

La injusticia no puede tener lugar, pero los hombres creen que puede tener lugar, porque hay mucho que parece que sea injusticia, pero hay que dejarlo a un lado. Todo lo que se experimenta, tanto de destino luminoso como de estados desagradables y oscuros, es algo que uno mismo ha sembrado. La energía surge de quien la manda y regresa, de nuevo, a quien la ha mandado, no puede moverse de ninguna otra manera. En este viaje por el espacio, la energía es impulsada por otros seres que se encuentran a su misma longitud de onda, y es por ello que recibimos nuestro destino de regreso a través de otros seres. Si se trata de algo alegre, luminoso y agradable, viene a través de personas que pueden recibir estas longitudes de onda, y lo recibimos como regalos, amabilidad, etc. Si lo que tenemos que experimentar son estados mentales oscuros y cosas brutales, esto viene a través de personas que se encuentran en un estadio que se pueden poner a la longitud de onda de este tipo de energía.

Cuando se aprende a distinguir entre lo que es animal y lo que es humano, y cuando se trabaja siempre para vivir con pensamientos, modo de ver las cosas, puntos de vista y modo de ser humanos, se tiene siempre la certeza de estar a la misma longitud de onda que la Providencia. Esto es ser uno con el Padre y es, verdaderamente, un estado que se puede alcanzar, y es un estado en el que yo vivo y, por consiguiente, puedo hablar acerca de él. Todos aquellos que han guiado a la humanidad y recibido información cósmica se han encontrado en un estado en el que podían ponerse a esta longitud de onda. A veces sucede que hay personas que tienen un destallo cósmico, y no lo reciben en un ataque de ira, sino que lo experimentan cuando se encuentran en una forma humana de pensar, en un estado de felicidad, en un despliegue de amor hacia otros seres. En un destello cósmico uno se pone a la longitud de onda de fuerzas eléctricas. También sucede que las personas discuten o se pelean en relación con cortocircuitos. Lo normal es que las cosas estén en armonía, que nada se dañe y todo conserve su perfección, pero con la brutalidad, la violencia y el asesinato lo que tiene lugar son cortocircuitos. Del trato con la electricidad sabemos que hay chisporroteos y silbidos cuando tiene lugar un cortocircuito y se apaga la luz, y exactamente lo mismo es lo que sucede cuando dos personas discuten y se hacen daño. ¿Dónde está, entonces, la simpatía del amor?

Hay mucho que aprender estudiando el principio de Cristo y el evangelio de Navidad, y es divino que este principio haya avanzado tanto que domine a los hombres una corta época del año. De hecho, los hombres no saben porqué, pero todos están contentos, se decora y adorna y se invita y juntos se pasa agradablemente, y se dan regalos y se opina que es un tiempo feliz. Ha sido una tradición durante casi 2000 años, y la mayor parte de adultos tienen recuerdos alegres y hermosos de la Navidad de su infancia que influyen sobre ellos toda la vida.

No podemos prescindir de esta radiante y hermosa esfera mental que ilumina en el oscuro clima físico. Imagínense lo difícil que sería atravesar los días oscuros, sobre todo en las zonas hacia el norte, sin el tiempo y el ambiente de Navidad. Este tiempo de Navidad comenzará ahora a crecer, la intención no es que siga limitándose a un determinado tiempo del año. Hay hombres que viven el principio de la Navidad todo el año, pero la gran mayoría, que de alguna manera es sugestionada, sólo lo experimenta en el tiempo de Navidad. Muchos hombres tienen, sin embargo, dentro de sí la Navidad, tienen este principio del don, esta dulzura y deseo de hacer el bien. El mayor regalo que un ser puede recibir es este principio humano que la Providencia puso en el animal. Todos los hombres llevan dentro de sí este regalo divino que los transformará y los conducirá fuera de los sufrimientos preocupaciones y dificultades que hoy tienen.

El principio de la Navidad no se puede mantener dominado. Aunque se trabaje contra él, crecerá, porque cuando se actúa equivocadamente vienen sufrimientos, dificultades y estados desdichados que, precisamente, estimulan el humanitarismo y alimentan lo humano en el hombre. El animal siente el sufrimiento en sí mismo y tiene que combatirlo, pero el hombre, en virtud de este principio divino, crecerá no solo hasta el punto de poder sentir el sufrimiento en sí mismo, sino también de poder sentirlo en otros, ya se trate de animales u hombres. Los sufrimientos padecidos vuelven al hombre amoroso, y la facultad de sentir el sufrimiento de otros seres es lo que impulsa la evolución. Por consiguiente, no hay que apenarse de que haya períodos en que uno se encuentra en estados y sufrimientos difíciles, porque esto da experiencias que dejan tras sí la facultad divina del humanitarismo.

Se nos ha dado libertad para hacer lo que queramos, podemos fomentar lo animal o lo humano. Fue esto lo que Dios le dijo a Caín: «Si obras bien podrás alzar la cabeza; pero si mal, el pecado estará siempre a tu puerta». Hacer bien es, precisamente, dar regalos y ser amoroso, y no es necesario que los regalos sean materiales. Dar su amor, mandar pensamientos buenos y estimular a otros hombres para que estén alegres y tengan ganas de vivir son también regalos enormes. Si se hace esto, se es amado y apreciado por los semejantes. Si se hace lo contrario, es decir, si se hace daño, entonces el pecado está a la puerta, entonces viene la enfermedad, la pobreza, la indigencia y la miseria.

Es evidente que el acontecimiento de Cristo en Belén no es nada inventado, cuando ha podido crear unos efectos tan grandes. Esto se debe a que expresa la propia vida, es una revelación completa del principio de la propia vida que uno mismo puede investigar por todos lados.

¿Qué significa que uno se vuelva bueno y amoroso? De hecho, significa que uno se deshace del mundo físico oscuro y sus tradiciones y experimenta la sabiduría universal. Ya en estado físico puede ponerse a la misma onda que la sabiduría y experimentar un estado realmente transfigurado en el que, por ejemplo, se puede experimentar como un hecho la inmortalidad, la existencia eterna y la sabiduría divina, que gobierna y conduce todo el universo. El ser se siente uno con esta inmensa fuerza y este ser inmenso, adquiere una inmensa confianza en sí mismo, y el temor desaparece. La muerte ya no existe.

Los hombres ya alcanzarán aquí, en el mundo físico, el estado perfecto, y los primeros grandes efectos son este ambiente de Navidad que se hace sentir en la humanidad en los días navideños. El ambiente de Navidad, que es la alegría sobre el amor y amabilidad hacia uno movilizados por otras personas, hace que uno mismo quiera de buena gana dar regalos, y esto es lo que se necesita. Si todos prefirieran dar que tomar, los hombres ya habrían llegado a la perfección. No han llegado, pero han avanzado tanto que pueden comenzar a comprender el plan divino, cuando se les presenta en forma de análisis cósmicos que muestran la lógica y el amor tan colosal que hay tras todo.